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Editorial 95

San Jorge es el regente de la Iglesia ortodoxa, y cientos de artistas han retratado su imagen a caballo con una lanza, luchando contra el fiero dragón: de ahí nace su leyenda, el origen de todos los cuentos de hadas sobre princesas y dragones.

La leyenda del Dragón

Advance our standards, set upon our foes; Our ancient

word of courage, fair Saint George, Inspire us with the

spleen of fiery dragons.1

William Shakespeare, Richard III


Quizá sea San Jorge uno de los santos más venerados en Occidente. Se cuenta que ya desde la época de Constantino I se le rendía culto; murió el 23 de abril de 303, y aunque su existencia real es dudosa —quizá fue un soldado romano de Capadocia—, fue canonizado un siglo después.
San Jorge fue el santo de las Cruzadas y hoy día es patrono de Inglaterra, Grecia, Lituania, Georgia, Barcelona, Río de Janeiro y Moscú, amén de muchos otros sitios. Es además el regente de la Iglesia ortodoxa, y cientos de artistas como Uccello, Rafael, Botticelli y Rossetti han retratado su imagen a caballo con una lanza, luchando contra el fiero dragón: de ahí nace su leyenda, el origen de todos los cuentos de hadas sobre princesas y dragones.
Esta leyenda dorada fue un «bestseller oral» en el medioevo y va más o menos así: en la ciudad de Silene —quizá Cirene, en Libia— un dragón se apoderó de la fuente que proveía de agua al pueblo; para saciar su voracidad y mantenerlo apaciguado, además de obtener el líquido vital, le ofrecían corderos y, cuando los corderos se acababan, le entregaban niños. El sacrificio humano se decidía al azar entre los habitantes, y un día resultó seleccionada la princesa. El rey, su padre, abogó por la vida de su hija, pero sin éxito, y cuando estaba a punto de ser devorada por el dragón, apareció Jorge, quien se enfrentó con éste, lo llevó al pueblo, lo presentó ante todos y les dijo que si se convertían al cristianismo, mataría al dragón ante sus ojos. Así lo hicieron, el pueblo queda cristianizado y San Jorge, canonizado.
Y es justo acerca de estos seres míticos, los dragones, que trata esta Algarabía; además de otros temas como la estatura de Napoleón, las juras y las mandas, los puntos extremos de la Tierra, los picos más altos y los países más pequeños del planeta, las carreras de coches, la extraña enfermedad «manchada» del vitiligo y hasta los adjetivos descalificativos y las metátesis.
Este número también toca otros temas de lo más interesantes, tales como el de las especias como propulsoras de la modernidad; el desarrollo de los cómics de dc y Marvel; el léxico de la corrupción en nuestro país —muy ilustrativo—, y lo que va del cabaret al antro. Todo esto acompañado de personajes peculiares, como el artista rarogótico Edward Gorey, Salvador Novo, el Nobel improbable Santiago Ramón y Cajal, y hasta Phineas y Ferb.
Que San Jorge lo defienda, querido lector, y después sueñe con los dragones.


1 «Que avancen nuestros estandartes sobre los enemigos, nuestro antiguo credo de justa valentía, inspíranos San Jorge con la ira de ardientes dragones.» Ricardo III

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