Literatura – Algarabía https://algarabia.com Algarabía Wed, 19 Feb 2025 04:18:03 +0000 es hourly 1 https://wordpress.org/?v=6.7.2 https://algarabia.com/wp-content/uploads/2021/06/favicon.png Literatura – Algarabía https://algarabia.com 32 32 Ponte a prueba #78: Leonardo da Vinci https://algarabia.com/ponte-a-prueba-78-leonardo-da-vinci/ https://algarabia.com/ponte-a-prueba-78-leonardo-da-vinci/#respond Wed, 19 Feb 2025 04:17:33 +0000 https://algarabia.com/?p=27915 En esta prueba veremos qué tan bien conoces a Leonardo: a ver si te sabes su vida y obra completitas o si sólo leíste aquel Código

 

 

 

 

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El horror sobrenatural en la literatura https://algarabia.com/el-horror-sobrenatural-en-la-literatura/ https://algarabia.com/el-horror-sobrenatural-en-la-literatura/#respond Thu, 28 Nov 2024 04:17:06 +0000 https://algarabia.com/?p=44700 Muy pocos psicólogos lo niegan y el hecho de admitir esa realidad confirma para siempre a los cuentos sobrenaturales como una de las formas genuinas y dignas de la literatura.
Contra ellos se disparan todos los dardos de un sofisticado materialismo, que con tanta frecuencia se aferra a las emociones de la experiencia, a los sucesos exteriores y a un idealismo tan ingenuo como insípido que se opone a las motivaciones estéticas, abogando por una literatura puramente didáctica, capaz de ilustrar al lector y «elevarlo» hacia un nivel adecuado de afectado optimismo.
No obstante, pese al rechazo o a la indiferencia, los cuentos fantásticos sobrevivieron, se desarrollaron y alcanzaron su plenitud, al amparo de su origen en un principio básico tan profundo como elemental, cuyo hechizo —aunque no siempre universal— es irresistible para los espíritus verdaderamente sensibles.
El alcance de lo espectral y lo macabro es por lo general bastante limitado, pues exige por parte del lector cierto grado de imaginación y una considerable capacidad de evasión de la vida cotidiana.
Son relativamente pocos los seres humanos que pueden liberarse lo suficiente de las cadenas de la rutina diaria como para corresponder a las intimaciones del más allá.
Las narraciones que trafican con los sentimientos y acontecimientos comunes o con las deformaciones sentimentales y triviales de tales hechos siempre ocuparán el primer puesto en el gusto de la mayoría: esto tal vez sea lo justo pues esas circunstancias cotidianas conforman casi la totalidad de la experiencia.

Vía Pexels, Francesco Ungaro
Vía Pexels, Francesco Ungaro

Sin embargo, no cabe duda de que los seres sensibles siempre estarán entre nosotros, y a veces una curiosa estela de inquietud puede invadir el recóndito rincón de la mente más firme, de modo tal que ningún racionalismo o análisis freudiano puede borrar por completo el estremecimiento causado por un susurro en el rincón de la chimenea o la soledad en un bosque sombrío.
Y aquí nos encontramos con un modelo psicológico o tradicional tan genuino y tan profundamente enraizado en la experiencia mental como pueden serlo otros modelos o tradiciones de la humanidad; un elemento paralelo a los sentimientos religiosos e íntimamente vinculado con muchos de sus aspectos, participando en tal medida de nuestro legado biológico que difícilmente pierde su poderosa influencia en una parte minoritaria, aunque importante, de nuestra especie.

El ser humano ante lo desconocido

Los primeros instintos y emociones del ser humano forjaron su respuesta al ámbito en que se hallaba sumido. Los sentimientos definidos basados en el placer y el dolor nacían en torno a los fenómenos comprensibles, mientras que alrededor de los fenómenos incomprensibles se tejían las personificaciones, las interpretaciones maravillosas, las sensaciones de miedo y terror tan naturales en una raza cuyos conceptos eran elementales y su experiencia limitada.

Vía Pexels, Lucas Piero
Vía Pexels, Lucas Piero

Lo desconocido, al igual que lo impredecible, se convirtió para nuestros primitivos antecesores en una fuente ominosa y omnipotente de castigos y de favores que se dispensaban a la humanidad por motivos tan inescrutables como absolutamente extraterrenales, y pertenecientes a unas esferas de cuya existencia nada se sabía y en la que los humanos no tenían parte alguna.
La poesía es siempre la primera expresión literaria de los pueblos, y es en ella donde encontraremos la irrupción de lo sobrenatural en los escritos de la antigüedad.
Del mismo modo, el fenómeno de los sueños contribuyó a elaborar la noción de un mundo irreal y espiritual, y, en general, todas las condiciones de la vida salvaje en la alborada de la humanidad condujeron hacia el sentimiento de lo sobrenatural de una manera tan poderosa, que no podemos asombrarnos al considerar cuan profundamente la especie humana está saturada del antiguo legado de religiosidad y superstición.
Y, bajo un punto de vista estrictamente científico, esta saturación debemos comprenderla como un elemento permanente en lo que respecta al inconsciente y a los instintos más profundos del ser humano; pues aunque la esfera de lo desconocido ha ido reduciéndose a través de los milenios, un abismo insondable de misterio sigue envolviendo al cosmos, mientras que un vasto residuo de asociaciones tenebrosas y titánicas continúa aferrándose a todos los elementos y procesos que antaño eran completamente incomprensibles.

Vía Pexels, Shivam Patel
Vía Pexels, Shivam Patel

Ahora, por supuesto, esos fenómenos pueden explicarse perfectamente.
Pero más allá de todo esto, existe una fijación fisiológica de los primitivos sustentos en nuestro tejido nervioso, que puede sensibilizarlos oscuramente aun cuando la mente consciente se libere de todas las fuentes de lo maravilloso.
Las angustias y el peligro de muerte se graban con mayor fuerza en nuestros recuerdos que los momentos placenteros.
Así también, los aspectos tenebrosos y maléficos del misterio cósmico ejercen una fascinación más poderosa sobre nuestros sentimientos que los aspectos beneficiosos. Estos últimos han sido acogidos y formalizados por los rituales religiosos convencionales, mientras que los primeros han alimentado al folklore popular.
Esta fascinación se agudiza asimismo por el hecho de que la incertidumbre y el peligro unidos a cualquier vislumbre de lo desconocido, conforman un universo de amenazas espirituales de índole maléfica.

Del miedo primitivo al miedo literario

A partir de tales conceptos, no cabe asombrarse de la existencia de una literatura relacionada al terror cósmico. Siempre existió y existirá, y no hay mejor prueba de su tenacidad como el impulso que mueve a ciertos escritores a extraviarse de los caminos trillados para probar su ingenio en textos aislados, como si desearan alejar de sus rosales sombras fantasmagóricas que de otra manera seguirían acosándolos.

Vía Pexels, Neosiam 2021
Vía Pexels, Neosiam 2021

Los genuinos cuentos fantásticos incluyen algo más que un misterioso asesinato, unos huesos ensangrentados o unos espectros agitando sus cadenas según las viejas normas.
Y así tenemos a Charles Dickens imaginando varios relatos sobrenaturales; a Robert Browning escribiendo su horrible poema Childe Roland; a Henry James y su Otra vuelta de tuerca; al médico y escritor norteamericano Oliver Wendell Holmes, con su inteligente novela Elsie Venner; a Francis Marion Crawford —La litera superior— y tantos otros ejemplos, como el caso de la asistente social Charlotte Perkins Gilman y su relato «El empapelado amarillo» mientras el humorista W. W. Jacobs escribía su melodramático cuento titulado «La pata de mono».
En estos cuentos debe respirarse una definida atmósfera de ansiedad e inexplicable temor ante lo ignoto y el más allá; ha de insinuarse la presencia de fuerzas desconocidas, y sugerir, con pinceladas concretas, ese concepto abrumador para la mente humana: la maligna violación o derrota de las leyes inmutables de la naturaleza, las cuales representan nuestra única salvaguardia contra la invasión del caos y los demonios de los abismos exteriores.

Puedes continuar leyendo este texto de Lovecraft en nuestra ominosa edición 110.

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La Sátira y el Satiricón https://algarabia.com/la-satira-y-el-satiricon/ https://algarabia.com/la-satira-y-el-satiricon/#comments Tue, 08 Oct 2024 15:51:28 +0000 https://algarabia.com/?p=46322 La característica principal de la sátira está en expresar la indignación por parte del autor ante una situación social. Algunos de los recursos más representativos de la sátira son la ironía, la farsa, la ridiculización y la exageración sistemática de vicios, locuras y abusos tanto a nivel individual como colectivo —como hizo Valle Inclán con la grotesca y absurda técnica de esperpento en su obra Luces de Bohemia.

La sátira es heredera directa de la poesía yámbica, concebida durante las celebraciones griegas a Deméter y Dionisio. Sin embargo, el (sub)género como tal se empezó a desarrollar sobre todo en la literatura latina bajo la autoría de poetas como Ennio, Lucilio, Catulo y Horacio. «Satura quidem tota nostra est» decía Marco Fabio Quintiliano, quien consideraba la sátira una invención exclusivamente romana.

Según Corominas, la palabra en latín satura hacía referencia a una especie de «olla podrida y rebosada de manjares varios». De ella es que proviene el verbo en castellano ‘saturarse’, hartarse, cansarse quizá del despotismo, las injusticias y los excesos tan comunes en las ciudades tanto de ayer como de hoy.
—Ve nada más, «¡qué bonito, qué bonito!»

En gran número de análisis teóricos sobre la sátira se destaca las reflexiones emanadas desde el psicoanálisis como un constituyente básico para su comprensión. Así pues, el satírico es aprehendido como un sádico en potencia, un hombre hostil y agresivo que busca la defensa de sus convicciones; a diferencia del otro tipo de humor que reconoce Freud en su obra El chiste y su relación con lo inconsciente (1905), que es aquella broma obscena donde comúnmente se nos muestra la desnudez y demás referencias sexuales.

La sátira es considerada el arma de la inteligencia militante, en tanto que utiliza el humor para reformar la sociedad basándose en patrones y sermones moralizantes o por el simple gozo por lo burlesco. Se cree que es este contenido gracioso, y su capacidad para generar un autorreconocimiento en el público a través de confrontar ideas, lo que la ha mantenido vigente a través de los siglos.

Por ello, la literatura mundial está repleta de sátira. Cabe destacar entre los clásicos hispánicos obras como La Celestina de Fernando de Rojas, la novela picaresca sobre el Lazarillo de Tormes, el Buscón de Quevedo, El pensador Mexicano de Joaquín Fernández de Lizardi y la poesía de Mateo Rosas de Oquendo y Juan del Valle Caviedes. Así también el italiano Giovanni Boccaccio, los franceses Voltaire y Francois Rabelais, y al inglés Alexander Pope con La denuncia, junto con las obras de Jane Austen, y los más contemporáneos Aldous Huxley y George Orwell.

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En la historia de la sátira literaria ha existido una persecución constante por parte de las élites gobernantes sobre los escritores satíricos que suponían una amenaza a su poder. Tal fue el caso de Francesillo de Zúñiga, a quien le costó la vida haber escrito Crónica burlesca del emperador Carlos v, o a Sor Juana Inés de la Cruz, quien tras haber escrito duras sátiras como su célebre poema contra el machismo «Hombres necios que acusáis… », fue acusada por la Iglesia, hasta que regresó desencantada de sus labores religiosas y firmó su último escrito con la propia sangre: «Yo, la peor de todas.»

La vida mordaz

A pesar de que es un género principalmente literario utilizado tanto en prosa como en verso —cuando se combina con ambos estilos es llamada sátira menipea—, también otras disciplinas como las ilustraciones caricaturescas para los periódicos, las artes plásticas, el mundo escénico, el cine, los programas de televisión, y más recientemente los canales de YouTube, se han valido de estas agudezas para exhibir sus contenidos.
El grabado y el imaginario popular de México

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La línea entre lo correcto y lo incorrecto se ha vuelto muy delgada y ha generado gran número de polémicas, a nivel nacional e internacional, por ejemplo el caso del periódico catalán «Polònia», criticado por insinuar semejanzas entre el presidente Mariano Rajoy y Hitler, o el seminario francés «Charlie Hebdo», acusado de provocar a facciones religiosas con sus publicaciones, lo cual derivó en un ataque terrorista a sus instalaciones en enero de 2015.

¿Qué es y qué no es sátira?

Comúnmente se confunde a la sátira con la parodia, un género distinto, aunque muy cercano. No obstante, la parodia se encarga de imitar una obra a través de la intertextualidad, ésta significa la emulación de un texto previo para abordarlo nuevamente y destacar algunos de sus puntos más importantes. La parodia, aunque siempre tiene una carga de humor, no necesariamente posee una intención crítica, construcción moral. La parodia por es siempre receptora y emisora de una nueva pieza.

Es también común relacionar la sátira con la ironía, para no caer en este error debemos saber que la ironía no es un subgénero literario, sino más bien se encuentra en el nivel de las herramientas del lenguaje conocidas como figuras retóricas. Es decir, a diferencia de su uso común, estas frases van acompañadas de particularidades fonéticas, gramaticales, semánticas, o ademanes corporales que las vuelven aún más expresivas. Así pues, la ironía une contrarios, pues permiten expresar a través de elementos no verbales, lo opuesto a aquello que se exclama literalmente. Ejemplo: «Estaba malísimo el platillo, joven» —cuando te has terminado absolutamente todo lo que te sirvieron en el plato y usaste pan hasta para limpiar la poca salsa que se cayó de tus tacos.

Debido a que «ironía» y la palabra del inglés «irony» son falsos cognados, es común que estos se confundan, pero ésta se traduce como ‘parodia’. Se describe una situación como paradójica cuando en ella sucede un hecho aparentemente contrario a la lógica. Ejemplo: «En casa del herrero, cuchillo de palo» o «Una persona se va en auto al gimnasio para ahí hacer bicicleta fija»

Finalmente, el sarcasmo es una burla mordaz que se vale de la ironía. Ambas pueden ser utilizadas para el propósito de la sátira, por ejemplo: «Qué rico perfume, ¿cuánto tiempo has pasado sumergido en él?» —dedicado a alguien que tiene un perfume exagerado.

Satiricón

Este libro es un proyecto que pretende estimular al público con la lectura de sátiras que tocan muchos temas de la vida cotidiana que son muy serios, pero abordados desde el lado amable de no tomarnos las cosas a la tremenda.

La sátira nace de la conciencia individual, de cierto sentimiento hostil a la realidad; actitud que puede converger con la cosmovisión dominante o retarla con un pensamiento contrario.

La idea de la Colección de sátiras —creadas por el Dr. Alfonso García, ilustradas por Mauricio García Lazard y Alex Lazard—, es convertir las preocupaciones más comunes en una sana burla que ayude a transitar por la vida siendo conscientes de aquellas, pero sin caer en el desaliento, sin entumecer la esperanza.

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El arte, la cultura y el ITAM https://algarabia.com/el-arte-la-cultura-y-el-itam/ https://algarabia.com/el-arte-la-cultura-y-el-itam/#comments Sun, 04 Aug 2024 12:43:44 +0000 https://algarabia.com/?p=90062 El arte, la cultura y el ITAM Read More »

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Lo mejor que le puede pasar a una persona es que cuando le enseñan algo —en casa, en la escuela, en el trabajo o donde sea— se quede con ganas de más, no porque le hayan dado una embarrada de conocimiento, sino que el tema la sorprendió, le abrió la mente o la impactó, vaya.
Precisamente el Instituto Tecnológico Autónomo de México ofrece lo anterior acualquier persona que desee aprender algo más, sin importar el nivel educativo o si pertenecen o no a la comunidad itamita, a través de cursos y diplomados.

Pero qué artístico me saliste.


El arte y la cultura son parte de nuestra esencia humana, inalienables e inherentes desde que llegamos a este mundo. Una no podría existir sin la otra, por eso cuandouno revisa la historia a través del arte, siempre estará ligado a una cultura —inclusovarias— y a sus ideas.
Ejemplo de ello es el impresionismo, movimiento artístico nacido en Normandía, Francia, durante la segunda mitad del siglo XIX, donde se experimentó con plasmar la luz y el color en la pintura. Apellidos como Cézanne, Monet, Renoir o Degas sonalgunos pilares del movimiento impresionista que, según los expertos, también alcanzó a las otras artes como la escultura —Auguste Rodin—, la literatura —Edmondy Jules de Goucort— o la música —Claude Debussy.
Continuando con la historia, a partir de estos personajes y del propio movimiento, surgieron otros que los tomaron de inspiración. Basta con voltear a ver el acervo artístico que México tiene, enalteciendo nuestro sentir como nación e idiosincrasia.
Por eso muchas personas gestionan y coleccionan arte, sea de cierta época,
movimiento o cultura.

Ay, nanita

Una temática que también ha estado representada en el arte es la religión, que al mismo tiempo forma parte de la cultura. Ahora bien, si tomamos en cuenta lo vasto que es el mundo y la cantidad de culturas que han existido, no es para sorprenderse el número de religiones que existen. Es bien sabido que el cristianismo y el islam son las dos religiones con el mayor número de creyentes o que el budismo no es una religión, sin embargo, ¿nos sonarán las múltiples religiones que se practican en China? ¿Conoces alguna religión mesoamericana, tanto extinta como actual? ¿En qué se diferencia el judaísmo del catolicismo?
Sin importar si uno es creyente o no, conocer sobre las religiones del mundo es sinónimo de respeto y tolerancia hacia las demás personas, en especial cuando se visita otro país. Por eso mismo, aprender sobre el arte y la cultura es tan importante en nuestra formación como personas, además de identificarnos o simple y sencillamente porque nos gustan.

@DiplomadosITAM

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¡¿Qué chingados es el metaverso?! https://algarabia.com/que-chingados-es-el-metaverso/ https://algarabia.com/que-chingados-es-el-metaverso/#respond Sat, 24 Feb 2024 10:39:44 +0000 https://algarabia.com/?p=80933 Ni te hagas que la palabra «metaverso» ni a chingadazos la habías escuchado antes. Pues para los mamantes, perdón, amantes de Zuckerberg y compañía, aquí se enterarán por qué no fue de a gratis el cambio de nombre de Facebook, Inc. a Meta. 

Pa’ empezar, el término puede ser metaverso o metauniverso, los cuales son el acrónimo —la unión de dos palabras para formar otra o las siglas de algo leídas como un término— de meta-, ‘más allá’, y universo. O sea, «más allá del universo»…ah, qué la chingada, Timón y Pumba nos están hablando. El término fue acuñado por el escritor Neal Stephenson en su novela Snow Crash (1992). 

Tenemos tecnología 

Ese universo se refiere al de la próxima generación de Internet, al mundo virtual, más todo lo que parte de ahí: la realidad virtual, la realidad aumentada, la tecnología tridimensional, los hologramas y las imágenes monoculares. Ahora bien, si tú crees que eso se oye lejano, déjame decirte que ya lo has usado, es más, ya estás inmerso en el metaverso y ni te lo habían dicho. 

Un ejemplo son los avatares que usamos para identificarnos virtualmente, como en nuestras redes sociales, pero sin las limitaciones físicas del mundo real. El pionero en esto fue la comunidad Second Life, desarrollada por Linden Lab, en la cual, literalmente, tenías una segunda vida para interactuar con otras personas en otro mundo —virtual. 

¿Qué sigue? 

Pues lo que pretende Mark Zuckerberg es que en la siguiente década Meta se convierta en el metaverso más amplio y abierto además de ser interoperable con otras plataformas —y dominar el mundo… ¿Qué?, yo no dije nada—. Pues para lograrlo necesita tener muy presente los 3 pilares del metaverso: 

  • Corporeidad

    Por más que diseñemos y nos metamos a x o y lugar virtual, siempre estaremos sometidos a las leyes físicas. Es decir, que si se nos descargó el celular, que si una tormenta solar se chinga a todos los satélites y todo se derrumbó, etcétera. 
     
  • Interactividad

    Pus obviooo, si no hay interacción entre usuarios y hasta con el propio metaverso, ¿cuál es el chingado chiste? 
     
  • Presistencia

    Haya un millón, doce o ningún usuario adentro, el metaverso continuará funcionando y seguirá abierto para el inevitable regreso de las personas. 
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José Ortega y Gasset: La realidad en perspectiva https://algarabia.com/ortega-y-gasset/ https://algarabia.com/ortega-y-gasset/#respond Wed, 08 Nov 2023 20:32:54 +0000 https://algarabia.com/?p=81836 Es el filósofo más destacado en la cultura española de la primera mitad del siglo  XX, nació en 1883 en Madrid dentro de una familia ilustrada, liberal y burguesa. Con un linaje de escritores —su padre fue director del periódico El Imparcial, fundado por su abuelo materno— se desarrolló en la política, el periodismo y los proyectos editoriales. 

Ya siendo doctor en España viajó a Alemania en 1905 en donde estudió con las «musas alemanas» —las corrientes filosóficas neokantianas— su germanismo le acompañó en el resto de sus escritos. Él estaba convencido de que España estaba enferma, tanto en la raza como en la sustancia, especialmente si se le comparaba con el desarrollo general del resto de Europa. 

Fue alumno de Husserl —el creador del pensamiento fenomenológico—, tuvo relación con autores de la llamada generación del 98 —entre quienes destaca Miguel de Unamuno, Pío Borja y Antonio Machado—  y luego fue influencia del grupo perteneciente a la generación del 27 —Federico García Lorca, Pedro Salinas y Remedios Varo– y fundó La Revista de Occidente.

José Ortega y Gasset: La realidad desde cada perspectiva

A diferencia de otros filósofos cuya escritura críptica los vuelve inaccesibles, José Ortega y Gasset decidió usar una escritura clara y accesible, inspirada en los textos de Cervantes, con un estilo similar al del Quijote, porque «la claridad es la cortesía del filósofo».

 «Yo soy yo y mis circunstancias, si no las salvo a ellas no me salvo yo»

José Ortega y Gasset

Su propuesta filosófica más revolucionaria fue proponer el ser como un sujeto que se forma a sí mismo y que es formado por su ambiente, con ello cancela la idea de que el sujeto es un ente independiente de la sociedad, aislado y por lo tanto absolutamente autodeterminado. 

Además planteó el perspectivismo en el cual la realidad radical es la vida misma que es inasequible para cualquiera de sus observadores, pues cada uno cuenta con una realidad fragmentada de acuerdo a su experiencia y perspectiva, es decir que, para Ortega y Gasset no existen verdades absolutas, ni mucho menos eternas, pero no por ello se decantó por el relativismo

En su libro, La rebelión de las masas,  trata el papel fundamental de los individuos que toman actitudes de rebaño y terminan determinando las políticas públicas sin tener la preparación suficiente para hacerlo. Esto hace evidente la necesidad de elevar el nivel cultural de los individuos. 

Murió el 18 de octubre de 1955, en Madrid, tras su muerte se creó el rumor de que se había reconciliado con la iglesia — a la cual había criticado con dureza en el pasado— pero luego fue desmentido.

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Simone de Beauvoir: paradigma del feminismo

Baruch Spinoza

¿Nacemos siendo buenos?

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La musa esquiva https://algarabia.com/la-musa-esquiva/ https://algarabia.com/la-musa-esquiva/#respond Wed, 07 Jun 2023 11:30:00 +0000 https://algarabia.com/?p=52956 Escribir no es negocio fácil; los tratos con la musa esquiva suelen ser accidentados y crueles. Cada escritor debe establecer ciertos modos para llegar a ella y obtener de alguna manera su favor. Hay algunos atajos que, gustosos, sendos artistas han tomado —nunca tan literalmente— en exceso y con disciplina.

Otros, en cambio, han observado ciertas prácticas inmutables, manías y supersticiones cuyo cumplimiento haría de las musas aliadas fieles a las que acudir para que soplen sobre sus cabezas los secretos creativos que celosamente resguardan. Todo ello para alejarnos del más implacable enemigo: el writers block, conocido en estas tierras como ‘bloqueo creativo’, o más coloquialmente, el «embotamiento».

«Cada quien se mata las pulgas como puede», reza un viejo y sabio refrán. Aquí he reunido algunos de los recursos que destacados colegas míos alrededor del mundo han utilizado en su fructífera carrera. Comenzaré con un amigo mío mucho muy cercano —pero muy cercano— que no por ser el primero es el mejor de todos los que aquí se mencionan. O a lo mejor sí lo es. 

La musa esquiva
Vía Pexels, Andrea Piacquadio

Carlos Fuentes (1928-2012)
Su disciplina para escribir era proverbial; al respecto decía: «los libros no se escriben solos ni se cocinan en comité. Es un acto solitario y, a veces, aterrador. Es como entrar a un túnel sin saber si habrá salida». Según relatan quienes lo conocieron, Fuentes literalmente se esposaba al escritorio durante horas; su escritura apenas se veía interrumpida por la hora de la comida. Este escritor decía que la labor de crear estaba compuesta por 10% de inspiración y 90% trabajo. En el remoto y extraño caso de que no trabajara durante el día, se sentía un «miserable huevón» —palabras absolutamente suyas.

Virginia Woolf (1882-1941)
La autora del célebre ensayo Una habitación propiaA Room of One’s Own— (1929) se quedaba, por lo menos, dos horas y treinta minutos encerrada en su habitación, escribiendo. Y lo hacía, para mayor delectación de la reciedumbre, de pie. Como otros genios en la historia, Woolf tenía fama de tener un carácter complejo; era famosa entre los vendedores de las tiendas por su debilidad para rebatir y sugerir productos para sus anaqueles.

Agatha Christie (1890-1976)
Está considerada como la autora que más libros ha vendido en la historia, sólo por detrás de William Shakespeare, de acuerdo con los Récord Guiness. En su curriculum vitae figuran 66 novelas policiales, 6 rosas y 14 relatos cortos; entre ellas, un volumen considerado entre los mejores 100 libros en la historia según el diario Le Monde: La muerte de Roger Ackroyd —The Murder of Roger Akroyd— (1926).

Este ritmo febril de producción sólo era posible gracias a un trato privilegiado con las musas; en su caso, Christie las cortejaba desde la bañera, mientras comía manzanas. Ese era su ritual. 

La musa esquiva
Vía larazon.es

Gabriel García Márquez (1927-2014)
Sin flores amarillas, «Gabo» no escribía. Éstas debían ser colocadas en su escritorio y, por sobre todas las cosas, tenían que ser naturales. Las artificiales, según creía, eran de mala suerte, lo mismo que los caracoles detrás de la puerta y los pavorreales —los falsos, no vaya usted a creer—. Se dice que al escribir dejaba sus pies desnudos; y que si la musa se le negaba, el colombiano no movía el lápiz ni por equivocación.

Philip Roth (1933-2018)
Fernando Savater dijo alguna vez que el mejor estado del lector es la soledad; lo mismo, y un poco más, podría decirse del escritor. Roth lo siguió al pie de la letra. En 1972 comenzó a vivir en una cabaña del siglo xviii, en Connecticut. Era un medio completamente rural; sin distracciones y lejos de la acelarada vida de ciudad. Cada día de trabajo, Roth hacía ejercicio, desayunaba, y luego comenzaba a escribir con disciplina. «Escribir no es un trabajo duro: es una pesadilla», dijo. Y eso que no lo interrumpían.

Truman Capote (1924-1984)
Pasaba al menos cuatro horas al día acostado, luego de despertar. Esto lo hacía no precisamente por holgazanería; Capote afirmaba que escribir desde la cama le traía beneficios a su creatividad. Por otro lado, hasta la nicotina que consumía debía tener algún orden, como que tres colillas de cigarro no podían mantenerse en el cenicero. Los viernes eran los días menos resolutivos de su vida: no podía terminar ni comenzar nada. ¡Pobres de sus editores y los deadlines del fin de semana!

La musa esquiva
Vía esquire.com

Isaac Asimov (1920-1992)
Un 4×4 de la escritura. Asimov no descansaba nunca, escribía los siete días de la semana, en un horario de ocho horas y sin feriados. En total se estima que escribió cerca de 500 volúmenes y 9 00o cartas y postales. No revisaba sus escritos una vez que los terminaba; y eso que escribía una media de 35 páginas diarias, ¡diarias!

Friedrich Schiller (1759-1805)
Si los escritorios hablaran… Schiller, junto con Goethe, son las máximas figuras de las letras alemanas. Fue una mente central para la Ilustración y sus poemas aún son recitados dulcemente. No obstante, esa «prístina» cualidad de su escritura estuvo, al momento preciso de ser creada, envuelta por algunos olores non sanctos.

Resulta que Schiller guardaba manzanas podridas en los cajones de su escritorio, así mantenía activa su vena creadora. El recurso no parece disparatado; las frutas podridas liberan gas metano, y sus efectos son muy parecidos a los de una borrachera —absténganse de probarlo, escritores nóveles.

John Steinbeck (1902-1968)
Este escritor de poderosos bigotes, autor de perlas como La perla (1946), gustaba de escribir con sólo una clase de lápices: los hexágonales. Por alguna razón, Steinbeck tomaba los lápices con tal fuerza que, al cabo de un tiempo, se destrozó los dedos. Su editor —un hombre piadoso, como todos los editores— le obsequió lápices redondos. Y la calidad de su escritura se mantuvo igual. Hasta mejor.

Alexandre Dumas (1802-1870)
Mejor conocido en nuestro medio hispano como Alejandro Dumas. Este autor tenía serias y muy definidas ideas sobre los colores y su relación con la creatividad. Durante toda su vida —y cuando escribo «toda su vida» me refiero a «toda su vida»— escribió ficción en hojas azules, artículos en rosas, y poesias en amarillas. Es muy probable que esa clasificación haya sido comunicada a los numerosos «negros» literarios que trabajaban en sus proyectos.

La musa esquiva
Vía mascultura.com

Pablo Neruda (1904-1973)
Se llamaba Ricardo Eliécer Neftalí Reyes Basoalto, pero pasó a la historia como Pablo Neruda. Su nombre probablemente lo tomó de Norman Neruda, un personaje de la novela de Arthur Conan Doyle, Estudio en escarlata (1867). Pero el escarlata no era propiamente su color; es posible que algunos de sus poemas —tal vez la mayoría— hayan sido escritos en tinta verde. Neruda no podía escribir en otro color.

Nicolás Maquiavelo (1469-1527)
Más que un ritual para escribir, el del florentino era un ritual para leer. El hombre más influyente para la Ciencia Política, y quien sentó las bases de la Ilustración, se aseaba y vestía con una túnica blanca impoluta, para así llegar presentable a su cita con las clásicos griegos o romanos que leía con devoción. Maquiavelo tenía una bien nutrida biblioteca, a la que arribaba al anochecer para proveerse de conocimientos; hasta ella no llegaban los ruidos de la noche. ¡Qué envidia! 

El hipérbaton de JuanGa

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Top: Literatos abstemios —aunque usted no lo crea https://algarabia.com/literatos-abstemios/ https://algarabia.com/literatos-abstemios/#respond Sat, 31 Dec 2022 22:36:28 +0000 https://algarabia.com/?p=57177 Ya fuera por problemas de salud, disciplina, hábito, porque no les gustaba o su religión no se los permitía —sus razones tendrían— esta extraña peculiaridad entre escritores nos da un buen pretexto para retomar su lectura.

10. Edgar Allan Poe (1809-1849)

El caso del maestro del terror es especial. Más que abstemio era una persona muy sensible al alcohol debido a una alergia que le causaba una sobrestimulación. Podía pasar largas temporadas sin probar una gota de alcohol, pero cuando se veía obligado, una sola copa en él podía tener un efecto devastador.

9. Emily Dickinson (1830-1886)

Descendiente de prominentes figuras políticas e intelectuales, fue educada en un ambiente puritano y estricto que la convirtió en una persona solitaria y nostálgica. Durante su vida rara vez salió de casa, no tenía vicios y sus amistades fueron escasas. Borges dijo sobre ella: «No hay, que yo sepa, una vida más apasionada y solitaria que la de esa mujer. Prefirió soñar el amor y acaso imaginarlo y tenerlo.»

8. Friedrich Wilhelm Nietzsche (1844-1900)

A los pocos años de nacer murió su padre y esto afectó su personalidad y actitud de por vida. Su formación religiosa la combinó con temas de filología clásica. Tras sufrir de dolores de cabeza y pasar algún tiempo en el manicomio su salud fue empeorando hasta fallecer. Siempre se le describe como tímido y abstemio.

7. George Bernard Shaw (1856-1950)

Desde los 16 años tuvo que trabajar en su natal Dublín. En 1870 se mudó a Londres y comenzó su carrera literaria. Fue galardonado con el premio Nobel de Literatura en 1925 y un Oscar en 1938. Practicó el protestantismo irlandés y relatan que por eso se volvió abstemio, vegetariano, socialista, enemigo del tabaco, el té y el café. Era, por tanto, enemigo de Churchill.

6. William Buttler Yeats (1865- 1939)

Poeta, narrador y dramaturgo irlandés. Fue galardonado con el premio Nobel de Literatura en 1923. El escritor madrileño Javier Pérez-Reverte asegura que Buttler fue un escritor que no se emborrachaba, a pesar de que provenía de Dublin: «esa capital —según el hermano sobrio de Joyce— embrutecida por la bebida».

5. Leopoldo Lugones (1874-1938)

Inició su carrera en el mundo de las letras dentro del círculo periodístico de la ciudad de Córdoba, en Argentina. Luego fue poeta, ensayista, y político, lo que le atrajo varios admiradores que lo describen como un hombre que se mantenía cuerdo todo el tiempo, «lejos de las gotas arrebatadoras de cualquier licor».

4. Franz Kafka (1883-1924)

Uno de los escritores más significativos de la literatura moderna. Se dice que la influencia dominante de su padre impregnó su obra de sentimientos de soledad, frustración, angustia y culpa. Aparte de la aversión que llegó a sentir de sí mismo y su vida, era fastidioso y obsesivo con la comida, entre otras manías. A cambio, fue adicto a la leche bronca, que lo mató de tuberculosis.

3. Raymond Chandler (1888-1959)

Creador del popular detective privado Philip Marlowe, y artífice fundamental de la llamada novela negra, decidió apartarse de la bebida tras emplear este hábito como terapia para soportar el dolor que le ocasionó la muerte de su esposa. En 1958 confesó en una carta: «Desde que soy un abstemio, debido a una hepatitis, mi mente parece no tener la exuberancia de antes (…) No extraño el alcohol físicamente, pero sí lo extraño mental y espiritualmente».

2. Jorge Luis Borges (1899-1986)

El gran escritor argentino es considerado una de las figuras fundamentales del siglo XX. A pesar de ser candidato —por mas de 30 años— al premio Nobel de Literatura, éste nunca llegó a sus manos y se cree que fue debido a su postura política. Según narra Daniel Balmaceda en su obra Romances argentinos de escritores turbulentos, Borges no bebía alcohol, a veces una copa de vino con la comida.

  1. José Revueltas (1914-1976)

Nació un 20 de noviembre—«con la revolución»—. En varias ocasiones, desde sus 15 años, Revueltas estuvo encarcelado en Lecumberri y las Islas Marías. Vivir encarcelado lo acostumbró a tener una disciplina casi monástica; el escritor René Avilés Fabila comenta que un día Revueltas le confesó que escribía «deportivamente, sin alcohol». Nadie lo refutó.

José Revueltas.
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Cicatrices ¿Signo de qué? https://algarabia.com/cicatrices/ https://algarabia.com/cicatrices/#respond Wed, 09 Mar 2022 23:53:56 +0000 https://algarabia.com/?p=79419 Un signo es cualquier cosa que crea significado. Es decir, cualquier cosa que se puede usar para representar otra cosa.

De acuerdo con el filósofo, semiólogo y escritor italiano Umberto Eco (1932-2016), los signos pueden tomar muchas formas: pueden ser palabras, números, sonidos, fotografías, pinturas, señales, huellas, marcas de lipstick, tatuajes, cicatrices o cualquier cosa que esté en lugar de otra.1

A su vez, el filósofo y científico estadounidense Charles Sanders Peirce (1839-1914), fundador del pragmatismo y padre de la semiótica moderna o teoría de los signos junto a Ferdinand de Saussure, clasificó los signos en tres tipos:

1 Un ícono

Tiene una semejanza física con el significado, la cosa que se representa. Una fotografía se parece a lo que representa. Con los íconos hay una conexión entre el significante y el significado. La pintura de Magritte de una pipa puede que no sea una pipa real, pero de cierto se parece a una y cualquiera que vea la pintura entenderá que lo que
ve representa una pipa; y lo mismo con una señal de curva en la carretera.

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Cómo reconocer los géneros literarios I https://algarabia.com/como-reconocer-los-generos-literarios/ https://algarabia.com/como-reconocer-los-generos-literarios/#respond Sat, 05 Feb 2022 00:00:00 +0000 https://algarabia.com/?p=24177 Cómo reconocer los géneros literarios I Read More »

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Por naturaleza buscamos definir o clasificar cuanto nos rodea. No terminamos de conocer algo, cuando ya le encontramos similitudes con otra cosa —la asociamos— y, por esas semejanzas, las etiquetamos bajo una clasificación, si no específica, por lo menos aproximada. Debemos aprender a reconocer los géneros literarios.

La poesía es indispensable, pero me gustaría saber para qué
Jean-Luc Godard

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De este ejercicio de vinculación también han surgido nombres de objetos, lugares e incluso personas; y los senderos que ha tomado la literatura a lo largo de toda su historia no podían ser excepción.

A todo esto, ¿qué es literatura? Hasta el siglo xii, en la palabra literatura —del latín litterae, «letras»— se englobaba toda escritura compilada en libros. El concepto actual que se tiene de literatura —arte que emplea como medio de expresión una lengua o el conjunto de obras escritas pertenecientes a una nación, una época o un género—, surgió durante el siglo xix, aunque los primeros intentos se remontan al mundo antiguo.

Las cosas por su nombre

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Definir los géneros literarios ha motivado reflexiones y discusiones desde la antigüedad grecolatina hasta nuestros días —la Poética, de Aristóteles, planteó una reflexión sobre las variedades de la poesía y sus posibles distinciones a partir de rasgos tanto formales como de contenido— y está vinculado con otros problemas fundamentales: la relación entre los textos particulares y un modelo general, entre la visión del mundo y la forma artística, así como con la existencia o inexistencia de reglas que los textos deben respetar.
Desde entonces, la relación entre forma y contenido de un texto literario ha sufrido numerosas transformaciones, ya sea por los criterios aplicados para definir los textos o por la naturaleza de los textos mismos. Los expertos contemporáneos rechazan enfáticamente la existencia de los géneros literarios como «esencias independientes y absolutas» y destacan su carácter convencional. Por ello, en la actualidad, un genero se asume como un conjunto de normas o convenciones que sirven para orientar la producción de textos o brindan herramientas para interpretarlos. En síntesis, los géneros aluden a modos que permiten agrupar los textos literarios y, como señala Helena Beristáin, proporcionan «al lector un modelo previsible de la estructura […] y del funcionamiento de la obra».1 Helena Beristáin, Diccionario de retórica y poética, México: Porrúa, 1985; p. 237.

Leyendo junto a la ventana, Charles James Lewis, 1880

Para no entrar en el interminable debate de cuál es la forma definitiva de clasificar a un texto —pues desde Aristóteles a la actualidad no se ha llegado a ningún sistema acabado—, nos remitiremos a la forma tradicional de agrupar los textos, sin dejar de mencionar que la literatura, al ser un testimonio «ficticio» de las experiencias y preocupaciones más íntimas e imperiosas de la humanidad, es inagotable por el simple hecho de que es motivada por un afán expresivo de reinventar la realidad y así, poderla comprender o asimilar desde otra perspectiva, desde la posibilidad de ser otro por medio de unas cuantas palabras.

Géneros líricos

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Antes de abundar en las características del género lírico, es indispensable hablar de la métrica, la rima y el ritmo.
La métrica —también llamada pie o metro— es la medida silábica a la que, en algunas lenguas indoeuropeas como la española, se sujeta a la distribución del poema al ser organizado en unidades rítmicas o versos agrupados en estrofas. Este metro se funda en el número de sílabas. En otras lenguas —como el latín, el griego o el inglés— la unidad métrica no es la sílaba, sino el pie, que se constituye atendiendo a la relación de cantidad o duración de las vocales.
La rima resulta de la igualdad o semejanza de sonido a partir de la última vocal tónica en las palabras finales de los versos. En español hay rima asonante y consonante. En la primera, la homofonía —o identidad de sonido— se da sólo entre las vocales, como en las palabras: fiesta y enmienda. En la rima consonante coinciden todos los fonemas a partir de la vocal acentuada: soberana y mañana. Hay rimas percibidas por el oído y por la vista —como en masa y casa—, pero hay otras que, aunque las letras no coincidan, los fonemas —al menos en Latinoamérica— son los mismos: rosa y poza.
El ritmo es una repetición que podemos ver en la alternancia con que cambian las luces de un semáforo, en los latidos del corazón o en el movimiento de las mareas, pero en los géneros líricos el ritmo puede ser cuantitativo, es decir: producido por la aparición periódica de los pies métricos —que resultan de las sucesión de sílabas largas y breves; o ritmo cualitativo: por la frecuencia de palabras acentuadas. En ambas clases de poesía la longitud de palabras se separan por pausas.
Los géneros líricos se caracterizan por las obras en las que el autor expresa de modo subjetivo sus sentimientos, experiencias o las apreciaciones de cuanto lo rodea, bajo la forma de un poema. Al creador lírico —o poeta— le interesa primordialmente que su sentir y su esencia fluyan al ritmo de las palabras.

Mujer Escribiendo, Daniel F. Gerhartz

Algunos creadores líricos notables del siglo xx han sido el chileno Pablo Neruda, el peruano César Vallejo, los españoles Antonio Machado y Federico García Lorca, el argentino Jorge Luis Borges y los mexicanos Ramón López Velarde, Jorge Cuesta, José Gorostiza, Octavio Paz y José Emilio Pacheco.
Oda. Poema por lo regular marcado por la exaltación del sentimiento y del estilo. Safo, Anacreonte, Píndaro, Catulo y Horacio son algunos de los autores clásicos que escribieron extensas odas. Aunque los temas cambien, es común la exaltación de personas, objetos o acontecimientos, como lo hizo García Lorca en su Oda a Salvador Dalí:

♦

Canto tu bello esfuerzo de luces catalanas,
tu amor a lo que tiene explicación posible.
Canto tu corazón astronómico y tierno,
de baraja francesa y sin ninguna herida.

♦

Canción. Es uno de los subgéneros más antiguos; a lo largo de su existencia ha tenido innumerables cambios formales y variaciones temáticas. Se mantienen intactos, a pesar de su brevedad, dinamismo en la estructura, sobriedad y carácter expresivo. Una variedad admitía que el verso final de la primera parte se repitiera en la terminación de la estrofa, como en esta célebre canción del Marqués de Santillana:

♦

Moza tan fermosa
non vi en la frontera
como una vaquera
de la Finojosa.
Faciendo la vía
del Calatraveño
a Santa María,
vencido del sueño,
por tierra fragosa
perdí la carrera,
do vi la vaquera
de la Finojosa.

♦

Égloga. Escrito en prosa o en verso —en esta última predomina el hexámetro2 Verso compuesto, ya sea de seis dipodias —doce pies— como en la poesía épica griega y latina, o de seis pies métricos, como en la poesía inglesa. —; se caracteriza por ser un «pequeño cuadro» que representa la vida en la naturaleza en medio de un ambiente casi idílico. Muestras de este subgénero son las Églogas o Bucólicas, poemas pastoriles escritos por Virgilio en el año 37 a.C. o la «Égloga I» de Garcilaso de la Vega (1534-1535):

♦

El dulce lamentar de dos pastores,
Salicio juntamente y Nemoroso,
he de contar, sus quejas imitando;
cuyas ovejas al cantar sabroso
estaban muy atentas, los amores,
(de pacer olvidadas) escuchando.

♦

Elegía. Del griego ἐλεγεία /élegos/, que significa «lamento, canto de duelo», es un poema que expresa tristeza, por lo regular, por la muerte de alguien, como el que Miguel Hernández le escribió a su amigo Ramón Sijé:

♦

Yo quiero ser llorando el hortelano
de la tierra que ocupas y estercolas
compañero del alma, tan temprano.
Alimentando lluvias, caracolas
y órganos mi dolor sin instrumento.
A las desalentadas amapolas
daré tu corazón por alimento.
Tanto dolor se agrupa en mi costado,
que por doler me duele hasta el aliento.

♦

Epigrama. Del griego ἐπίγραμμα /epígramma/, que significa «inscripción en una tumba, monumento o estatua». Sin embargo, su tema principal dejó de ser la alabanza a un héroe o personaje público, para proponer un tono satírico o crítico sobre un asunto de actualidad. Por ejemplo, el diario Excélsior publicaba regularmente, hasta hace pocos años, sus epigramas, todos ellos basados en los sucesos del momento. Este epigrama es de Francisco de Quevedo, incluido en Imitaciones de Marcial:

♦

Matóse Testa al huir
de su enemigo el rigor
Pregunto yo: ¿no es furor
matarse por no morir?

♦

Romance. Del francés antiguo romanz, y éste del latín vulgar romanice «del modo romano», es un relato que, por lo regular, se escribía en verso y tuvo su auge entre los siglos xii a xv; describía aventuras fabulosas de caballeros andantes que defendían el ideal del amor. Con frecuencia incluían algunos personajes y acontecimientos sobrenaturales. Algunos de los más célebres son La chanson de Roland —La canción de Rolando—, Lancelot o el Caballero de la carreta, Perceval o El cuento del grial y El romance de la rosa, entre otros. En español, un romance es una forma fija de poema —por lo regular de versos de 8 sílabas— con la misma asonancia en todos los versos pares y sin rima en los nones. Muchos romances son antiguos y anónimos, como éste del siglo xv:

♦

Los vientos eran contrarios
la luna estaba crecida,
los peces daban gemidos
por el mal tiempo que hacía,
cuando el buen rey don Rodrigo
junto a la Cava dormía,
dentro de una rica tienda
de oro bien guarnecida.

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El beso, Francesco Hayez, 1859

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Ilustración de portada: El buen libro, Federico Zandomeneghi, 1897

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