Arangel – Algarabía https://algarabia.com Algarabía Tue, 04 Mar 2025 15:10:12 +0000 es hourly 1 https://wordpress.org/?v=6.7.2 https://algarabia.com/wp-content/uploads/2021/06/favicon.png Arangel – Algarabía https://algarabia.com 32 32 De la antigua Grecia al siglo 21: la historia https://algarabia.com/de-la-antigua-grecia-al-siglo-21-la-historia/ Tue, 04 Mar 2025 15:10:10 +0000 https://algarabia.com/?p=91085 De la antigua Grecia al siglo 21: la historia Read More »

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Las apuestas deportivas son uno de los pasatiempos más populares a nivel mundial. Eventos como la Copa Mundial de Fútbol o el Campeonato Mundial de Fórmula 1 inspiran a los espectadores a respaldar a su equipo favorito. Gracias a la proliferación de internet y los dispositivos inteligentes, esta actividad ha ganado aún más popularidad, ya que los usuarios pueden acceder fácilmente a portales como https://legalbet.mx/casas-de-apuestas/ para seguir sus eventos deportivos preferidos. A continuación, exploramos los orígenes históricos de las apuestas deportivas, desde la antigua Grecia hasta la Inglaterra del siglo XVIII y más allá.

La antigua Grecia

La cuna de la civilización helénica presenció los primeros destellos de emoción y expectación en torno a sus amadas competiciones atléticas durante los Juegos Olímpicos. Desde el año 776 a. de C, en la pintoresca Olimpia, representantes de diversas ciudades-estado competían en un evento que no sólo celebraba la destreza física, sino que también daba lugar a las primeras apuestas registradas en la historia.

Así como los apasionados seguidores modernos harán en los juegos Olímpicos de París 2024, los antiguos griegos también se entregaban a la emoción de apostar por los ganadores de cada disciplina olímpica. Esta fascinación por la incertidumbre y la competencia deportiva fue posteriormente heredada por los romanos, quienes incorporaron las apuestas a su propia pasión por los eventos deportivos.

En el escenario del Imperio Romano, las apuestas evolucionaron hacia un negocio más estructurado, arriesgándose en los circos romanos. Se dice que los emperadores Augusto (63 – 14 a. de C) y Cómodo (161 – 192 a. de C) invirtieron una considerable porción de sus respectivos patrimonios en este pasatiempo. Los espectadores no solo presenciaban las luchas de gladiadores y las carreras de cuadrigas con entusiasmo, sino que también se sumergían en el mundo de las apuestas, dando forma a una tradición que perduró incluso después de la caída de Roma.

La Inglaterra del siglo XVIII

En el dinámico escenario del siglo XVIII en Inglaterra, William Ogden marcó el inicio de la modernización de las apuestas al introducir el concepto de corredor de apuestas durante las carreras de caballos. Este visionario no solo aceptaba apuestas, sino que también estableció relaciones matemáticas entre las apuestas y la probabilidad de victoria de los caballos. Hacia mediados del siglo XIX, la capital londinense presenció el surgimiento de la primera oficina de corredores, precursora de las casas de apuestas actuales, encargada de predecir eventos deportivos, establecer cuotas y distribuir panfletos como estrategia de marketing.

La práctica de las apuestas deportivas vivió su apogeo a finales del siglo XVIII y principios del XIX, ganando popularidad exponencial en Inglaterra. La modalidad de apuestas, centrada inicialmente en las carreras de caballos, se arraigó en la cultura británica y se expandió a través de secciones dedicadas en periódicos londinenses y la apertura de locales físicos para los aficionados. Alrededor de 1780, las apuestas deportivas se consolidaron, extendiéndose posteriormente a Estados Unidos en el siglo XIX y, a partir de la década de 1930, conquistaron la mayoría de los países europeos.

En 1923, surgieron las apuestas por correo en Liverpool, California, mientras que William Hill se erigió como la empresa de apuestas más prominente en Londres en 1934. El año crucial de 1961 presenció la legalización oficial de las apuestas en el Reino Unido, desencadenando la apertura masiva de casas de apuestas.

Las apuestas en línea y el futuro de la industria

La década de los 90 estuvo marcada por grandes avances tecnológicos, como Internet y las computadoras personales. Esto permitió la primera apuesta en línea de la historia de la mano de la pionera Intertops en 1996. En 2000, la empresa lideró el desarrollo de aplicaciones móviles para apostar en dispositivos móviles. En 2002, se introdujeron las apuestas en vivo.

De acuerdo con el portal Statista, hoy en día, el mercado de apuestas y juegos al azar en línea a nivel mundial generó ingresos de alrededor de $70 mil millones de dólares americanos en 2023. Se proyecta que esto resultará en un volumen de mercado de $22 mil millones para 2028, con una tasa de crecimiento anual (CAGR 2023-2028) del 7.76%.

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Krampuslauf: Mejor pórtate bien https://algarabia.com/krampuslauf-mejor-portate-bien/ https://algarabia.com/krampuslauf-mejor-portate-bien/#respond Wed, 19 Feb 2025 05:01:18 +0000 https://algarabia.com/?p=88910 En regiones de Austria, Baviera y Suiza, no les basta con que Santa Claus no lleve regalos a los niños que no se portaron bien, sino que los desobedientes reciben castigo.

Tradicionalmente, los jóvenes se disfrazan de Krampus, una criatura demoniaca que ostenta cuernos y anda con campanas y palos.

Usualmente acompañan a Nikolaus —el Santa Claus local— y vagan por las calles para asustar a niños y adultos.

Este cuento popular describe al Krampus como una criatura antropomórfica, mitad cabra, mitad demonio.

La palabra Krampus deriva de la antigua palabra germánica  Krampen,  que puede traducirse como «garra».

Varios países europeos, como Austria y Alemania, celebran el Día de San Nicolás. La tradición señala que este personaje llega la noche del 6 de diciembre, poco después de que los niños hayan dejado las botas en la puerta y se hayan quedado dormidos, y llena las botas de los niños con chocolate, dulces y dinero. 

Sin embargo, para los niños que han sido malos, sus botas estarán vacías y tendrán otra sorpresa esperándolos en las sombras de la noche, ya que quien acompaña a San Nicolás es el Krampus, encargado de castigar a los traviesos y luego los llevará al inframundo con él, donde nunca más se les volverá a ver.

La noche anterior al 6 de diciembre (Día de San Nicolás) se conoce como Krampus Night (Krampusnacht).

Incluso se celebra un desfile tradicional de Krampuslauf cada año en Austria, en el que las personas se disfrazan con trajes de piel, se atan cuernos enormes, y dicen que muchos llevan máscaras talladas a mano.

Y también hay una película de 2015, dirigida por Michael Dougherty que, bueno, nos reservamos el comentario de si está buena o no. Mejor coméntanos si la viste.

Ya sabes, si no quieres conocer algo así, mejor pórtate bien.

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¡Allá se las haya su aya! https://algarabia.com/alla-se-las-haya-su-aya/ https://algarabia.com/alla-se-las-haya-su-aya/#respond Wed, 08 Jan 2025 16:01:07 +0000 https://algarabia.com/?p=43342 Por José Said Arellano Sabag

Hace unos días me disponía a enseñarle las capitales del mundo, pero él, para evitarlo, rápidamente me preguntó la diferencia entre haya y halla, vaya y valla, y yo, sin adivinar sus verdaderas intenciones, amablemente le expuse:

vaya

Vaya, así escrito, es una interjección que sirve para manifestar que algo nos satisface: «¡Vaya, por fin me ascendieron!»; también, antes de un sustantivo y de acuerdo con la entonación que le demos, hablará bien de él: «¡Vaya chica!», o mal: «¡Vaya musiquita!». Vaya es también la forma verbal en presente perfecto, modo subjuntivo, del verbo ir, para la primera y tercera personas del singular:

«Convendría que —yo / él / ella— vaya, pues conozco / conoce mejor el tema».

valla

s22-paraescribir-2

Cuando escribimos valla, con ll, nos referimos a una línea de estacas o de tablas adheridas al suelo con objeto de proteger o delimitar un espacio, y actualmente también se les denomina así a las carteleras publicitarias que vemos en las construcciones o en los terrenos baldíos. En atletismo se usa para referirnos a los obstáculos y, en ese sentido, metafóricamente podemos usarla para mencionar los «obstáculos» que encontramos en la vida.

baya

Pero también tenemos la palabra baya, y ésta nos sirve para referirnos a los frutos pequeñitos y carnosos que tienen semillas rodeadas de pulpa, como las uvas, las moras, los capulines, las cerezas, etcétera, o también a algunas plantas como la matacandil.

Ahora entremos a los otros homófonos relacionados que son igualmente complicados. Nos referimos a allá, halla, haya, aya, hallá y La Haya… ¡Uf!

halla

Pues bien, halla, así escrito, es la forma verbal en presente perfecto del verbo hallar para la tercera persona del singular, en modo indicativo: «Él / ella halla la forma de zafarse todos los días»; en modo imperativo se le atribuye a la segunda persona del singular en las variantes tú y vos, para las cuales se distingue con la tilde de la última a: «¡Halla el camino!» —tú— o «¡Hallá el camino!» —vos.

allá

Allá, sin h y con acento en la segunda a, es un adverbio de lugar menos determinado que allí, por lo que admite ciertos grados de comparación que no permite este último: «El pueblo está aún más allá».
También denota lejanía: «Allá en el Rancho Grande, allá donde vivía…».

Además, nos sirve para manifestar desdén o despreocupación respecto a los problemas ajenos: «¡Allá tú!», o alejamiento del punto espacial o temporal en que se encuentra el hablante: «Voy para allá» o «Allá en tiempos de la Independencia». Por último, como frase sustantiva puede referirse al mundo de ultratumba: «Nadie sabe nada sobre el más allá».

haya

Escrita con y, haya es la forma verbal en presente del verbo haber, para la primera y la tercera personas del singular, pero en modo subjuntivo: «Es una suerte que —yo / él / ella— haya encontrado boleto, pues es el único concierto que dará en México».

Con la misma escritura, pero como expresión coloquial, haya nos sirve para denotar que alguien no quiere participar en algo o que se separa de la decisión de otra persona: «Allá se las haya, pues no me parece correcta su decisión»; y también como locución interjectiva para desear bien o mal a alguien: «¡Bien / mal haya el que sí / no escucha consejos!».
Como sustantivo, el haya es un árbol de buena madera cuyos frutos se conocen como hayucos.
Pero, junto al artículo la y con mayúscula, La Haya, se refiere al nombre de la capital administrativa de los Países Bajos, ubicada en la provincia de Holanda, de la que también es capital.

aya

Por último, sin la h, aya es un sustantivo femenino que se refiere a la persona encargada de custodiar niños o jóvenes y de cuidar su educación, o también a la nana: «Mi aya es muy estricta, pero aun así la quiero».

Después de esta larga clase de ortografía me dispuse a continuar con la geografía, pero él me lanzó la siguiente perorata, con la que puso fin a mis intentos: «Mal haya quien no halla la forma de enseñarme que La Haya es la capital de Holanda, pues ni azotándome allá con la rama del haya podrá vencer esta valla; mejor voy por unas bayas, pues ni mi aya puede hacer nada, ya que sólo repite cansada “¡allá tú!”».
¡Vaya niño!

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Virginia Woolf: la antiheroína https://algarabia.com/virginia-woolf-la-antiheroina/ https://algarabia.com/virginia-woolf-la-antiheroina/#respond Fri, 27 Dec 2024 03:18:44 +0000 https://algarabia.com/?p=22189 Por María del Pilar Montes de Oca

Se dice por ahí que «sólo los locos pueden ser felices» porque no ven la realidad tal cual es, porque viven en un mundo propio que se han construido para no lidiar con el vacío, con lo efímero y banal que es el existir de los seres humanos.
Los felices están locos porque construyen su propia mentira, porque no ven lo que realmente debe verse: la falibilidad, la debilidad y el vago devenir en la existencia misma.

«En casi toda la historia, Anónimo ha sido una mujer».

Virginia Woolf

Al lado de ellos, nos encontramos con otros: una gran masa infeliz que parece feliz porque tiene una «paz barata», que prefiere «no ver» y «no pensar»; esa que puede afiliarse a religiones, sectas, partidos políticos o a cualquier célula ideológica, para que otros piensen por ellos y así quitarse de encima la responsabilidad de su propia vida o que simplemente se quedan en la penumbra de la mediocridad abusando del recurso, llámese éste ejercicio, droga, alcohol, dinero, compras o lo que sea, para poder sobrellevar el día a día.

Sin embargo y por buenaventura, hay también otra clase de personas que hacen la noria girar, que se atreven, que se inconforman y se cuestionan todo, que son apocalípticos —a la manera de Eco— y que, la mayor parte de las veces, no son felices, o si lo son es porque han aprendido a vivir con el vacío, con lo que no está —y no estará nunca.

Una luz aquí requiere una sombra allá.

Virginia Jackson Stephen Duckworth —Woolf al casarse— es uno de esos seres; no sólo por no haberse conformado con su destino, por haber disentido y por haber osado lo que osó en su época y lugar, sino también por haber sufrido y deseado, y por ser una mujer de contrastes. Heredera de la cultura falocrática de la época victoriana, luchó incansablemente contra ese tiempo que le tocó vivir y contra una enfermedad morbosa y fatal; contra lo que su sensibilidad aguzadísima y su inteligencia suprema no podía concebir ni aceptar, y contra su circunstancia, que siempre le quitó el aire y que terminó por ahogarla.

Hija de una familia acomodada, creció rodeada de un ambiente literario y cultísimo. Su padre, Leslie Stephen, casado con Julia Jackson Duckworth, fue un crítico literario que poseía una amplia biblioteca. Cuando ella cumplió los 16 años, por fin pudo entrar sola a aquel lugar prohibido y explorar todo lo que deseaba. Así empezó a leer un ejemplar tras otro: «Ginia está devorando libros, casi con más rapidez de la que yo quisiera» —diría su padre—. Pero, de todas formas, ella sentiría durante toda su vida que su educación había sido deficiente por ser mujer, ya que Cambridge era un lugar reservado a los hombres y, por lo tanto, ellas —su hermana Vanessa y la propia Virginia— podían pasar las mañanas estudiando griego o pintura, pero las tardes las consagraban a ocupaciones propias de su «papel histórico», como servir el té o mostrarse amables con las visitas. Sin embargo, tanto Vanessa como Virginia habían heredado la independencia, la inteligencia y el gusto por el arte, la una por la pintura y la otra por las letras.

Pronto padeció la joven Virginia la primera de sus depresiones —se dice que tenía principios de esquizofrenia y que era maniacodepresiva o bipolar— tras la repentina muerte de su madre, el 5 de mayo de 1895, cuando tenía 13 años, y la de su media hermana Stella, dos años más tarde. Poco después, la muerte de su padre da pie a una segunda crisis nerviosa que incluso la incapacita: durante estas crisis no hablaba, no comía y se la pasaba en cama sufriendo una angustia y una tristeza abismales, o bien, tenía periodos maniacos en los que no paraba de moverse, hablaba incoherencias, alucinaba y no dormía.

Esta enfermedad sería el sello distintivo de Woolf, la definió, fue el hilo conductor de su vida y la razón de su muerte.

Con su hermana Vanessa —pintora que se casaría con el crítico Clive Bell— y sus dos hermanos, se estableció al poco tiempo en el barrio londinense de Bloomsbury. Su casa se convirtió en centro de reunión de antiguos compañeros universitarios de su hermano mayor, entre los que figuraban intelectuales de la talla del escritor E. M. Forster, el economista J. M. Keynes y los filósofos Bertrand Russell y Ludwig Wittgenstein, y que sería conocido como el grupo o círculo de Bloomsbury.

En 1912, a los 30 años, se casó con el escritor Leonard Woolf, economista y también miembro del grupo, y a pesar de su bajo rango social y económico —Woolf se refirió a Leonard durante su compromiso como un «judío sin un céntimo»— la pareja compartió un lazo muy fuerte que duró 30 años.

El artista, después de todo, es un ser solitario.

La ética del grupo de Bloomsbury estaba en contra de la exclusividad sexual, y en 1922, Virginia conoció a la escritora Vita Sackville-West, con la que inició una relación que duró la mayor parte de los años 20. A ella fue dedicada una de sus obras más emblemáticas: Orlando (1928), que narra la vida del héroe homónimo de dos sexos que abarca tres siglos.

Todos y cada uno de sus libros no sólo se impregnan de sus vivencias, sino también de los acontecimientos que se suscitan en su tiempo: la aparición de la psicología, la I Guerra Mundial, la rebeldía de las vanguardias pictóricas y literarias, lo consciente y lo inconsciente, la irrupción del cine, la condición de la mujer, el librepensamiento, la habilidad de introspección, la reflexión y el análisis constante como fuente inagotable.

Algunas de sus obras

  • Al faro (1927)
  • Los años (1937)
  • Las olas (1931)
  • Orlando (1928)
  • Entre actos (1941)

A lo largo de su trabajo como novelista, sobre todo en Orlando, El cuarto de Jacob, Flush, Al faro y La señora Dalloway, así como en su libro de ensayos Una habitación propia, puede verse desarrollada la premisa que abanderó a lo largo de su vida y obra: el ser humano se encuentra siempre atrapado entre el paso del tiempo, la muerte, el devenir, la fertilidad imparable —antes de los anticonceptivos— que margina a la mujer; la guerra, los conflictos de la mente, la infancia que se convierte en destino y el sinsentido del acontecer cotidiano; en este sentido, Woolf abriría caminos antes inexplorados en la manera de narrar y de vernos a nosotros mismos.

Conoce también: La despedida de Virginia Woolf

El flujo a la inconsciencia

Después de haber leído a Freud —la primera traducción al inglés de la obra del padre del psicoanálisis se imprime en la editorial de su propiedad— desarrolla su propio método psicoanalítico para explicar las sensaciones, la memoria y la represión, el fluir de la conciencia a la manera de Joyce, que fue su coetáneo, trayendo y llevando las palabras para lograr que éstas reflejen vagamente las imágenes del inconsciente.

El día 28 de marzo de 1941, por la mañana, Virginia se encaminó al río Ouse, cerca de su casa de campo en Sussex, metió piedras a su abrigo y se sumergió en el agua y en la muerte. Era un día frío y luminoso, tenía 59 años y había dejado dos cartas, una para su hermana Vanessa Bell y otra para su marido Leonard Woolf, las dos personas más importantes de su vida.

Conoce acerca de su trabajo como novelista, de su acercamiento a Freud y de su muerte en Algarabía 71.


Referencias:

  1. Umberto Eco, Apocalípticos e integrados, Colección Fábula, México: Tusquets, 2009.
  2. v. «Bloomsbury, el grupo de un largo fin de semana», en Pago por ver… y por oír, Colección Algarabía, México: Lectorum y Otras Inquisiciones, 2007.
María del Pilar Montes de Oca Sicilia es amante de la buena literatura, de la clásica, de la que juega magistralmente con la lengua, de la que perdura y acompaña y libera, como la de Virginia Woolf, pero es, ante todo y sobre todo, una ferviente apocalíptica, que ha aprendido a vivir con la falta y el vacío y por tanto puede considerarse feliz, a ratos.

Te recomendamos leer…
Virginia Woolf
La despedida de Virginia Woolf
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Mito: Las cosquillas nos producen risa https://algarabia.com/mito-las-cosquillas-nos-producen-risa/ https://algarabia.com/mito-las-cosquillas-nos-producen-risa/#respond Fri, 13 Dec 2024 15:25:03 +0000 https://algarabia.com/?p=48543 Por José Pablo Guerrero Sierra

Lo sabemos desde pequeños: cuando alguien nos hace cosquillas es inevitable que nos dé risa, a veces incluso un golpe involuntario —a menudo merecido— hacia la persona que, en su juego, en realidad nos causa un malestar.

Un estudio de la Universidad de Tubinga, en Alemania, reveló que cuando escuchamos un chiste o nos hacen cosquillas, se activa la Cisura de Rolando —una hendidura que se encuentra en la parte superior del cerebro—, la cual interpreta todo aquello que «nos causa risa».

Por su parte, Sarah-Jayne Blakemore, investigadora del Instituto de Neurociencia Cognitiva del University College de Londres, asegura que, cuando alguien nos hace cosquillas, se activan dos zonas cerebrales: el córtex somatosensorial, que interpreta el tacto, y el córtex cingulado anterior, que procesa el placer; lo curioso es que no respondemos igual si intentamos hacernos cosquillas a nosotros mismos, que si alguien más lo hace.

En ese estudio se encontró que las cosquillas activan el hipotálamo, zona del cerebro que contiene nuestros instintos más básicos, como el de huir del peligro.

Los científicos piensan que «la risa» es una manera de mostrar sumisión ante quien nos «somete»; «riendo», el cuerpo pide que termine el «ataque», pero en realidad, lo que sentimos es pánico.

Cabe mencionar que la palabra «cosquilla» significa «excitación nerviosa que se experimenta en ciertas partes del cuerpo cuando son tocadas por otra persona»; y su origen etimológico no es preciso pero se dice que proviene de la voz expresiva ‘kosk’, tal vez onomatopeya del chasquido para provocar risa.

Como dijo Francis Bacon: «las cosquillas son siempre dolorosas y no bien soportadas»; es decir, causan una respuesta de huida, aunque parezca de risa.

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«¿Acabo la guerra? ¡Avísenme!»: Los últimos soldados imperiales https://algarabia.com/acabo-la-guerra-avisenme-los-ultimos-soldados-imperiales/ https://algarabia.com/acabo-la-guerra-avisenme-los-ultimos-soldados-imperiales/#respond Fri, 13 Dec 2024 15:22:12 +0000 https://algarabia.com/?p=89305 Por Baruc Mayen Arroyo

Imagina que formas parte del ejército de tu nación. Te encuentras en un lugar totalmente aislado, sin compañía y con la certeza de una amenaza constante. Se te ha ordenado una sola cosa: no rendirte ni dejarte capturar por el enemigo. Sin embargo, lo que no sabes, es que tu país ya se rindió. La guerra terminó… hace varias décadas.

Todos los soldados japoneses estaban preparados para la muerte, pero como oficial de inteligencia me ordenaron conducir una guerra de guerrillas y no morir.

Onoda Hirō

Ni un paso atrás

La expresión zan-ryū nippon hei es empleada para referirse a los soldados japoneses rezagados; es decir, aquéllos que continuaron en batalla incluso después de la rendición oficial de Japón, durante la II Guerra Mundial.

Hubo diversas razones por las cuales estos militares no abandonaron las armas, desde la fortaleza de sus convicciones y los estrictos códigos bajo los cuales seguían órdenes, hasta el desconocimiento del fin del combate bélico. Pero algunos soldados sí tuvieron noticia de la rendición japonesa y la conclusión de la guerra mediante octavillas,1 pero creyeron que dichos mensajes los emitía el enemigo para obligarlos a desistir.

Onoda Hiró

Se enlistó en el Ejército Imperial Japonés en 1942, cuando tenía 20 años de edad. En 1944 lo enviaron a la isla de Lubang, en Filipinas, lugar que sería su campo de batalla y hogar durante casi tres décadas. Las órdenes de Onoda eran combatir a las fuerzas enemigas que pronto llegarían a la isla y no suicidarse o rendirse bajo ninguna circunstancia.

Onoda estaba tan comprometido con la milicia que no dejó sus armas ni siquiera cuando ya no había guerra alguna que ganar.

Cuando las tropas estadounidenses desembarcaron en la isla de Lubang, Onoda y otros tres militares nipones comenzaron su resistencia y se refugiaron en las colinas. Durante varios meses tuvieron que alimentarse de frutas, cereales y carne de los animales que mataron a lo largo de su travesía.

A finales de 1945 Onoda y compañía encontraron panfletos con una orden firmada por Yamashita Tomoyuki2 para que se entregaran a la brevedad. Como si disfrutaran de vagar por regiones selváticas y desoladas, consideraron que dichos mensajes eran falsos y acordaron continuar en combate —uno que ya no existía.

Se estima que durante la estancia de Onoda Hiro en Lubang,
él y sus compañeros mataron a 30 personas

Para 1972 Onoda Hirō se había quedado solo, pues uno de sus compañeros —Yuichi Akatsu— se rindió en 1950 ante el ejército filipino y los dos restantes —Shoichi Shimada y Kinshichi Kozuka— fallecieron en 1954 y 1972, respectivamente.

Luego de dos años de soledad Onoda se encontró con Suzuki Norio, un joven estudiante que había viajado con la encomienda de hallar al combatiente extraviado. Suzuki le pidió a Onoda que lo acompañara de regreso, pero éste se resistió bajo el argumento de que seguía esperando órdenes de sus superiores. El gobierno japonés envió una delegación con el hermano del militar y su excomandante —porque aquel señor, al parecer, no le haría caso a nadie más — quien, por fin, lo liberó de su deber.

Murió, como un héroe en 2014, a la edad de 91 años.

Suzuki Norio y Onoda Hirō.

Yokoi Shoichi

Antes de ser reclutado por el Ejército Imperial Japonés, Yokoi era un aprendiz de sastre. En 1941 tuvo que abandonar la confección de prendas para formarse en el manejo de armas militares. Durante la II Guerra Mundial fue enviado a combatir a China y, posteriormente, a la isla de Guam.3

Yokoi, quien llegó a tener el rango de sargento, se refugió en la profundidad de la selva junto con otros nueve combatientes cuando el ejército estadounidense tomó la isla y se fracturó la cadena de mando de la armada nipona. Debido al temor de ser capturados por tropas enemigas o por cazadores locales, Yokoi y compañía tomaron medidas como borrar sus huellas durante sus trayectorias y alimentarse de la exótica fauna, cuyo menú incluía ratas, anguilas y sapos —algunos probablemente venenosos.

Conforme avanzaron los meses y los años, los sobrevivientes decidieron separarse para evitar ser localizados con facilidad. Yokoi mantuvo contacto con dos compañeros hasta 1964, cuando éstos fallecieron en una inundación. El sargento nipón vivió en soledad durante ocho años, hasta que un par de cazadores lo hallaron cerca del río Talofofo. Yokoi intentó agredir a los locales para evitar su captura, pero la mala alimentación durante su aislamiento lo había dejado sin fuerza.

Fue recibido un par de semanas después en su país natal en calidad de héroe. Falleció a los 82 años, en 1997, de un ataque al corazón.

Nakamura Teruo

Nació en Taiwán en 1919, durante la época en la que Japón controlaba dicho territorio. Pertenecía a la etnia Ami y su nombre nativo era Attun Palalin. Fue obligado a servir como soldado raso al ejército nipón en 1943 y fue enviado a la isla de Morotai de Indonesia, terreno que sería controlado un año después por las tropas de los países aliados.

Vivió escondido y aislado del resto del mundo junto con otros soldados hasta 1956, año en que decidió abandonar el grupo para continuar su resistencia por cuenta propia, ignorando el fin de la guerra, hasta que un piloto de la fuerza aérea de Indonesia —al parecer con bastante buen ojo—, en 1974, divisó por casualidad el refugio de Nakamura. La embajada japonesa solicitó ayuda al gobierno indonesio para enviar un grupo de búsqueda para «capturarlo» y enviarlo de regreso a Taiwán.

Cuando la noticia llegó a Japón, la sociedad pareció no darle importancia, a pesar de que Nakamura sirvió a su nación. Quizá se debió a su bajo cargo o al hecho de que no era originariamente nipón —de hecho, ni siquiera hablaba el idioma del país del sol naciente—. Murió en 1979 a causa de cáncer de pulmón.

¿Y luego qué?

Aunque estos soldados tuvieron en común su excesivo compromiso con la labor militar y el desconocimiento del fin de la guerra, las situaciones a las que se enfrentaron luego de su rendición fueron muy distintas.

Onoda Hirō, por ejemplo, fue recibido con gran gusto por la sociedad nipona. Se postuló —sin éxito— a la Dieta Nacional4 y viajó a Brasil, donde contrajo matrimonio y lideró a la comunidad japonesa local. Volvió a Japón en 1984 para fundar un campamento de educación para jóvenes y, doce años después, donó 10 mil dólares estadounidenses a la escuela local de Lubang.

Yokoi Sōichi, por otro lado, hizo explícita su incomodidad desde que volvió a Japón. No podía ser de otra forma: imagine vivir casi 30 años en un territorio ajeno, sin compañía, y a su regreso encontrarse con que su país está en camino de consolidarse como una potencia industrializada y estar rodeado de reporteros y fotógrafos. Yokoi, poco a poco, se acostumbró a su nueva vida. Se casó meses después de su llegada y se dedicó al cultivo orgánico de verduras.

Para Nakamura Teruo, sin embargo, lo que hubo tras su captura fue una gran incertidumbre. Al principio fue difícil incluso determinar quién era —pues ni nació en Japón ni se llamaba así—. El exsoldado expresó su deseo de ser repatriado a Japón, pero resultó ser que, al no haber estado jamás en dicho país, no le podían reconocer tal derecho.

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  1. Hojas de papel cuyo tamaño aproximado es de media cuartilla, utilizadas principalmente para publicidad y propaganda.
  2. General del Ejército Imperial Japonés, conocido como «El tigre de Malasia» y famoso por la leyenda de un supuesto tesoro que ordenó enterrar en Filipinas.
  3. Una isla del océano Pacífico que forma parte de los territorios no incorporados de los EE.UU.
  4. Órgano máximo de poder del Estado de Japón.
Baruc Mayen Arroyo jamás ha visitado Japón, pero una de las cosas por las cuales quisiera hacerlo es por la gastronomía de dicha nación. Además, le intriga en demasía el código no escrito de conducta de aquella sociedad, así como los valores que la rigen.
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Continuaciones espontáneas en el Cine https://algarabia.com/continuaciones-espontaneas-en-el-cine/ https://algarabia.com/continuaciones-espontaneas-en-el-cine/#respond Fri, 13 Dec 2024 15:19:40 +0000 https://algarabia.com/?p=89275 ¿Por qué será que Hollywood se rehúsa a dejar morir franquicias cinematográficas, como las interminables entregas de Rocky, Batman, Superman, o qué decir de Fast & furious? ¿Será que hay una escasez de ideas? ¿será la lana? ¿o será la nostalgia? 

Lo que vemos es que su fórmula se resume a: una buena idea en el Cine será explotada hasta el máximo, esperando las mismas o mayores ganancias. 

Acompáñanos en este programa de Algarabía Radio a discutir sobre las secuelas y «refritos» que hemos visto, y persistirán por muchos años más. Coméntanos tu franquicia de cine favorita, o la que más odias. 

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Revista Algarabía Nova Editio 5 https://algarabia.com/revista-algarabia-nova-editio-5/ Mon, 09 Dec 2024 22:38:01 +0000 https://algarabia.com/?p=92484 Revista Algarabía Nova Editio 5 Read More »

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Y como siempre, en un abrir y cerrar de ojos, hemos llegado al último mes del año y a Algarabía Nova editio número cinco. Es probable que por estos tiempos en donde «abunda» la paz, el amor, la felicidad, ¡la plata! y todas esas cosas de las que el capitalismo se cuelga nos hayamos decidido a estrenar una nueva sección: el Emocionario —para que no digan que somos unos desalmados.

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Etiqueta en el poker: lo que debes saber https://algarabia.com/etiqueta-en-el-poker-lo-que-debes-saber/ Fri, 29 Nov 2024 10:16:55 +0000 https://algarabia.com/?p=92455 Etiqueta en el poker: lo que debes saber Read More »

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Existen muchos juegos de azar que se basan en estrategias, habilidad y etiqueta. Y, en ese caso, aunque las normativas
son cruciales para alcanzar un juego justo y entretenido, los modales y el comportamiento en la mesa son
iguales de clave. Por esa razón, no es extraño que muchos jugadores deseen explorar las normas de conducta que todo
participante debe seguir para contribuir con un ambiente respetuoso y agradable durante las partidas.
Cabe destacar que la etiqueta en el poker juega un papel fundamental para establecer un estándar de respeto entre los
participantes. Por eso, se puede poner el juego en práctica mientras se entrenan las normas en cualquier plataforma
online que sea intuitiva y cuente con herramientas y recursos para aprender.
Comportamiento general en la mesa de poker
Existen algunos estándares que se deben implementar para mantener el comportamiento general en la mesa de poker:

  1. Saludo y presentación
    El primer acto que se debe ejecutar antes de sentarse en la mesa es saludar a los compañeros de juego. Esto se tiene que
    hacer de manera muy respetuosa, por ejemplo, con un simple “Hola” o una pequeña inclinación de cabeza. Si se exagera
    puede hacer pasar al jugador por inseguro, lo cual no va a beneficiar su imagen.
    Estos gestos ayudan a crear un ambiente positivo desde el inicio. Gracias a ello, se puede mantener la cordialidad entre
    los participantes.
  2. Acciones en el juego
    Cada ronda de poker es crucial para el buen desenvolvimiento del juego. Por eso, cuando se llega el momento de tomar
    una decisión entre igualar, subir o retirarse no se tiene que hacer a la ligera. Por ejemplo, no se debe llevar a cabo una
    acción prematura, al contrario, lo mejor es esperar el turno de juego y mantener la calma.
    Por otra parte, una vez que llegue el turno del jugador es posible actuar con convicción, tal como lo dictan las
    características de todo deporte mental. Esto mantiene un ambiente de seguridad, inspira disciplina y evita retrasar el
    juego para todos los demás participantes.
    Asimismo, cuando llegue el momento de retirarse no se deben tirar las cartas en la mesa como si se tratase de cualquier
    cosa. En su lugar, se pueden deslizar de manera suave y respetuosa hacia el crupier. Esto va a denotar dignidad y
    respeto.
    Además de lo anterior, es crucial anunciar las acciones con total claridad. Esto aplica en las apuestas comunes y
    para aumentarlas. Es clave recordar que se trata de un arte delicado, un juego de estrategias sutiles que no debe ser
    interrumpido por la intolerancia o un mal carácter. Tratar las fichas con respeto denota ambición, habilidad y
    determinación.
  3. Declaraciones verbales
    Se trata de las declaraciones vinculantes al juego y que denotan la acción del jugador. Al respecto, si el participante
    anuncia que va a hacer algo, entonces tiene que cumplir con ello. Esto permite mantener la claridad y evitar los malos
    entendidos.
  4. Uso del teléfono celular
    En la mesa de juego no se debe usar el teléfono celular, ya que es un dispositivo capaz de distraer la mente para dejarla
    fuera de los objetivos iniciales. Esto lleva a romper la calma y concentración. Por ese motivo, en caso estrictamente
    necesario, es mejor utilizar este equipo fuera del área de juego.
  5. Colocación de las fichas de juego
    La forma en cómo se colocan las fichas de juego sobre la mesa también indican cortesía y educación. Por eso, al
    momento de estar en una partida, las fichas se deben ubicar claramente en el centro de la mesa, y en la zona designada
    para eso. No llevar a cabo esta acción es considerado descortés y es capaz de causar confusión sobre el monto apostado.
  6. Referencias sobre las manos activas
    Es incorrecto discutir o hacer comentarios sobre las cartas de los participantes adicionales o sus estrategias
    durante una partida activa. Si se tiene que expresar algo con relación al juego, se debe realizar una vez que la mano
    de los demás haya culminado.
  7. Consejos no solicitados
    Es importante evitar compartir recomendaciones y consejos generales (que no solicitan) entre los jugadores que se
    encuentran en una misma mesa, dentro de una partida activa. Esto es crucial, ya que es capaz de mantener un ambiente
    de seguridad en todo momento y libre de arrogancia o intrusión.
  8. Comida y bebida
    Muchos casinos permiten consumir alimentos y bebidas mientras se participa en una jugada. Sin embargo, esto no
    significa que los jugadores tengan que “comer” directamente sobre la mesa de juego. Al contrario, se debe
    fomentar la buena educación y el respeto hacia los demás.
    La etiqueta en el poker es un aspecto clave capaz de garantizar un juego fluido si se siguen los estándares pertinentes.
    Al seguir estas normas básicas se puede conseguir un comportamiento correcto y el respeto mutuo. Cabe recordar que
    no solo se trata de un juego de habilidad y estrategia, también representa la oportunidad de disfrutar del tiempo con
    competidores leales y profesionales que merecen todo el respeto.
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Revista Algarabía Nova Editio 4 https://algarabia.com/revista-algarabia-nova-editio-4/ Wed, 20 Nov 2024 17:12:26 +0000 https://algarabia.com/?p=92375 Pasarán los años, surgirán nuevas civilizaciones, pero siempre existirán dos tipos de personas: las aventureras, las que salen y se mueven por el mundo, y los que disfrutan su hogar, los que se guardan y añoran descansar en sus aposentos. Pues en esta Algarabía, cuarta de la nova editio, nos dispusimos
a escribir sobre ambos.

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