Cuando Beethoven tenía 12 años de edad logró viajar a Viena, donde Mozart pudo escucharlo interpretar una melodía. Dieciocho años más tarde, convertido en un hombre robusto y fuerte, sobrio y trabajador, temperamental y enérgico, se presentaba ya como un maestro de la música de cámara, un imbatible improvisador, siempre polémico. Algunos miembros de la nobleza de Viena, más abiertos, lo mimaban y parecían tolerar sus desplantes y desfachatez, dando la razón a su sentencia: «Hay y ha habido mil príncipes, pero sólo un Beethoven».
El violento ir y venir de su suerte, entre enamoramientos y decepciones, hasta lograr
una melancólica resignación, impregna buena parte de su obra. No sólo su vida, su música también nos permite platicarte de Beethoven en este programa de Algarabía Radio, con Victoria García Jolly y Gabriel García Jolly.
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