Los «horóscopos» mexicas

Las culturas mesoamericanas son conocidas por la precisión con la que midieron el tiempo —los mayas tienen uno de los calendarios más exactos—, y esto lo lograron a través de una minuciosa observación de los astros y su relación con los ciclos agrarios.
Toda la información recolectada se vertió en las distintas formas de concebir el mundo, sus cosmovisiones, y, más específicamente, en sus religiones —como es el caso de la identificación de Quetzalcóatl con Venus.
A finales del posclásico, encontramos a los nahuas de los valles centrales, los mexicas —la civilización de la que tenemos más información por dos razones: los escritos precolombinos y los estudios de las órdenes mendicantes—, en un estado teocrático militar. Ellos tenían una idea del mundo en que se mezclaba el continuo movimiento de la vida y del universo con el contrato de los hombres y los dioses para mantener dicha dinámica.
Los mexicas tenían dos calendarios, el xiuhpohualli, un calendario astronómico de 365 días, y el tonalpohualli, un calendario religioso de 260 días; la conjunción de los dos ciclos se daba cada 52 años en el xiuhmopilli, ‘atadura de años’.
La vida de los mexicas estaba determinada por tres sustancias; la teoyolía, el ihíyotl y el tonalli, ‘alma del ser’. Este último era dotado por los dioses en el vientre materno a través de la mollera y determinaba la relación del hombre con el universo. El destino estaba influenciado por el día en el que se nacía, según la cuenta del tonalpohualli, aunque las otras dos entidades «espirituales» podían transformarlo —también se sabe que se podía cambiar el día de nacimiento si se nacía en uno de los días vacíos o no aciagos.
Si quieres saber más sobre los «horóscopos» nahuas no te pierdas Algarabía Extra 06: los enigmas de la astrología.