Guiándose por una retorcida «lógica interna» —que sólo unos cuantos «entendidos» pueden comprender—, los «teóricos de la conspiración» «ordenan» el caos cotidiano imponiendo una atribución de responsabilidad. Así, todo suceso, sin importar lo cruel, absurdo e injusto que pueda ser, adquiere coherencia.
Entonces, los teóricos sostienen que las Torres Gemelas se desplomaron porque el gobierno es malvado; el Holocausto no ocurrió; hay una cura para el cáncer —vih, Alzheimer, autismo—, pero las farmacéuticas nos la están ocultando. El mundo es un desastre, pero todo tiene explicación.
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¡Viva el carnaval, fiesta y algarabía!
La idea de que durante la Edad Media todo era solemne gracias al estricto yugo que ejercían sobre el pueblo las instituciones religiosas, es falsa.