adplus-dvertising

Contra todo mal, halal

Por Daniela Arias #NoTeVayasAEspantar #HalalPa'Arriba #HalalEncelal

El verdugo camina lentamente. Antes de entrar verifica que el perímetro se encuentre vacío y en orden como lo indican las meticulosas instrucciones de quien le ha pedido ejecutar el trabajo del día.

Al ingresar al recinto, la luz fluorescente tintinea sobre él, respira profundo y echa un vistazo al reloj para comprobar que ha llegado la hora de proceder. Con una reverencia ceremoniosa se dirige al lugar donde el primero de la mañana espera contemplativo.

Coloca la mano sobre la cabeza, verifica la dirección alquibla —denominación genérica de una dirección que, en el contexto religioso, es a la que se orientan los oradores al rezar, así como para otras implicaciones rituales— y decide continuar. El verdugo se dispone a orar y emprende el riguroso ritual, cruza una última mirada con la presencia inquieta y levanta el acero que despide un destello casi enceguecedor cuando el filo encuentra los rayos de luz. Con un movimiento preciso garantiza el corte limpio. Misión cumplida.

Una combinación necesaria

Aunque parece una tétrica escena tomada de un cuento de Edgar Allan Poe, la anterior en realidad es una descripción acelerada y un tanto dramática del sacrificio bovino halal.

Este ritual, además de espeluznante es a la vez respetuoso, humano y obligatorio según el protocolo de consumo halal, del árabe ‘permitido’ o ‘legal’ para certificar el consumo de alimentos en países predominantemente musulmanes.

Actualmente la población musulmana, concentrada en 23 países, representa un mercado potencial de mil 600 millones de personas que importan entre 80 y 90% de su consumo agroalimentario.

Quienes adoptan el islam como estilo de vida, no se atreverían a consumir productos haram, que significa ‘prohibido’ o ‘ilegal’, ya que las mismas escrituras —del Corán— dictan los estrictos estándares y protocolos religiosos que hacen del proceso una experiencia fascinante. Podría decirse que lo halal es el equivalente a lo kosher —‘legítimo’ o ‘genuino’— del mundo hebreo.

Llevar a cabo este ritual es cosa seria, toma años de preparación para quienes deciden seguir este camino y es necesario contar con una certificación oficial que depende del país donde se lleve a cabo. Pero si a ti te saca de onda esta cruda descripción aquí expresada, te recomendamos optar por una ensalada, que para ser halal requiere de sus propios rituales —después te contamos de qué se tratan.

Daniela Arias comía de todo, tenía rituales para todo y halaba para todo hasta que le llegó la intolerancia a la lactosa. La encuentras en redes como @danielaarias1

¿A qué huele Qatar?

Mengambrea —¿qué significa esta palabrota?

Compartir en:

Twitter
Facebook
LinkedIn
Email

Deja tu comentario

Suscríbete al Newsletter de la revista Algarabía para estar al tanto de las noticias y opiniones, además de la radio, TV, el cine y la tienda.

Las más leídas en Algarabía

Scroll to Top