alma.puga@axiskg.com – Algarabía https://algarabia.com Algarabía Wed, 08 Jan 2025 16:04:42 +0000 es hourly 1 https://wordpress.org/?v=6.7.1 https://algarabia.com/wp-content/uploads/2021/06/favicon.png alma.puga@axiskg.com – Algarabía https://algarabia.com 32 32 La vanguardia del art déco https://algarabia.com/la-vanguardia-del-art-deco/ https://algarabia.com/la-vanguardia-del-art-deco/#respond Wed, 08 Jan 2025 16:04:41 +0000 https://algarabia.com/?p=60537 Los années folles1 (1919-1929) fueron una auténtica «época de oro» en Europa, un periodo de bonanza, euforia y júbilo, que se caracterizó por una gran efervescencia cultural e intelectual, y por una obsesión con lo «moderno» y lo «contemporáneo».

En este contexto, comenzó a gestarse un movimiento que apostó por un estilo unificador en las artes aplicadas y que reflejó el dinamismo de una sociedad que quería olvidarse de los efectos y remanentes de la I Guerra Mundial.

La exposición universal de 1925, así como la Feria de 1900, representó la cúspide del art nouveau y lo introdujo a América; la edición de la misma en 1925 marcó el triunfo definitivo del art déco.

Proyectada originalmente para abrir sus puertas en 1914, se aplazó en dos ocasiones a causa de la guerra y no fue hasta el 28 de abril de 1925 que se inauguró en París la Exposición Internacional de Artes Decorativas e Industriales Modernas.

La muestra estuvo compuesta por casi 100 pabellones que reunían ideas y diseños de distintas partes del mundo, y exponían una nueva visión de lujo y elegancia.

El concepto rector era la vanguardia y los organizadores exhortaron a los participantes a valerse de influencias modernas en la confección de sus propuestas, dejando a un lado las evocaciones historicistas y las referencias al pasado.

Aunque las propuestas de EE.UU. brillaron por su ausencia, la exposición parisina —como expresión europea de la prosperidad y el optimismo— impactó profundamente en la arquitectura estadounidense, por lo que poco después estos conceptos serían magnificados y pronto los rascacielos se convertirían en la encarnación monumental del poderío de este país.2

Foto: Cultura genial

Un estilo «total»

El art déco o style moderne fue una ecléctica amalgama de manifestaciones artísticas que asimiló la unidad estética del art nouveau, pero a la postre se convirtió en su antítesis y, al igual que éste en su momento, abarcó distintas disciplinas de las bellas artes y las artes decorativas.3

Fue adoptado —y adaptado— por una nueva generación de artistas, escultores, arquitectos, joyeros, ebanistas y diseñadores. Alcanzó su apogeo entre los años 20 y 30, y prevaleció hasta el inicio de la II Guerra Mundial.

El término art déco fue acuñado en 1966, cuando el Museo de Artes Decorativas de París montó la exposición retrospectiva «Les Années 25»

1. Expresión con la que se designa, particularmente en Francia, al periodo comprendido entre el fin de la i Guerra Mundial y la debacle financiera de octubre de 1929. En los países anglosajones se les conoce como «the roaring twenties».
2. El boom de la construcción de los rascacielos surgió en esos años y cobró particular fuerza en Nueva York: se erigieron edificios emblemáticos como el Empire State, el edificio Chrysler y el Rockefeller Center.
3. De la misma forma que lo hicieron sus predecesores —el movimiento de las artes y oficios y el art nouveau—, el art déco incluyó las artes aplicadas como el diseño de mobiliario e interiores, la orfebrería, la cristalería, la cerámica, la bisutería y la encuadernación. Fue pionero en promover la aplicación del diseño en la producción en serie con la finalidad de hacerlo accesible a la sociedad entera.

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El objeto de mi afecto: la coctelera https://algarabia.com/la-coctelera/ https://algarabia.com/la-coctelera/#comments Thu, 02 Jan 2025 05:06:52 +0000 https://algarabia.com/?p=56637 El origen de la coctelera o shaker se remonta al año 7000 a. C. en el México prehispánico y América del sur, donde se usaban recipientes para mezclar ingredientes, preparar brebajes o lograr que el chocolate levantara espuma.

  • Antes de la coctelera, los líquidos se revolvían en tazas, pero en 1800 llegó el primer «prototipo» de este objeto al usar dos grandes vasos de estaño pegados por la boca para formar un sello hermético y así no derramar líquidos. Esta invención, popular entre los taberneros, fue patentada hasta 1872 por William Harnett.

  • En la década de 1850 comenzaron a usarse cocteleras de metal. La denominada «coctelera de París», una variación elegante en forma de urna que incluía un colador, se volvió popular en Europa.
Foto: Pexels

  • Para 1920 los shakers ya eran de acero inoxidable, además, en esa época se diseñaron con motivos decorativos —en forma de pingüinos, zepelines o faros— debido a la prohibición de alcohol en los EE.UU., tiempo en el que se crearon más de 7 000 recetas de cocteles.

  • Las piezas fabricadas en los años 30 aún se consideran artículos de colección, y se exhiben en el MoMA de Nueva York. La coctelera de plata con la que el presidente Roosevelt preparó el primer martini en la Casa Blanca para celebrar el fin de la prohibición, se encuentra en la Biblioteca y Museo Presidencial Franklin D. Roosevelt.

  • Ahora existen seis tipos de cocteleras, pero los modelos más populares son el Boston Shaker, empleado por bármanes profesionales y el de tres piezas, recomendado para uso doméstico por ser más sencillo de usar. Su precio oscila entre 400 y 1 500 pesos.

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¿ EE. UU. y la URSS usaban un teléfono rojo? https://algarabia.com/telefono-rojo/ https://algarabia.com/telefono-rojo/#respond Thu, 02 Jan 2025 05:04:05 +0000 https://algarabia.com/?p=48742 En octubre de 1962, durante la Guerra Fría y en plena crisis de los misiles cubanos que llevó a los EE. UU. y a la URSS al borde de un conflicto nuclear, el presidente John F. Kennedy y el primer ministro soviético Nikita Khrushchev, decidieron resolver el grave problema de comunicación con una línea telefónica directa entre la Casa Blanca y el Kremlin: el «teléfono rojo».

Tal cosa jamás existió. El mito se desarrolló en el cine hollywoodense con películas como Dr. Strangelove (1964), de Stanley Kubrick, y Fail Safe (1964), de Sidney Lumet. Sin embargo, la historia tiene un origen verídico: el 20 de junio de 1963 se inauguró una línea de teletipo —un dispositivo telegráfico— entre ambas potencias para terminar con los problemas de comunicación directa e inmediata.

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El proceso de comunicación se iniciaba en forma escrita, se transmitía mediante un dispositivo y al otro lado se traducía. La línea cruzaba Washington, Londres, Copenhague, Estocolmo, Helsinki y Moscú —por medio de un cable trasatlántico submarino—, apoyada por un enlace de radio entre los EE. UU. y la Unión Soviética. Todos los mensajes enviados iban cifrados.

En 1971 se actualizó el medio de comunicación a vía satélite; 14 años después se implementaron los sistemas de fax y en la actualidad se usa fibra óptica.

El Pentágono nunca ha confirmado cuántas veces ha sido empleada este medio, pero su propósito se mantuvo durante décadas con el objeto de reducirlos riesgos de conflicto, al evitar errores de interpretación entre los mandatarios de ambas naciones.


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La belleza del cerebro https://algarabia.com/la-belleza-del-cerebro/ https://algarabia.com/la-belleza-del-cerebro/#respond Wed, 18 Dec 2024 15:46:01 +0000 https://algarabia.com/?p=19693 El cerebro humano es el órgano más elusivo, misterioso y complejo de nuestro cuerpo. En décadas recientes, la tecnología para generar imágenes del sistema nervioso y sus componentes ha permitido lograr avances sin precedentes en la neurociencia. Gracias a ello, ha cambiado la forma en que entendemos el cerebro y, por consiguiente, cómo nos entendemos a nosotros.

La imagen cerebral ha progresado significativamente, de la anatomía topográfica pasó a una serie de circuitos complejos. En este primer diagrama conocido de neurociencia, por Ibn al-Haytham, alrededor del año 1027, están ilustrados los ojos y los nervios.

Los primates somos criaturas visuales. Por ello, quizá la mejor forma para entender el cerebro sea viéndolo con claridad. Ésa ha sido la meta de muchos científicos desde hace más de un siglo, cuando el español Santiago Ramón y Cajal2 comenzó a usar una tintura para distinguir el tejido cerebral y observar con el microscopio las ramificaciones de las células marcadas; al respecto, anotó: «Ahí todo era sencillo, claro e inconfundible». Esto se considera el inicio de la neurociencia moderna.

El hipocampo y sus densas capas —que resultan cruciales para la memoria— fue el tema de este dibujo, hecho en 1895 por Joseph Jules Dejerine.

Desde entonces, los científicos han desarrollado diversos métodos para determinar las funciones específicas de cada una de las regiones del cerebro —por ejemplo, las encargadas de procesar la luz, de detectar el peligro o de producir el habla—. Gracias a estos hallazgos, los investigadores han creado mapas que explican cómo ciertas regiones del cerebro no adyacentes están conectadas por largos tramos de proyecciones celulares llamadas axones. Lo que es más: técnicas recientes han revelado que las neuronas cambian de forma después de determinada experiencia, y generan, de esta manera, memoria.

Dibujo de Santiago Ramón y Cajal (1914): una neurona con el cuerpo gordo entrelazada con otra neurona.

Las imágenes —increíbles por su belleza y peculiaridad— que ilustran este artículo forman parte del libro Retratos de la mente: visualizando el cerebro desde la Antigüedad al siglo XXI, de Carl Schoonover, neurocientífico de la Universidad de Columbia. Esta obra sigue la historia de la exploración del cerebro en imágenes: desde bocetos antiguos, dibujos medievales y esquemas de Leonardo da Vinci, hasta Santiago Ramón y Cajal, y las obtenidas con microscopios, máquinas de resonancia magnética, y otros instrumentos de alta tecnología.

Bajo las condiciones adecuadas, surgen complejos patrones del cerebro. Una de las nuevas aplicaciones de formación de imágenes por resonancia magnética sigue el flujo de agua dentro de las células, revelando tractos neurales que hacen conexiones de larga distancia dentro del cerebro. En esta imagen del cerebro, las zonas azules van entre la parte superior e inferior; las rojas, entre derecha e izquierda, y las verdes, entre la parte delantera y trasera.

El cerebro sigue siendo un misterio, pero los patrones en estas imágenes —ricas espirales de conexiones neuronales y capas de estructura— alientan a los científicos a creer que lo pueden descifrar; además, para el espectador común resulta un deleite apreciar la belleza del cerebro.


Encuentra más imágenes asombrosas del cerebro en Algarabía 102.


1 Este texto fue extraído y adaptado de «Beauty of the Brain», de Laura Helmuth, en Smithsonianmag.com

2 Algarabía 95, agosto 2012, eureka: «Santiago Ramón y Cajal a cien años del premio Nobel»; pp. 46-53.

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¿Quién es Santa? https://algarabia.com/quien-es-santa/ https://algarabia.com/quien-es-santa/#respond Thu, 12 Dec 2024 10:36:48 +0000 https://algarabia.com/?p=35787 Santa Claus, San Nicolás o Papá Noel son algunos de los nombres con los que conocemos a ese personaje que cada Navidad deja, a los pies del árbol, un regalo a los niños que se portan bien. Pero, ¿quién es este hombre que ahora identificamos con la imagen de un viejito rechoncho de largas y rizadas barbas blancas que, embutido en un traje rojo, se cuela por las chimeneas?
«La gente está olvidando cuál es el verdadero sentido de la Navidad: el nacimiento de Santa», Bart Simpson.
La figura de Santa Claus está inspirada en la existencia de un santo conocido como Nicolás de Bari (h. 280-h. 350), nativo de Patara, provincia de Licia, en la actual Turquía, quien fuera obispo de la ciudad de Mira, también en Asia Menor.1 En 1087, con la invasión mahometana a Turquía, fueron llevados los restos de San Nicolás a la ciudad italiana de Bari, en donde se encuentran hasta el día de hoy. Es por ello que este santo es conocido con el nombre de San Nicolás de Bari.

De hecho, Santa Claus es una contracción del nombre latino Santus Nicolaus, con que se conocía a aquel benefactor anónimo que aprovechaba la oscuridad de la noche para dejarle regalos a la gente que se los merecía por sus buenas acciones… o eso cuenta la leyenda.

Antes de que Claus fuera santo

A Nicolás de Bari le tocó vivir la persecución de los cristianos prescrita por el emperador romano Diocleciano (245-313), en el año 303, a partir de la cual
 fue hecho prisionero, aunque logró conservar su vida para beneficiarse del Edicto de Milán (313), que decretaba la libertad y tolerancia religiosa en todos los territorios del Imperio Romano.
San Nicolás evitó que tres hermanas pobres fueran prostitutas.
La biografía de Nicolás ha sido aderezada con algunas leyendas a través de las cuales se pondera su bondad, su espíritu caritativo y su desapego a los bienes materiales. Se dice, por ejemplo, que, aunque quedó huérfano a temprana edad, heredó una gran fortuna 
que empleó para beneficiar a los
 más necesitados.
Uno de ellos 
fue el padre de tres hermanas
 casaderas tan pobres, que estuvieron a punto de dedicarse a la prostitución para llevar el sustento a casa y para procurar la dote de la hermana mayor. Enterado de esta situación, el buen Nicolás se aproximó una noche a la casa de las hermanas y, sin que nadie lo viera, arrojó por la ventana una bolsa llena de monedas de oro que cayó en un calcetín que habían puesto a secar junto a la chimenea.
Con esto garantizó la dote de una de las hijas; después hizo lo mismo con las otras dos.
Como todo santo, Nicolás también fue autor de sonados milagros, como la resurrección de tres niños que murieron asesinados. De esta forma, bondad, carisma y una especial generosidad hacia los infantes comenzaron a asociarse con el obispo de Mira, cuya fiesta fue instituida el 6 de diciembre, día de su muerte.
Éstos son algunos hechos de su leyenda, que pudieron contribuir a su pronta popularidad en la propia Turquía, Grecia e, incluso, en Rusia, territorios que comparten el patronazgo de Nicolás con los niños, las solteras y los marineros.
Más tarde, sobre todo durante los años del gobierno de Otón ii (955-983), a la cabeza del Sacro Imperio Romano Germánico (967-983), el culto a San Nicolás se extendió hacia el norte de los Alpes. Algunos investigadores creen que la princesa bizantina Teófano (955-991), esposa de Otón, fue una de las principales impulsoras de esta expansión.
Lo cierto es que este culto arraigó y se transformó sobre todo en manos de los holandeses, quienes lo asociaron y amalgamaron con una tradición nórdica que hablaba de un mago que castigaba a los niños malos y premiaba a los buenos. El resultado de esta asociación fue Sinterklaas —«San Nicolás» en holandés—, que hasta la fecha es representado con una mitra obispal color rojo.
En Holanda se le conoce como Sinterklaas a San Nicolás.

Sinterklaas, Christkind y otras versiones de Santa

San Nicolás, transformado en Sinterklaas, era un dadivoso personaje que gustaba de dar regalos a los niños el 6 de diciembre, día de su fiesta; además, fue adoptado como patrón de la ciudad de Ámsterdam, activo puerto comercial que no tardó en dejar sentir la influencia de las tradiciones de sus pobladores en muchos de los territorios a los que llegaban sus navegantes y colonos. De esta manera, la costumbre comenzó a filtrarse en la Gran Bretaña —donde tomó la forma de Father Christmas2 Quien se convirtió en el epítome de la buena voluntad.— y, de forma más tardía, a los territorios con población holandesa, como la Nueva Ámsterdam —hoy Manhattan— en Nueva York.

(cc) zappa.cc


Pero, antes de acercarnos tanto en el tiempo, no podemos obviar la reacción de la Reforma protestante ante esta costumbre de dar regalos a los niños en nombre de San Nicolás. Por tratarse de un santo católico, Martín Lutero reprobaba esta práctica y promovió,
 en cambio, a otro personaje conocido como Christkind, «el mensajero de Cristo», como el nuevo encargado de llevar regalos a los niños, pero ahora en Navidad. De esta forma se agregó un elemento más que se incorporó a algunas culturas que honraban a Nicolaus, cada una a su manera.

Santa cruza el charco

El ejemplo más exitoso de adopción, adaptación, difusión
 y transformación del culto a San Nicolás tuvo lugar en La Gran Manzana, metrópoli cuyo pasado es retratado por el escritor neoyorquino Washington Irving (1783-1859) en La historia de Nueva York según Knickerbocker (1809), en la que son retomadas las costumbres de los holandeses asentados en aquella ciudad, con la intención de hacer un cuadro satírico de ellas, incluyendo lo referente a Sinterklaas, a quien describe como un hombre mayor, grueso, generoso y sonriente que iba vestido con sombrero de ala y pipa holandesa.

Santa Claus stands on the street of the city, the concept of Christmas and New Year.


Tenía, además, un caballo volador que arrastraba un trineo en el que cargaba los regalos que repartía a los niños, arrojándolos por las chimeneas de las casas. Irving llamó a este hombre «El Guardián de Nueva York», gracias a lo cual su influencia trascendió los círculos de inmigrantes holandeses a todos los habitantes de Manhattan, primero, y de todo ee.uu., después.
En varios lugares de Europa, los niños reciben sus regalos el 5 o 6 de diciembre, Día de San Nicolás.
En teoría, el texto de Irving3 Otros dicen que fue el poema A Visit from St. Nicholas que el profesor del seminario episcopal de Nueva York, Clement Moore (1779-1863), escribió para sus hijos. inspiró a Thomas Nast (1840- 1902), un caricaturista alemán avecindado en Nueva York, para dar forma a la más primitiva ilustración de Santa Claus (1863). Sus características no eran definitivas, en cada nueva imagen modificaba algo, a veces lo presentaba más como un gnomo que como un hombre y otras se parecía mucho a ese anciano rollizo y bonachón que todos tenemos en mente cuando invocamos el nombre Santa Claus. Además, agregó varios renos como los encargados de jalar el trineo, en sustitución del caballo descrito por Irving.
La posibilidad de imprimir imágenes a gran escala y la costumbre de enviar tarjetas navideñas ayudaron a afianzar a Santa Claus en las preferencias de los consumidores estadounidenses. Todo ello contribuyó, además, a la progresiva laicización del personaje.
A partir de la segunda mitad del siglo xix, San Nicolás se convirtió en un símbolo cultural exaltado por personas de diferentes credos. Los mensajes de paz, prosperidad y solidaridad que solían atribuírsele fueron hechos propios sin importar afiliación religiosa, y, en un viaje de regreso, cruzaron el Atlántico integrándose a las costumbres de los países europeos donde, por cierto, el Santa Claus estadounidense tuvo su propia síntesis con el Father Christmas británico y el Père Noël francés —ambos significan «Padre Navidad».

Santa quita la sed

Sin embargo, la iconografía de Santa Claus fue fijada definitivamente en la década de los años 30 del siglo xx, cuando el ilustrador de origen sueco Haddon Sundblom (1899-1976) comenzó a hacer los dibujos para los anuncios navideños de Coca-Cola.
Haddon Sundblom dibujó el Santa Claus de Coca-Cola desde 1931 hasta 1966.
Desde 1930 se utilizó una imagen muy similar a la creada por Nast, pero los directivos pidieron al sueco que modificara al personaje para la campaña del año siguiente. Fue entonces cuando los colores rojo y blanco llegaron para quedarse, pues
 éstos eran los mismos que se utilizaban en el logo de la refresquera.



Además, Claus creció en tamaño; ahora no cabía duda de que era un «hombre» viejo, de largas barbas, venido del Polo Norte. Sundblom, de hecho, se inspiró en su amigo Lou Prentice para procurar que la imagen ganara en realismo e impactara más al consumidor.4 Años después, al morir Prentice, Sundblom se usó a sí mismo como modelo. ¡Y vaya que lo logró!, pues una de las primeras imágenes que de Santa Claus aparecieron lo presentaba en un centro comercial escuchando las peticiones de los niños. Desde entonces hasta ahora, esta imagen cobra materialidad cada diciembre, aunque ya nadie se acuerde del primer Claus… Nicolaus, quien, por cierto, también era santo de los comerciantes. Jo jo jo.5 La edición agradece a Eugenia Blandón Jolly la información brindada para la redacción de este artículo.

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Franz Kafka https://algarabia.com/franz-kafka/ https://algarabia.com/franz-kafka/#respond Mon, 09 Dec 2024 02:19:01 +0000 https://algarabia.com/?p=40486 Algunos definen la vida de Kafka como la dolorosísima lucha entre su soledad y el mundo. En Algarabía 132, para leer mal a este autor de origen judío, podrán leer el recuento equívoco sobre las graves «interpretaciones » que le han hecho «en nombre de la amistad».
El personaje mítico en que se ha convertido a Kafka, de acuerdo con Kundera, se describe como: «…el santo patrono de los neuróticos, deprimidos, anoréxicos y frágiles, de los majaderos y los histéricos».
En este programa de Algarabía Radio, Mónica Alfaro, César Hernández y Jorge López-Lupercio, expondrán las ideas que han construido la creencia, aceptación y perpetuación de dicho personaje; compartirán sus experiencias como lectores de sus obras, y reflexionarán sobre lo «kafkiano». Compártannos sus opiniones, e impresiones en las redes sociales de Algarabía.

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Estas son las canciones que escucharán durante el programa:
«Crazy» — Gnarls Barkley
«Slightly Mad » — Queen
«Desolation Row» — Bob Dylan
«Unwell» – Matchbox 20
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¿Quién inventó las galletas con chispas de chocolate? https://algarabia.com/quien-invento-las-galletas-con-chispas-de-chocolate/ https://algarabia.com/quien-invento-las-galletas-con-chispas-de-chocolate/#respond Fri, 06 Dec 2024 04:21:16 +0000 https://algarabia.com/?p=46190 ruth
En 1933 Ruth Graves Wakefield y su esposo se dedicaban a socorrer viajeros que transitaban de Boston a New Bedford, en un hostal llamado Toll House Inn en la carretera de Massachusetts. Su establecimiento era todo un éxito debido a sus postres, a tal punto que el entonces senador John F. Kennedy lo visitó en un par de ocasiones, al igual que la actriz Bette Davis, la activista y diplomática Eleanor Roosevelt, y el boxeador Rocky Marciano.
tollhouse
Aunque en un principio su platillo estrella no eran las galletas de nuez con mantequilla, pronto se volvieron la sensación entre sus visitas, y uno de los inventos que más fama le dio al matrimonio Wakefield. Preparadas con una receta de la época colonial, les agregaban frutos secos, nueces y chocolate en polvo; no obstante, en una ocasión Ruth olvidó estos ingredientes y decidió sustituirlos por un trozo de barra del chocolate semidulce.
Para la sorpresa de Ruth, el chocolate no se derritió, conservó su forma y le dio una textura más cremosa a la galleta.
Los comensales quedaron fascinados con el nuevo invento, y las recomendaciones al restaurante se volvieron populares en toda Nueva Inglaterra. Además de ser publicados en un periódico de Boston, Ruth Graves escribió un libro de gastronomía: Toll House Tried and True Recipes, publicado en 1936 por M. Barrows & Company de Nueva York.
galletas
Se dice que durante la Segunda Guerra Mundial la fama de las galletas se expandió por todo EE. UU., pues los soldados de Massachusetts compartieron las galletas con militares de otras regiones. Luego de que comenzaron a popularizarse muchos mercenarios pedían a sus familias que les mandaran Toll House Cookies, por lo que Ruth tuvo que enfrentar un sinnúmero de cartas de madres y esposas preguntando cuál era el secreto de sus galletas.
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Aquí una fotografía de la carta enviada por el soldado Herb, pidiendo galletas a su familia.

Debido al éxito de las galletas, muchos intentaron hacerse de la receta original de Ruth Graves Wakefield, sin embargo, nadie parecía lograr convencer a la restaurantera. Finalmente, fue Andrew Nestlé quien le propuso un trato a Ruth: comprarle la receta por un solo dólar. Así, a cambio de poder imprimir la receta en los paquetes de chocolate Nestlé, la cocinera recibiría un verde con la cara de George Washington.
Finalmente trabajó como consultora culinaria y recibió dotaciones, gratis y de por vida, de chocolate.
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Las dimensiones de Sebastián https://algarabia.com/las-dimensiones-de-sebastian/ https://algarabia.com/las-dimensiones-de-sebastian/#respond Fri, 06 Dec 2024 04:18:30 +0000 https://algarabia.com/?p=34049 Sobre una transitadísima avenida, una enorme barda blanca con un portón metálico separa al mundo congestionado de lo que sucede al otro lado. El amplio patio corresponde a lo que uno imaginaría de 
un taller donde se producen esculturas de enormes proporciones, pero también es mejor.
Este ambiente fresco, económico, estético representa de alguna manera lo que se crea y se resguarda en él: la obra de Sebastián, nacido en Camargo, Chihuahua en 1947, quien llegó a la Ciudad de México en 1964 sin un cinco en la bolsa ni un lugar donde vivir, para convertirse en «el escultor mexicano más importante de su generación», como lo llamó Mathias Goeritz.

Primera dimensión

Estudiar artes plásticas en la Academia de San Carlos ocasionó que, por necesidad o por astucia, Enrique Carbajal —que poco después adoptaría el seudónimo de Sebastián— se convirtiera en el «fantasma» de la Academia, como él mismo se autonombra: «Como llegué sin tener medios ni alojamiento, para no vagar de noche en las calles del Centro, me metí a vivir en la Academia de trampa, y como de noche prendía la luz del taller para trabajar, los vigilantes se daban a la tarea de subir, abrir el taller y apagar las luces, ¡hasta tres veces en una noche! Esto ya los tenía con más miedo que flojera, nadie sabía por qué se encendían de repente. Meses más tarde me sorprendieron, pero Benjamín Domínguez logró que me permitieran quedar en el salón de la Sociedad de Alumnos donde pude, finalmente, dormir en un sofá y no en el piso».
Toda forma pictórica inicia con un punto, el punto se mueve, y surge la línea —la primera dimensión… Paul Klee
Francisco Moyao —escultor y miembro de su generación— contaba que aquel muchacho se «servía con la cuchara grande» de los lockers ajenos. El propio Sebastián relata: «entonces había lockers con los mejores colores, con los mejores pinceles… así que me decidí a ayudar sólo a los que no tenían dinero.

Yo llegué adolescente y bronco, traía una formación ética más bien socialista porque mi hermano era maestro rural. Además, la escuela mexicana de pintura a través de Siqueiros era lo que yo traía como acervo de lo que se debía de hacer. Así que a veces realizaba la “operación Robin Hood de Chihuahua”; como tenía mi varilla de escultor llegaba y ¡zas, el candado! Al día siguiente iba con los compañeros: “¿sabes qué?, yo te regalo estos colores, yo tengo los míos allá”. Pero estaba en San Carlos, ¡era un sueño estar aquí!, “imagínate, a lo mejor aquí estuvo Diego [Rivera]”. Si ratero no era. Era, más bien, un vengador solitario».

Segunda dimensión

Siendo estudiante, Sebastián descubrió el lenguaje de la geometría en los escritos de Leonardo da Vinci y Alberto Durero, desde entonces es su pasión y fundamento de su trabajo, que coincide cronológicamente con el llamado geometrismo mexicano. El escultor establece la siguiente analogía: «Los lenguajes escritos, los del mundo, los idiomas utilizan palabras, sílabas, letras, narraciones, el poeta las utiliza; Octavio Paz o Neruda son diferentes, emplean el mismo idioma, pero lo codifican de manera diferente. Con la geometría pasa lo mismo, es tuya y de todos, pero no todos la pueden resolver igual porque es un lenguaje.
El mío es un lenguaje que está armado, que tiene constantes, que tiene un número en proporción y que, al final, tiene un hilo conductor. Decía Mathias Goeritz: “un cubo de Sebastián es un universo distinto al mío”, él veía en la forma una arquitectura emocional, yo veía una geometría emocional».
Si la línea se transforma en un plano, conseguimos un elemento bidimensional… Paul Klee
El primer trabajo que dio fama a Sebastián y que logró originalidad estética real data de 1967, el Rosetón Victoria, en el que fusiona su interés en la curva de Mœbius, los prismas regulares y el arte cinético. El impacto de la pieza radica en todas las posibles posiciones resultado de su manipulación; a estas obras se les conoce como Transformables.

En 1970 logró su primer gran éxito en una exposición individual y comercial en la Galería Pecanins de la Ciudad de México, con un enorme transformable hecho a partir de tres cubos que se desplegaban desde el piso superior hasta la banqueta. Desde entonces, en su obra el color ha estado unido a la pureza de la forma geométrica: «Toda mi obra es color, traigo la luz y el color de mi rancho, y aquí lo vine a confirmar, porque también México es color y soy mexicano. La escultura no la puedo dejar gris porque no es sebastina, no sería mi esencia. Tengo que pintarla». A pesar de este sello distintivo su obra más reciente no está coloreada, se trata de piezas de menor tamaño que el autor denomina cuánticas. «Al ser soluciones y modelos matemáticos son creadas para contemplar la esencia formal de la escultura; sin embargo, conservan su color natural puesto que están hechas en bronce que tiene su propia pátina —su color propio aunque sea más bien agrisado—, son para verse de cerca. Pero cuando las he pintado en rojo, por ejemplo, se ven preciosas».

Tercera dimensión

Sin duda la obra emblemática de este escultor es la enorme, la que se apropia de los espacios, la que señala, la que pertenece a la gente: «Siempre tuve la ilusión de hacer algo monumental, me emocionaba lo magnífico del paisaje, lo inconmensurable me subyugó. Ver los atardeceres y los colores de los cerros a lo lejos, y lo vasto que es me inspiró a hacer algo que se viera y protagonizara dentro de ese paisaje; colocar una marca para no perderse, para orientarse, tal y como ha sido desde épocas inmemoriales. Así como los romanos y otras civilizaciones construyeron columnas y arcos, menhires y dólmenes, sentía la necesidad de construir algo que no tuviera una función arquitectónica sino simbólica».
…En el salto del plano al espacio, el impacto hace brotar el volumen —la tercera dimensión… Paul Klee
Sebastián quería construir elementos para esta época, un ícono o un signo, siempre de gran escala, que se insertara en los espacios urbanos para servir de referencia y diera identidad a pesar de la evolución de la ciudad y las transformaciones que sufre para cubrir las necesidades de la población, para trascender y dar un sentido a los que la habitan. Ciertamente sus esculturas te abrazan, te envuelven porque puedes interactuar con ellas, las vialidades permiten que las veas desde varios ángulos y a distintas alturas, de cerca y de lejos, que pases por debajo, a un lado o por encima de estas formas simples y amarillas o de cualquier color, que contrastan con el resto del paisaje y te causan la sensación de empequeñecimiento y, a la vez, de pertenencia, de cierta intimidad.

«La escultura monumental es soñar y hacer posible lo que has soñado. La primera escultura de diez metros la hice sin tener ni dónde meterla; alguien la compró, así que seguí. Trabajar para proyectos de tal magnitud implica siempre hacer lo que tú quieres hacer en tu vida, pero no se puede hacer solo. Además de que son necesarias la ciencia, tecnología, ingeniería, arquitectura y la comprensión de las estrategias estructurales, para realizar una obra así se requiere de apoyo político, económico y social, las tres partes tienen que estar dispuestas, se deben conciliar para poder concretar; con una que esté en contra basta para que no se realice». Sebastián reconoce que de alguna manera siempre ha habido apoyo para los artistas mexicanos que no son pocos y, sí, talentosos, y para muestra están nuevos museos como el Manuel Felguérez de Arte Abstracto en Zacatecas.
Conoce más sobre la obra de este importante escultor mexicano en Algarabía 122.

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El primer Saramago https://algarabia.com/el-primer-saramago/ https://algarabia.com/el-primer-saramago/#respond Fri, 06 Dec 2024 04:17:55 +0000 https://algarabia.com/?p=41750 Su verdadero nombre era José de Sousa, sin embargo, en el registro civil sus padres decidieron incluirle el apodo Saramago, famoso porque con éste conocían a su familia. Nació en Azinhaga, Portugal el 16 de noviembre de 1922. Sus padres, José de Sousa y María da Piedade, trabajaban en el campo y sus recursos económicos escaseaban. Aunque su familia no poseía ninguna tierra y su madre era analfabeta, ella le regaló su primer libro e inculcó en Saramago la semilla de la literatura.


En 1925 toda la familia se mudó a Lisboa, donde su padre trabajó como policía. Poco tiempo después de la mudanza, falleció su hermano Francisco, quien era dos años mayor.

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Cuando Saramago tenía 12 años entró a una escuela industrial, donde encontró por primera vez clásicos de la literatura, que hasta los últimos días recitaba de memoria. Fue buen alumno pero sus padres sufrieron una grave crisis económica y Saramago tuvo que abandonar sus estudios. Para apoyar a su familia trabajó en una herrería mecánica. Todo esto influyó en su pensamiento, pues aquellas experiencias le hicieron tomar una posición con respecto a la política.


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En 1947 –año en el que nació su hija– publicó su primera novela: Tierra de pecado. La obra recibió muy buenas críticas, sin embargo, tras su publicación, Saramago se mantuvo sin escribir veinte años. «Sencillamente no tenía algo qué decir y cuando no se tiene algo qué decir lo mejor es callar», dijo Saramago sobre su época de silencio.


Luego de esa sequía de letras publicó su segunda novela: Manual de pintura y caligrafía (1977). A partir de ese momento, no volvió a soltar la pluma.


Ganó el premio Nobel de literatura en 1998. Fue el primer escritor de lengua portuguesa en obtenerlo y el único hasta el momento. Su consagración como escritor llegó varios años antes, en la década de los ochenta, cuando publicó Memorial del convento (1982), una de las obras más emblemáticas de este lusitano. Gracias a esta obra Saramago conoció a Pilar del Río, su segunda esposa y su «alma gemela».

Pilar y Saramago

Cuentan las anécdotas que Memorial del convento llegó a manos de Pilar para cambiar su vida como periodista española. Cuando terminó de leerlo, ella sintió la necesidad de conocer más textos de Saramago. Corrió a una librería y encontró El año de la muerte de Ricardo Reis (1984) –recomendado por su excelencia.


La necesidad que sufría Pilar por conocer a Saramago la llevó a buscar su número telefónico, y cuando lo consiguió marcó para decirle: «Voy a Portugal; quisiera conocerlo. No le pido una entrevista. Sólo quería agradecerle…»
Saramago, acostumbrado a las llamadas de los periodistas, accedió a verla.


Quedaron de verse en el Hotel Mundial a las 4pm. Intercambiaron datos, envolvieron el tiempo en interesantes diálogos para pasar desapercibidos, y finalmente tuvieron que despedirse. Ahí no terminó el encuentro, siguieron enviándose cartas durante un tiempo hasta que Saramago fue Barcelona y se reencontró con ella; después de esto nunca más tuvieron que separarse. Se llevaban 28 años pero nunca les importó.


«¿Qué clase de mundo es éste que puede mandar máquinas a Marte y no hace nada para detener el asesinato de un ser humano?»
Dicen que un día el traductor de Saramago se apareció frente a ellos con unos lentes negros y les dijo: «Me estoy quedando ciego…», así que a partir de ese día Pilar se adjudicó la tarea de ser la traductora de su esposo.


A partir de ese momento Saramago le dedicó a ellas todos sus libros. Estuvieron juntos hasta que murió el 18 de junio del 2010, tras una larga y productiva vida, Saramago falleció a causa de un fallo multiorgánico.

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Su muerte, como ha sucedido con múltiples escritores, incrementó el número de ventas de sus libros. Dos años después, Pilar publicó el último libro que Saramago no logró concluir del todo: Alabardas (2014). Las cenizas del escritor están bajo un olivo en su tierra natal, y en su epitafio se lee: «Pero no subió a las estrellas, si a la tierra pertenecía.»

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La muerte en todas sus formas https://algarabia.com/para-chicos-malos-estos-2/ https://algarabia.com/para-chicos-malos-estos-2/#respond Tue, 03 Dec 2024 15:27:55 +0000 https://algarabia.com/?p=37587 La muerte

La pelona, la huesuda, la amada inmóvil, la pálida, la calaca, la de la guadaña, la descarnada, la fría, la catrina de la sonrisa burlona que nos pela los dientes y nos lanza un guiño con su cuenca vacía, ofreciendo su descarnada mano e invitándonos a su macabra danza. La que nos iguala a todos y nos da alas —diría «el Rey Lagarto», que hoy duerme con la dama de negro en su cama de piedra en Père Lachaise—, la que no debe nombrarse para exorcizar su temida presencia.

Existen —o al menos así lo expresamos— diversas formas de morir. «Tu padre, para mí, está muerto», me repetía mi madre incesantemente, refiriéndose no al deceso del señor Übelgott, sino a su voluntad —la de ella— de borrarlo de su memoria, de su interés y de su deseo.

También podemos decir que un político «está muerto» si su reputación está tan maltratada que difícilmente podría volver a aspirar a un cargo público. Hablamos de cervezas «bien muertas» —por lo frías— y de un «punto muerto» cuando las negociaciones se estancan o si ponemos la caja de velocidades del coche en neutral. Incluso podemos decirle a alguien «¡muérete!», si nos hemos enojado con esa persona —aunque pocas veces lo deseamos en verdad—, o hablar de la «muerte chiquita» para referirnos al orgasmo.

Usamos una infinidad de eufemismos que aluden a la muerte y, por otro lado, la mencionamos con cierta ligereza para referirnos a situaciones que poco tienen que ver con ella. Pero si el ciclo de la vida es «nacer, crecer, reproducirse y morir», y hasta el Ungido tuvo que entregarse a ella para resucitar al tercer día, ¿por qué nos genera tanto miedo mencionarla siquiera? Esta ineludible realidad biológica se ha convertido en un problema filosófico y metafísico.

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La muerte en uno

En otras palabras: la muerte humana es el fin de las funciones cerebrales y la ausencia de signos vitales —el latido del corazón, la respiración, la presión arterial y la temperatura corporal— debido al deterioro irreversible de nuestras células por causas naturales o externas, y el fatal impacto que éste tiene sobre los órganos, los sistemas y aparatos que nos componen.

«Morir es dormir… y tal vez soñar. Sí, y ver aquí el gran obstáculo; porque el considerar qué sueños podrán ocurrir en el silencio del sepulcro, cuando hayamos abandonado este despojo mortal, es razón harto poderosa para detenernos…»

William Shakespeare, Hamlet.

El propósito de nuestra vida, desde un punto de vista estrictamente biológico, es la vida misma para la preservación de nuestra especie, de modo que muchos seres vivos estamos dotados de un instinto de supervivencia más fuerte que casi cualquier otro, y con sistemas que alertan contra cualquier amenaza a la vida y nos ponen en condición de pelear o de huir. Quien haya visto su vida amenazada, sabrá que en ese momento no existe ningún otro impulso que no sea el de salvar el pellejo —aunque quizá el instinto de protección de las crías [muchos padres sentimos que somos capaces de dar nuestra vida por la de nuestros hijos] sea más fuerte que el instinto de supervivencia en algunas especies.


Desde los inicios de la humanidad, o antes, nuestros antepasados peludos debieron enfrentarse a esa visita indeseable que llegaba sin invitación y tomando la forma de los dientes y las garras de un depredador, una enfermedad, una piedra o un rayo que caía sobre algún desafortunado, o incluso de la mano —armada o desnuda— de otro homínido que deseaba arrebatar un fruto o un pedazo de carne, o que disputaba derechos territoriales o a una hembra. El cuerpo inerte de un miembro del clan, y su inexplicable rigidez y ausencia, debieron ser un absoluto enigma para ese hombre primitivo.

Y la cosa no ha mejorado mucho desde entonces: nadie sabe cómo es la muerte, qué pasa después de ella. Quizá sea por ello que resulta tan inquietante, un terreno desconocido, incierto.


Quienes la conocen —si es que hay algo que conocer— no pueden ya describirnos la sensación, el supuesto viaje, los parajes del «más allá», si es que existen. ¿Se trata de la pérdida de la conciencia, del ser individual? ¿De verdad entra uno a un túnel en cuyo final se encuentran los seres queridos que «se nos han adelantado»? ¿Llegamos a lugares infinitamente bellos o terribles, regidos por entidades superiores a nosotros: Anubis, Hades o Plutón, Kali o Mictlantecuhtli?


Tal vez esta incertidumbre haya sido el combustible para la nave de la imaginación, que durante siglos ha concebido paraísos e infiernos, y buscado fórmulas para alcanzar la inmortalidad física o del alma —esa esencia incorpórea de existencia no comprobada que, según se dice, sobrevive al cuerpo físico—. Casi todos los seres humanos tememos al vacío, a la soledad, al silencio y a la oscuridad, y por ello nos hemos negado a creer que todo termina al exhalar el último aliento.

La muerte de otros

La muerte, aunque inevitable, es dolorosa, tanto para el que muere como para quienes le sobreviven. Los avances de la medicina han hecho que a veces olvidemos nuestra mortalidad y veamos como extraño e injusto ese proceso natural —incluso se han creado disciplinas como la tanatología para ayudar a los deudos con su duelo—.


Paradójicamente, quienes se van —y lo decimos como si tuviéramos la certeza de un tránsito con un destino final— se convierten en intercesores ante entidades superiores, y en protectores ante circunstancias de peligro o desasosiego. Conservamos fotos de los muertos, e incluso hablamos mentalmente con ellos. Es como si negáramos su ausencia o como si quisiéramos que, de alguna manera, siguieran «por ahí», rondándonos, pendientes de nosotros.


¿Sabes cuán pálida, caprichosa y escalofriante llega la muerte, en una hora extraña, sin anunciarse, sin hacer planes, como un huésped horrible y encimoso que hubieras llevado a tu cama…? The Doors, «The Severed Garden»
Consulta el texto completo en el libro Para chicos malos, éstos, del Acervo Algarabía.

Te invitamos a ser partícipe de la lectura de este libro en el que la maldad permea cada una de sus páginas. Deléitate con la historia de lo que le hace daño a nuestro cuerpo, y diviértete leyendo las anécdotas de personajes históricos, de los cineastas del «lado oscuro», entre muchos otros.

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