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Insulina: ¿Qué es y para qué sirve?

¿Por qué los mexicanos somos tan proclives a la diabetes? Conoce las funciones de la insulina
insulina

Cada vez que usted ingiere alimentos, el nivel de glucosa en su sangre aumenta. Por eso, el páncreas segrega una hormona llamada insulina. Ésta ayuda a sacar la glucosa de la sangre y depositarla en las células; de esta forma, el cuerpo usa la insulina como energía, pero si usted se la pasa comiendo a cada ratito —y sobre todo productos altos en carbohidratos como chatarrita, pan dulce, comida rápida y refrescos, incluidos los «sin azúcar»—, su cuerpo producirá insulina repetidas veces, y como la insulina de nuestro organismo es limitada —tenemos una cantidad preestablecida e irremplazable, como los óvulos en las mujeres—, una vez que se termina… ¡pum!, se vuelve diabético.

¿Hay una cura?

En las últimas décadas se ha empezado a estudiar, combatir y tratar el síndrome de resistencia a la insulina —también conocido como síndrome dismetabólico—, en el que algunas células en el cuerpo usan la insulina de manera menoseficaz de lo normal. En consecuencia, el nivel de azúcar en la sangre se eleva, lo que provoca que la insulina aumente y el organismo deje de producirla, es decir el cuerpo no responde a la insulina que produce y el resultado es que la glucosa no puede entrar a las células y se queda en la sangre. Con el tiempo, el nivel de glucosa en la sangre se acumula y resulta en diabetes. Adicionalmente, el páncreas trabaja cada vez más para producir insulina —hiperinsulinemia—. La resistencia a la insulina se asocia con niveles altos de triglicéridos, hipertensión y sobrepeso.

¿Por qué los mexicanos somos tan proclives a la diabetes?

Hay ciertos grupos étnicos —como los africanos, los latinoamericanos, los indígenas tanto norteamericanos como mesoamericanos y los grupos del Pacífico— que tienen un riesgo mayor a ser resistentes a la insulina. Esto se debe a que la migración global en la prehistoria del Homo sapiens ubicó a la gente en nuevos territorios y hábitats, lo que resultó en diferentes climas, distintas dietas, hambrunas y exposición a diferentes patógenos; esto influyó la sensibilidad a la insulina en las diversas poblaciones, las cuales tuvieron cambios genéticos en su estructura y talla corporal y en la forma de metabolizar y almacenar las calorías. Al continuar este proceso por milenios, derivó en diferentes fisiologías para cada grupo étnico.

En el caso de los mexicanos, la dieta ancestral de Mesoamérica, que incluía los alimentos de la milpa —flor de calabaza, calabaza, chile, tomate, maíz, frijol, etcétera— junto con los alimentos traídos por los españoles como el cerdo, la vaca, el trigo y las leguminosas, constituyó una buena manera de conservar nuestra insulina y mantenernos saludables; sin embargo, a partir de mediados del siglo XX, la cocacolonización y la difusión de carbohidratos y calorías baratas, han hecho que los mexicanos tengamos un índice altísimo de diabetes, siendo la primera causa de morbilidad en el país, con 10% de adultos con resistencia a la insulina y 16% de adultos con diabetes —según la OCDE.

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