Diosa griega del amor, la belleza, el sexo y la sensualidad, es el arquetipo de la belleza y ha sido un tema recurrente a lo largo de la historia del arte occidental. Hay dos versiones de su origen: una dice que nació del semen que cayó a la espuma del mar, cuando Cronos —dios del tiempo y padre de Zeus —emasculó a su padre Urano. Otra, que es hija de Dione y el propio Zeus.
En el caso de la primera teoría, una vez que Afrodita nació fue llevada por los vientos Céfiros a Citera y después a Chipre, donde las Horas la vistieron y resguardaron en la morada de los inmortales.
Entre los romanos, se identifica a Afrodita con Venus, la diosa del amor sensual. De ahí que las enfermedades de transmisión sexual se conozcan también como enfermedades venéreas.
En Atenas y Corinto se celebraban festivales en su honor, conocidos como Afrodisias. En el templo dedicado a ella, ubicado en la cima del Acrocorinto, era común que los hombres tuvieran relaciones sexuales con las sacerdotisas como forma de veneración a la diosa.
Existen muchas narraciones relacionadas con Afrodita. Ella estaba casada con Hefesto, dios del fuego, pero le era infiel con Ares, dios de la guerra, de quien estaba enamorada. Se dice que Hefesto se enteró de la infidelidad por Helios, dios del sol, y les tendió una trampa a los amantes, atrapándolos con una red especial y exponiéndolos a las burlas del resto de los dioses.
Esta diosa también era conocida por su ira y por castigar a quien caía de su gracia. Por ejemplo, cuando Aurora cedió a la seducción de Ares la maldijo con un amor irrefrenable por Orión. En Lemnos castigó a todas las mujeres que no la honraban, impregnándolas de un desagradable olor para que sus esposos las rechazaran.
Su necedad por ser considerada la diosa más bella fue un elemento clave para que se desatara la famosa Guerra de Troya. Cuenta la leyenda que la Discordia arrojó una manzana a la divinidad más hermosa e hizo que compitieran por ganarla Afrodita, Palas Atenea y Hera. Zeus ordenó que Paris de Troya fuera quien decidiera quién merecía el mencionado título de la más hermosa.
Cada una de las diosas le ofreció un regalo para ser la elegida. Afrodita le ofreció la mano de Helena, la mujer más bella del mundo. Paris eligió a Afrodita y obtuvo el amor de Helena, a raíz de lo cual se desató la famosa guerra.
Muchos artistas la han utilizado como inspiración para crear grandes obras, sobre todo pinturas. Una de las más famosas es «El nacimiento de Venus», de Sandro Botticelli.