Horacio Quiroga ha dejado para la posteridad algunas de las piezas más brillantes y trascendentales de la literatura hispanoamericana del siglo XX.
Cuentista, dramaturgo y poeta, a Quiroga se le llegó a comparar con Edgar Allan Poe, por la naturaleza de sus relatos, que, generalmente, tienen rasgos de horror.
Su nombre completo es Horacio Silvestre Quiroga Forteza. Nació en Salto, Uruguay, el 31 de diciembre de 1878. Fue el segundo hijo de Prudencio Quiroga y Pastora Forteza. Cuando tenía 2 años, su padre se disparó accidentalmente con un rifle de caza y perdió la vida.
Unos años después, en 1891, Ascenso Bargo, el hombre con el que su madre había contraído segundas nupcias, se quitó la vida usando una escopeta, lo que convertiría a la muerte y al suicidio en una constante en la vida del escritor.
Interés y tragedia
Desde temprana edad, demostró interés en la literatura, e igualmente le interesaban la química, la fotografía, el ciclismo y la vida de campo. Mientras estudiaba, también colaboró en algunas publicaciones uruguayas, apadrinado por el poeta argentino Leopoldo Lugones.
En 1899, fundó la Revista de Salto en su natal Uruguay. Después viajó a Europa y escribió sus experiencias en Diario de Viaje a París, para luego fundar, junto con otros jóvenes escritores uruguayos, el Consistorio del Gay Saber —una especie de laboratorio literario experimental—. En 1902, la tragedia volvió a su vida cuando murieron sus dos hermanos, Prudencio y Pastora, víctimas de fiebre tifoidea. Más tarde, el mismo año, mató accidentalmente a su mejor amigo, Federico Ferrando, al darle un tiro mientras revisaba una pistola con la que éste se disputaría un duelo.
La culpa
Culpándose por la muerte de su amigo, disolvió el Consistorio del Gay Saber y se mudó a Buenos Aires, donde, además de dedicarse a la docencia, realizó la mayor parte de su obra y cobró fama como cuentista. En 1903, viajó a Misiones, Argentina, para trabajar con Lugones como fotógrafo. El lugar lo deslumbró y decidió quedarse ahí, donde encontraría la inspiración para los lugares y personajes de sus obras más destacadas.
En 1906, inspirado por la vida de campo, publicó Los Perseguidos, antecedente de la literatura psicológica. Para 1909, Horacio Quiroga se casó con Ana María Cirés —quien era su alumna—, con quien procreó dos hijos. En 1915, Ana María se suicidó envenenándose, y él decidió volver a Buenos Aires.
Para 1918, publicó Cuentos de la Selva —considerado todo un clásico de la literatura para niños en América Latina—, a la vez que trabajaba como funcionario público. En 1927, se casó por segunda vez con María Bravo —una amiga de su hija— y se convirtió en padre por tercera vez. En 1932, regresó a Misiones, y su mujer y su hija lo abandonaron unos años después.
A Quiroga le atraía escribir sobre los aspectos más extraños de la naturaleza, a menudo teñidos de horror, enfermedad y sufrimiento para los seres humanos.
Finalmente, volvió a Buenos Aires y murió el 19 de febrero de 1937, a los 58 años, al envenenarse con cianuro en un hospital, tras enterarse de que sufría cáncer gástrico.
Pero la tragedia no terminaría con su suicidio: en 1939, su hija Eglé decidió quitarse la vida, y su hijo Darío hizo lo mismo en 1940.
Sus obras más destacadas son:
- El crimen de otro (1904)
- Historia de amor turbio (1908)
- Cuentos de amor, de locura y de muerte (1917)
- Cuentos de la selva (1918)
- El salvaje (1920)
- Las sacrificadas (1929)
- Anaconda (1921)
- El desierto (1924)
- Los desterrados (1926)
- Pasado amor (1929)
- Más allá (1935)