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El lenguaje del amor

El amor. Nunca una sola definición alcanzaría para explicarlo. Nunca una sola palabra podría encapsular lo que a cuentagotas expresa.

Son dos las veces que nos engañamos acerca de la persona a la que amamos: primero por lo bueno y luego por lo malo. Albert Camus
El amor. Nunca una sola definición alcanzaría para explicarlo. Nunca una sola palabra podría encapsular lo que a cuentagotas expresa. El amor se construye también en el lenguaje, porque nada existe hasta que se nombra. El amor, universal como es, desde el principio de los tiempos ha sido motivo de arte y de batallas.
Y esos momentos clave en que se percibe, son descritos por términos precisos que, aunque extraídos de lenguas distintas, nos ayudan a crear una imagen —acaso más precisa— de aquellas sensaciones que su existencia nos provoca. ¿Alguna de ellas le suena familiar?

Primera etapa: Lo bueno

Limerence. En inglés, este término describe «un estado mental involuntario que resulta de una atracción romántica hacia otra persona, combinada con una obsesiva necesidad de ser correspondido». En dicho estado, anterior al amor —y peor que el enamoramiento—, nos domina frenéticamente con una motivación pasional-carnal-sexual.
Mamihlapinatapai. En yagan —lengua indígena de Tierra del Fuego, Argentina—, es la mirada que comparten dos personas que desean iniciar algo, pero que están reacias a dar el primer paso para comenzar.
Koi No Yokan. En japonés, es esa sensación que se tiene cuando, tras conocer una persona, los dos saben que van a enamorarse irremediablemente. A diferencia del «amor a primera vista», este término implica una conexión profunda, previsible y real, en el futuro. Shalalalala…
Forelsket. En noruego, se refiere a ese sentimiento de euforia que experimentas al darte cuenta que te estás enamorando. En inglés se define como «New Relationship Energy» —un tanto cursi—, «la energía de una nueva relación».
Por último este maravilloso término, que viene del chino. Una idea, por demás reveladora, sobre su particular concepto del futuro, del destino y del amor. ¿Será cierto, como decía Cortázar, que los designios de la naturaleza son inescrutables?
Yuanfen. Una relación que está predestinada. Una fuerza que vincula a dos personas en cualquier tipo de relación. O como por aquí decimos: «Si no es para ti, aunque te pongas. Si es para ti, aunque te quites.»
Espera la segunda parte de este artículo la próxima semana en nuestra web.
Para ponerse en contacto con Karla, síganla en Twitter como @karla_kobach.


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