Juntos se atrevieron a agitar el Universo, alterándolo para siempre. Iluminando el siglo xx con su genio, Charles y Ray Eames diseñaron y realizaron una producción de lo más asombrosa y variada. A través del prisma de su estudio proyectaron su visión de cómo funciona el mundo y cómo el diseño puede mejorar la vida de las personas.1 Texto extraído y adaptado de Charles & Ray Eames (1907-1978, 1912-1988). Pioneros de la modernidad a mediados del siglo xx, Alemania: Taschen, 2005; pp. 7-17.
Los Eames fracturaron y refractaron todo aquello que cautivó su interés, adquiriendo nuevos conocimientos al tiempo que seguían el camino del objeto en estudio hasta su conclusión lógica. Ésta era una metodología que aplicaban a cuanto abordaban. La principal estrategia del estudio Eames, en palabras de Charles, era «llevar la mayor cantidad de lo mejor al mayor número de personas por el menor precio». Y eso fue lo que hicieron.
El espíritu libre de Charles Eames
Charles Eames nació en St. Louis, Missouri, ee. uu., el 17 de junio de 1907. Desde pequeño trabajó para ayudar a mantener su casa. Uno de sus primeros empleos fue en la planta siderúrgica Laclede, donde aprendió algo de dibujo, ingeniería y arquitectura y concibió la idea de convertirse en arquitecto. Acudió a la Washington University de St. Louis, gracias a una beca de arquitectura.
Charles se casó con Catherine Dewey Woerman en 1929 y viajó con ella a Europa. A su regreso, se encontraron en medio de la Gran Depresión, por lo que Eames abrió su propio estudio de arquitectura, asociado primero con Charles Gray y, más adelante, con Walter Pauley. La firma aceptó todo tipo de encargos: diseños de casas, residencias, restauraciones, etcétera.
Tras una crisis, en 1933, Eames viajó a México, donde aprendió «lo poco que se necesita para sobrevivir». Tiempo después volvió a St. Louis y abrió con su amigo Robert Walsh una nueva firma de arquitectos: Eames & Walsh. Más tarde el arquitecto finlandés Eliel Saarinen quedó impresionado con su trabajo y le ofreció una beca de investigación en la Cranbrook Academy of Art de Michigan.
La ingeniosa Ray
Bernice Alexandra Kaiser, «Ray», nació el 15 de diciembre de 1912 en Sacramento, California. Comenzó a dibujar a los tres años. Estudió en la May Friend Bennet School de Millbrook, Nueva York. En 1936, Ray se convirtió en uno de los miembros fundadores de un grupo radical llamado American Abstract Artists —aaa—, lo que la llevó a dedicar gran parte de su tiempo a encuentros que promovían el derecho de los modernistas abstractos a mostrar su obra no figurativa en los museos y galerías de las ciudad. Las pinturas de Ray fueron exhibidas en la primera muestra de aaa en las Galerías de Arte Municipal de Manhattan.
«Eventualmente todo se conecta —gente, ideas, objetos—. La calidad de dichas conexiones es la clave de la calidad per se.» Charles Eames
Una nueva etapa para el diseño
Charles Eames y Ray Kaiser coincidieron en Cranbrook, donde él había sido nombrado director del Departamento de Diseño Industrial y ella era una estudiante. Tras una relación clandestina y después de divorciarse Eames, en junio de 1941, Charles y Ray se casaron y partieron a California. Una vez ahí, Charles consiguió empleo en los estudios de la mgm, donde se incorporó al Departamento de Arte. Sus habilidades como dibujante lo llevaron a diseñar decorados para directores como Vicente Minnelli y George Davis. Por su parte, Ray empezó a diseñar portadas para Arts & Architecture y, al igual que Charles, colaboraba además con sus artículos en la revista. En sus ratos libres la pareja trabajaba en la creación de muebles de contrachapado moldeado, sometiéndolos a rigurosas pruebas en un aparato que él había inventado y que llamaron «la máquina Kazam!».
Durante 1942, en plena ii Guerra Mundial, Charles empezó a trabajar en tablillas de madera contrachapada para la Marina de los ee. uu. Las tablillas, usadas para inmovilizar miembros fracturados, obtuvieron el reconocimiento oficial por su eficacia en la acción militar, asegurando posteriores contratos militares para la creación de una camilla y de otras aplicaciones en madera. Además de los beneficios económicos por sus contratos gubernamentales, Charles y Ray tuvieron acceso a los últimos avances tecnológicos en materiales y maquinaria que se produjeron durante estos años.
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