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Ubang

Las nenas con las nenas, los nenes con los nenes.

El ubang es una lengua única en su tipo, no sólo porque sea parte de la rama bendi de la familia de lenguas Atlántico-Congo, o porque se hable en el área del gobierno local de Obudu, estado de Cross River al sur de Nigeria, un lugar entre dos montañas, verde, verde, «que te quiero verde» —a la manera de García Lorca—, lleno de cascadas, árboles, valles, ríos y lagos, o porque la comunidad que la hable sea tan pobre que sólo sobreviva a base de ñames y alguna que otra planta, o porque sea una lengua en peligro de extinción, sino porque tiene una particularidad única, que no se ha visto en ningún otro idioma del mundo.
Vestido con un atuendo tradicional de colores brillantes, una gorra roja de jefe y sosteniendo un bastón, el jefe Oliver Ibang —frente a varios investigadores, lingüistas y periodistas— llama a sus dos hijos chicos, levanta un ñame y le pregunta a su hija cómo se llama: es un irui, dice, sin dudar. Sin embargo, en la lengua de los hombres, la palabra para ñame es itong. Así, el gran jefe se sigue con otros objetos y elementos como una pieza de ropa —camisa—, que su hijo llama nki, y su hija, ariga.


Como se ve, las diferencias son totales, no se trata de terminaciones distintas, como en el hebreo, en el que se conjuga de acuerdo con el género del sujeto, o como las diferencias de los dialectos británico y estadounidense del inglés, donde se dice flat y apartment o biscuit y cookie, respectivamente.
No, no es así, los hablantes masculinos y femeninos de Ubang pueden entenderse. No está claro exactamente qué proporción de palabras son diferentes en los dos idiomas y no hay un patrón, pero las palabras que se usan de forma diversa están relacionadas o vinculadas a roles tradicionales para hombres o mujeres. «Es casi como dos vocabularios diferentes —dice el antropólogo Chi Chi Undie, que ha vivido con la comunidad— hay muchas palabras que los hombres y las mujeres comparten en común, luego hay otras que son totalmente diferentes dependiendo de su sexo. No suenan igual, no tienen los mismos fonemas, son palabras completamente distintas. Sin embargo, tanto los hombres como las mujeres pueden comprenderse perfectamente, o tan bien como en cualquier otro lugar del mundo».

Signo de madurez

Los niños hablan la versión femenina del idioma —la que le enseña su madre— y a medida que crecen empiezan a hablar el masculino, es decir, el de su padre. A la edad de 10 años se espera que los niños hablen el idioma masculino, dice, el Jefe Ibang: «Hay una etapa en la que llegará el hombre y descubre que no está usando su lenguaje legítimo. Nadie le dirá que debe cambiar al idioma masculino; pero cuando comienza a hablar el idioma de los hombres, sabes que le está llegando la madurez». Y si un niño no cambia el idioma a cierta edad, se considera anormal, asexual, o se le saca de la comunidad.

Bendición de Dios

Los hablantes, tanto hombres como mujeres están inmensamente orgullosos de su lengua y lo ven como un signo de autenticidad y singularidad; la mayoría de la comunidad da una explicación bíblica, ya que son cristianos: «Dios creó a Adán y Eva y eran miembros de la comunidad de Ubang —dice el Jefe Ibang—. El plan de Dios era dar a cada grupo étnico dos idiomas —uno para hombres y otro para mujeres—, pero después de crear los dos idiomas para nosotros, se dio cuenta de que no le iba a alcanzar para tantos, y entonces se detuvo. Por eso somos los únicos que tenemos el privilegio de tener dos: somos únicos».
Por su parte, los antropólogos lo explican más bien como una cultura de doble sexo: «Los hombres y las mujeres operan en dos esferas casi totalmente distintas. Es como si estuvieran en mundos separados, pero a veces esos mundos se unen y también se ve ese patrón en el idioma»,dice la investigadora Ugwu Ifeanyi Aaron.

En peligro de extinción

Ni el idioma masculino ni el femenino están escritos, por lo que su futuro depende de que la generación más joven los transmita. Pero en estos días, pocos jóvenes hablan con fluidez.
«Lo veo con los jóvenes —dice el maestro de secundaria Steven Ochui— es difícil para cualquier aldeano joven de Ubang hablar los idiomas sin mezclar una palabra en inglés, ya que el idioma nativo se desvanece gradualmente a medida que el inglés se utiliza para fomentar la unidad en la diversidad lingüística de Nigeria». Además, hay que agregarle el típico fenómeno de las lenguas de prestigio y las lenguas demonizadas —tal como pasa en México con las lenguas indígenas—, pasa lo mismo con el ubang, el hablarlo denota marginación y pobreza.
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