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El plagio

Se dice que no hay nada nuevo bajo el sol; que los grandes temas de las artes quedaron perfectamente planteados en occidente desde la antigua Grecia; que estamos condenados a repetir al infinito los arquetipos que provienen desde lo más profundo de nuestro inconsciente.

Se dice que no hay nada nuevo bajo el sol; que los grandes temas de las artes quedaron perfectamente planteados en occidente desde la antigua Grecia; que estamos condenados a repetir al infinito los arquetipos que provienen desde lo más profundo de nuestro inconsciente. Pero, ¿eso justifica el plagio intelectual?
La rae define la acción de plagiar como «copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias». A partir de este punto, es más fácil que ensayemos una diferenciación entre el «plagio», la «inspiración», la «tradición», los «tributos», las «sátiras» y las «referencias». Todos estos conceptos han adquirido nuevos sentidos recientemente, en especial porque es posible que artistas de todo el mundo se mantengan al tanto de lo que hacen los demás, y así pueden detectar con mayor facilidad a aquellos que intentan apropiarse de su obra.
Sin embargo, muchos movimientos «modernos» y «posmodernos» sostienen que reapropiarse de una obra tiene un valor intrínseco que no debe ser despreciado. Un ejemplo célebre está en el found art y readymades de Marcel Duchamp:

Fuente de Marcel Duchamp, 1917. Un orinal de porcelana se colocó en un pedestal y se exhibió como una escultura, despojándolo de su sentido original no artístico.
¿Podemos decir que Duchamp plagió ese orinal? Probablemente no.
Veamos otros ejemplos más recientes en los que se ha hablado de plagio.
En 2004, el guitarrista estadounidense Joe Satriani lanzó la canción «If I Could Fly». En 2008, la banda inglesa Coldplay lanzó «Viva La Vida». He aquí una comparación de ambas:

A pesar de las evidentes semejanzas, Satriani perdió la demanda contra Coldplay por plagio, pero ambas partes llegaron a un acuerdo privado para evitar más acciones legales.
Un caso reciente en México fue el del libro Televisa Presenta, en el cual la fotógrafa Gabriela Saavedra retrató a varios actores de la televisora, en poses y escenarios que copian literalmente un libro del fotógrafo estadounidense Mark Seliger, pero con resultados cuestionables.
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Con el dominio de Internet, es a la vez fácil y difícil plagiar la obra ajena: la información está ahí, siempre disponible; pero millones de ojos y oídos atentos no temen señalar al ladrón.
En la sección de comentarios comparte con nosotros tus opiniones acerca del plagio. ¿Qué otros casos famosos conoces?
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