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Anillas de puro

No olvidar: fumar puro sin retirar la vitola es considerado signo de ostentación y mal gusto.

Al descubrir el nuevo mundo, Cristóbal Colón se encontró con el Caribe y observó la primera modalidad para fumar tabaco: el puro. Durante 500 años se ha mantenido la opinión de que el habano y Cuba están estrechamente ligados.

Durante los siglos XVII y XVIII entró en vigor una Cédula Real que prohibía la producción de tabaco en Nueva España. A principios del siglo XIX el virrey Fernando VII abolió esta ley y permitió la libre comercialización del tabaco. El puto hecho en Cuba ya contaba con gran prestigio en otros países y, para distinguirlo, comenzaron a usarse las vitolas: bandas colocadas alrededor del cigarro por las tradicionales anilladoras.

Debido a la exportación y producción masiva del producto, en 1837, el gobierno de Cuba creó el Archivo del Gobierno Civil de Marcas de Litografía, Tabaco y Cigarros que registraba los grabados, nombres y temas que usaban los fabricantes para distinguir su mercancía.

Algunos fabricantes —de escasa afluencia— usaron viñetas de paisajes tropicales y caribeños que recordaran el origen del habano. No obstante, las anillas siempre se utilizaron para imponerlo como patrimonio de grupos selectos o distinguidos. Eran símbolo de estatus y, tanto para el fabricante como para el fumador eran primordiales, pues representaban supremacía y nobleza. Las vitolas personificaban a cada productora con imágenes de grandes palacios, carruajes, hoteles e insignias de lujo o elegancia.

En el caso del poder imperial, las grafías aludían a torsos y bustos de reyes o importantes personajes aristócratas; principalmente, se usaron grabados de escudos, blasones, banderas, sellos y monedas de la realeza. Como representaciones de lo más significativo de la época, incluían momentos históricos emblemáticos, monumentos y personajes de músicos: Strauss, Schubert, Rossini, Puccini, Bellini, Mendelssohn, entre otros. Algunas décadas más tarde se empleó el símbolo femenino para dar un carácter seductor al cigarro con ilustraciones sugestivas de mujeres encantadoras. Sencillamente, toda gloria de la humanidad estuvo al servicio del tabaco en su momento.

«El puro sólo sirve para fumar, fumar es un placer y fumar puro es un placer supremo»
Guillaume Tesson, Los Puros

Técnicas y composición

La simetría estructural y la gradación jerárquica de los elementos son de vieja tradición; hasta las marcas más ordinarias la siguen. Este estilo homogéneo es producto, en parte, de la técnica de impresión disponible en el siglo XIX. La litografía tuvo un papel fundamental, gracias a ella la calidad de reproducción se incrementó al punto de permitir colorear las estampas. También se logró aumentar la complejidad de la iconografía, en extremo detallada, que ostentaban las anillas, pues la calidad reproductiva no se alteraba con la reducción del tamaño. Lo mismo ocurrió con las estampas coloreadas que sirven para forrar las cajas de habanos.

Más adelante, se combinó la litografía con el grabado, éste último se da de dos formas: en seco, sólo realza escudos, orlas y filetes; y el estampado, en oro y otras hojas metalizadas. En la actualidad, estas técnicas son las que se usan.

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