Cada vez que alguno de nosotros, seres humanos del siglo XXI, oímos una canción de amor o tarareamos una melodía; cada vez que le gritamos a nuestro ídolo en un concierto o vemos una telenovela; cada vez que hacemos algo por cuidar el ambiente o nos vamos en un ecoviaje; cada vez que un adolescente lee un capítulo de Twilight 1 La saga de bestsellers de Stephenie Meyer, Crepúsculo. o se estremece al ver una película de terror; cada vez que cantamos un himno a la Patria o enarbolamos su bandera.
Cada vez que un niño lee un cuento de hadas o juega con castillos y caballeros; que hablamos de libertad o de derechos humanos o nos solazamos en el yo y en el alma—ya sea en la yoga o en misa—;o que contemplamos un amanecer o el mar… Cada una de esas veces, estamos, sin quererlo y sin saberlo, rindiendo un homenaje a los románticos. Pero lo romántico, en origen, nada tiene que ver con lo almibarado y cursi —la fiesta de XV años con todo y chambelanes— ni con los globos y los chocolates del Día de san Valentín. Lo romántico era una postura existencial frente a la vida.
Los orígenes
Los teóricos dicen que todo comenzó en Alemania. Pero, como sabemos, las ideas no surgen de manera aislada ni están solas, sino que son memes 2 Se refiere a un término acuñado por el científico británico Richard Dawkins para referirse a las ideas, conceptos e imágenes mentales inmateriales que se replican «de cerebro en cerebro», y tienen procesos evolutivos y de selección similares a los de los seres vivientes. v. Algarabía 89, febrero 2012, ideas: «¿Qué demonios es un meme?»; pp. 64-69. que parecieran flotar en el aire. A finales del siglo XVIII, en el mundo occidental se percibía un descontento general contra los poderes absolutistas, las monarquías y el orden imperante; una reacción en contra de la razón, de la esquematización y del modo ilustrado que todo lo había querido meter en un cartabón. Inglaterra, las colonias americanas, Francia, Italia y muchos otros países, vivían al unísono diferentes tipos de batallas y de cambios de conciencia.
Pero en Alemania, Hamann, Herder y su discípulo Goethe, emprendieron un movimiento contra la excesiva tradición literaria racionalista, al cual llamaron Sturm und Drang —la tormenta y la pasión—; su argumento central era «el sentimiento, y no la razón, es lo que da impulso al arte», y tomaron como modelos a William Shakespeare y Jean-Jacques Rousseau.
Shakespeare
I have good reason to be content, for thank God I can read and perhaps understand Shakespeare to his depths. 3 «Tengo una buena razón para estar contento, gracias a Dios puedo leer a Shakespeare, y quizá comprenderlo a profundidad». [Todas las citas son de John Keats. Trad. Francisco Masse.]
John Keats
Shakespeare es el modelo del artista sin método, que se forja solo, que prefiere los temas nacionales y que rompe las reglas del teatro clásico. El Sturm und Drang le otorgó otro estatus porque, hasta entonces, se le consideraba como un dramaturgo popular que escribía teatro comercial en Londres, no del todo «respetable».
Los académicos lo despreciaban, ya que una buena obra no debía mezclar la comedia con la tragedia, ni propagar tramas y subtramas, ni divagar por una gran variedad de escenarios o alargar la historia durante meses o años. Lo criticaban por el hecho de no poner atención a las reglas griegas y latinas de la arquitectura dramática. Y si los románticos ingleses exaltaron las obras de Shakespeare, el efecto de éstas en los alemanes fue explosivo: escritores como Schiller y Goethe crearon sus propios dramas inspirados en los de Shakespeare; por ejemplo, el Fausto de Goethe contiene muchas alusiones a él, y algunos opinan que lo imita.
Rousseau
Whatever the imagination seizes as Beauty must be truth —whether it existed before or not. 4 «Todo lo que la imaginación toma como belleza debe de ser verdad, ya sea que haya existido o no.»
Por su parte, Rousseau argumentaba que el ser humano nace libre pero pasa su vida en una prisión, atado a las rejas de la razón, y que sólo a través de la emoción puede alcanzar la libertad. Decía también que la ciencia es maligna porque engaña al hombre; la civilización, hostil. Para él, el cuerpo era una extensión del alma y no un ancla de la misma; lo artificial es cuanto nos aprisiona, también lo racional. En cambio, lo puro, lo natural, la melodía, la expresión sincera de los sentimientos y el conocimiento, son las claves de la liberación.
Estas ideas serían la base de la Revolución Francesa —que políticamente subyace en ellas— y serían retomadas por los románticos. La imagen del poeta- creador, del genio original, sería desarrollada por Herder sobre el modelo educativo expuesto por Rousseau en Emilio, o De la educación, en la que habla de educar sin normas y fomentar las capacidades creativas; el genio poético —concepto acuñado por Herder en Diario de mi viaje en el año 1769— se destaca por «extraer de su sustancia una creación dramática tan natural, grande y original como los griegos hicieron con la suya».
Para el Strum und Drang, el lenguaje es una forma de pensamiento; no es divino, pero proviene de la naturaleza espiritual, y no corporal o animal, del ser humano. No es el envoltorio del pensamiento, sino el instrumento del pensar mismo. La lengua, en general, refleja al hombre, y cada lengua refleja a un pueblo, una personalidad colectiva o carácter nacional que la habla a lo largo de la historia. Las grandes figuras de este movimiento fueron Goethe —quien escribió Las cuitas del joven Werther, en la que el protagonista se suicida por amor—, y Schiller, cuyas obras de teatro —entre ellas Los bandidos— fueron la base para los futuros románticos.
La idea romántica
My imagination is a monastery, and I am its monk. 1 «Mi imaginación es un monasterio, y yo soy su monje.»
Así surge la idea romántica, en principio filosófica y luego artística, que tuvo profundas repercusiones sociales —no sólo en la Revolución Francesa, sino también en la independencia de las colonias británicas de América, y luego en las colonias españolas— y que transformaría la poesía, la narrativa, el teatro, la pintura, la escultura y la música —incluyendo la ópera y el ballet.
Se considera a Schelling como el filósofo iniciador del Romanticismo; para él, el mundo era un poema creado por un principio denominado absoluto y el artista era el único capaz de revelarlo. Según su filosofía, cuando se pasa de la razón finita a la infinita, se afirma el valor de lo subjetivo en función de la fe, la moral, el sentimiento, la pasión, la imaginación y la libertad individuales.
El arte se entiende como creación y originalidad absolutas, en contraste con la imitación o recreación de la realidad natural, lo racional, lo objetivo y lo utilitario de la estética clásica y neoclásica.