adplus-dvertising

Atosigado

¿Le ha sucedido que, luego de varias horas de completo insomnio, se ha sentido atosigado de oír el lento, pero obstinado, tictac del reloj?

«Todos somos náufragos en las aguas del tiempo, ese tiempo que einstenianamente no existe». Sin embargo, ¿le ha sucedido que, luego de varias horas de completo insomnio, se ha sentido atosigado de oír el lento, pero obstinado, tictac del reloj? O, ¿se ha encontrado en una situación de espera fastidiosa, de permanecer aturullado sin poder moverse ni para hablarle por teléfono a quien aguarda desde hace 45 minutos, ya que puede llegar en cualquier momento y, por no encontrarlo, irse? No le resta más que quedarse sentado y mirar —como un día dijo Bécquer— «el atolondrado revolotear de las aves nocturnas».
Aunque para Einstein el tiempo no existió ni existirá, nadie podría anular las inconvenientes consecuencias que sufren sus usuarios. En el primer caso, es imposible para un hombre no sentirse atosigado tras una larga jornada de desvelo.
El término atosigado es el participio del verbo atosigar, del latín tussicare que, según el drae, consiste en «inquietar, acuciar con exigencias o preocupaciones», y ¿qué mayor exigencia para
 el ser humano que no poder liberarse del porfiado sonido del pendular aparato? Sin embargo, no hay que atribuirle toda la culpa al tiempo; el sentirse atosigado también puede deberse, por ejemplo, a una impertinente persona —que nunca falta— o a un penetrante sabor, como el del gratín o el azúcar.
s31-palabrota

Compartir en:

Twitter
Facebook
LinkedIn
Email

Deja tu comentario

Suscríbete al Newsletter de la revista Algarabía para estar al tanto de las noticias y opiniones, además de la radio, TV, el cine y la tienda.

Las más leídas en Algarabía

Scroll to Top