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Mito: beber alcohol mata las neuronas

Esta idea ha sido empleada como argumento de los abstencionistas desde el siglo XIX, pero carece de bases científicas.

Esta idea ha sido empleada como argumento de los abstencionistas desde el siglo xix, pero carece de bases científicas.
Diversas pruebas practicadas a individuos alcohólicos y abstemios —en Finlandia y en varias universidades estadounidenses— no mostraron diferencias significativas en la densidad de neuronas entre unos y otros; de hecho, se ha demostrado que el consumo moderado de alcohol favorece la cognición intelectual, pues aumenta los receptores neuronales.
El abuso del alcohol sí provoca —en muchos casos— daños graves a largo plazo al hígado, y de inmediato al cerebro, pues impide que las neuronas puedan hacer sinapsis; esa es la razón por la que los ebrios no pueden coordinar sus movimientos, expresiones o ideas.
Cuando tenemos resaca y nos duele la cabeza, ese dolor no proviene del cerebro, pues éste carece de terminales nerviosas; lo que nos duele es la membrana que recubre al cerebro y que se retrae por la deshidratación que produce el alcohol.
Por otro lado, el síndrome de abstinencia sí puede dañar el cerebro y el sistema nervioso de quienes sufren de alcoholismo, debido a la intensa actividad de las neuronas que, habituadas a recibir un determinado volumen de alcohol, terminan por colapsar.

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