Cácaro
«¡Cácaro! ¡Cácaro!», gritaba el público impaciente, y Rafa debía darse prisa para arreglar la película y calmarlos. Su historia quedó guardada en esta palabrota.
«¡Cácaro! ¡Cácaro!», gritaba el público impaciente, y Rafa debía darse prisa para arreglar la película y calmarlos. Su historia quedó guardada en esta palabrota.