Habían sido declarados culpables por los crímenes políticos de espionaje y traición al gobierno de los EE.UU.; el 5 de abril de 1951 fueron condenados a muerte, y en 1953, cumplieron su sentencia en la silla eléctrica… Aquél fue su último beso.
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Según las acusaciones, Ethel Greenglass (1913-1953) y Julius Rosenberg (1918-1953) habían enviado información sobre el Proyecto Manhattan a la agencia de inteligencia de la Unión Soviética, la kgb. Klaus Fuchs fue uno de los espías que confesó haber otorgado a la urss la información sobre los proyectos de armamento nuclear de los ee.uu., y señaló como cómplice suyo a David Greenglass quien ⎯para librarse de culpa, dicen unos, presionado por el fbi, otros más⎯ inculpó a su cuñado y a su propia hermana como eje central del plan de espionaje.
A David, como a otros involucrados, se le condenó a 15 años de prisión; a Julius y Ethel, por sus antecedentes como activistas comunistas, se les detuvo ⎯en julio y agosto de 1950, respectivamente⎯ para procesarlos y reiterar públicamente la postura enérgica y determinada del gobierno ante todo traidor de la nación.
Fotografías tomadas para las fichas policiales de los condenados
La ejecución fue programada para el 19 de julio de 1953; una noche antes, cerca de 7 mil personas partieron hacia Washington para protestar en contra de la condena; figuras públicas de todo el mundo se manifestaron en contra de la decisión de los tribunales norteamericanos ⎯incluso el Papa Pío XII lo hizo⎯. Sin embargo, el veredicto era inapelable y, tal como había sido dispuesto, los Rosenberg fueron ejecutados.
Un año después de la ejecución, el Congreso estadounidense tipificó como crimen capital al espionaje: a esta nueva legislación se le conoció como «Ley Rosenberg».
La fotografía en la que Ethel y Julius se besaron por última vez fue tomada en Nueva York, en el tren que los llevaba a la prisión luego de su comparecencia ante el tribunal que los condenó; ambos, ciudadanos judíos, padres de familia y activistas de inspiración comunista, fueron protagonistas de uno de los procesos políticos más controvertidos en la historia de su país: por un lado, el único caso de pena de muerte civil durante la Guerra Fría; por el otro, la historia del entrañable «adiós» entre una pareja que quedaría para siempre grabada en la memoria.
«Muero con honor y dignidad, sabiendo que mi esposo y yo seremos reivindicados por la historia.»
⎯Ethel Rosenberg
Referencias:
⎯Imágenes e información de la obra completa de James Lescott, volumen especial: «Los 50 en fotografías»
⎯Registros en www.bbc.uk
⎯National Channel: Documanía, «Proyecto venona. El caso de Ethel y Julius Rusenberg»