Íconos y Grafías – Algarabía https://algarabia.com Algarabía Wed, 25 Jan 2023 01:41:12 +0000 es hourly 1 https://wordpress.org/?v=6.7.2 https://algarabia.com/wp-content/uploads/2021/06/favicon.png Íconos y Grafías – Algarabía https://algarabia.com 32 32 ¿Un logo… qué?: Apuntes de Tassier sobre el diseño https://algarabia.com/un-logo-que-apuntes-de-tassier-sobre-el-diseno/ https://algarabia.com/un-logo-que-apuntes-de-tassier-sobre-el-diseno/#respond Wed, 25 Jan 2023 00:52:00 +0000 https://algarabia.com/?p=89255 Por Gonzalo Tassier —In memoriam

Está escrito en el mismo restirador donde dibujo todos los días, lo cual ya crea sospechas.

Soy un dibujante de esos que llaman artista, diseñador, pintor, creativo, loco; y he coleccionado motes como «filósofo del diseño», «genio» y «gurú». Todo nacido de esa falta de clasificación para la especie Homo happyiens.

Amo y respeto a la revista Algarabía. La sigo de años… Desde que nació, digamos. Las tengo todas, las leo, me río, aprendo y he colaborado… como diseñador, claro; nunca escribiendo. Así que lea esto bajo su propio riesgo, y le suplicamos: no nos envíe su queja. Esto lo hago con inmenso gusto y cariño para sus fundadoras, quienes me pidieron amablemente que les mandara por escrito lo que pienso sobre qué es un logotipo. Así que ahí les va.

Golotipos

Hace tiempo me contó un amigo que su albañil se bajó del andamio y muy orondo, tras haber aplanado las letras de la compañía en la barda, le dijo: «Caramba, ingeniero, ¡qué bonito le quedó su golotipo!». Desde entonces me adueñé de esa palabra, que aumenta la confusión de la nomenclatura en comunicación y diseño. La sumo a las demás y es la que más me convence, porque para mí los logos, los símbolos, son una golosina; son la sazón, el ingrediente, el aroma secreto que te hace recordar esa íntima cita con las personas, las cosas y, ¿por qué no?, con las empresas que ostentan una imagen que las hace recordables y queridas.

Confieso que cada vez que me adentro en un libro serio sobre comunicación y diseño me quedo en los senderos del laberinto: más confundido que antes, en un callejón sin salida. Así caigo a vuelta y vuelta en las glorietas de la semántica y la semiótica, catalogadas ya dentro de las ciencias: «semántica, ciencia que estudia el significado de las palabras»; «semiótica, sistemas de signos dentro de una sociedad».

Los invito, por ejemplo, al placer masoquista —por puro gusto y susto— de internarse en los libros El juego del diseño, de Román Esqueda, o La imagen corporativa, de Norberto Chaves, o en uno más leve y cariñoso, La teoría de la imagen, de Jesús María Cortina; en éstos —y muchos otros más— hay palabras que ofenden mi dignidad como dibujante responsable de crear un simbolito que represente al golpe de vista la personalidad de mi cliente y que cumpla la misión de identificar una empresa en la mente de su público.

Así encuentro palabras como isotipo, interletraje, ícono, isologo, marca, letragrama, grafotipo, emblema, tipograma, imagotipo, signo y demás retóricas o sinécdoques para designar lo que yo llamo «un símbolo, una imagen propia que separe, defina y confiera originalidad a la persona, empresa o producto, para crear una imagen positiva en la mente del consumidor».

Dime qué haces y te haré tu logotipo

Los logotipos, como tratamiento gráfico de las formas o las letras para identificar algo o alguien, son tan antiguos como la humanidad. Es probable, no lo sé, que las tribus de neandertales distinguieran los trazos de carbón de la otra tribu como señal, signo o símbolo del amigo o enemigo.

Luego vendrían las firmas, los sellos de los reyes, los gremios y oficios: albañil, joyero, zapatero, cacharrero, caballerango, herrero, posadero, restaurantero, dulcero, boticario, impresor, etcétera. Yo, al pensar un nuevo símbolo, profundizo en el gremio, en la profesión, en el giro de la empresa, en lo que siempre, siempre, me lleva a un símbolo que lo distingue. Ahora me viene a la mente que cuando diseñé el símbolo —logotipo o golotipo— de Correos de México, recurrí al primer mensajero que recordé y a mí llegó la imagen de la paloma, no sé si la de la mítica Arca de Noé o la mensajera de la guerra, pero la asociación gremial sí se dio.

Hay logos que lo son sin querer y de nosotros depende que lo sean; ejemplo de ello, los cruzados: unos se pintaban de rojo y otros de azul, así los de rojo no les pegaban a los de rojo y los de azul no les pegaban a los azules.

De hecho, creo que lo mismo sigue pasando con eso de «ponte la verde».

Otros símbolos que me encantan por su nacimiento práctico son el de la Cruz Roja y la bandera de Cataluña, cuya historia me conmueve, porque resulta que El Piloso, guerrero noble y conquistador de las tierras catalanas, cae al suelo herido, su ejército se achicopala y él, casi sin fuerzas, moja sus dedos en la herida, se arranca la pañoleta amarilla del cuello y traza –—moribundo— cuatro rayas rojas de sangre sobre el paño amargo, a la vez que dice: «Sigan sin mí». Su ejército sigue sin él, el ánimo se levanta y ahí los tienen.

La estelada, una bandera utilizada por ciudadanos de ideología independentista de Cataluña.

Para dejar huella

Siempre digo que los logos no hacen a las empresas, son las empresas las que dan respaldo a los logos. Así, hay magníficos logos que, al verlos, representan cosas horribles, como la esvástica —logotipo de la época del Tercer Reich—, el hongo de la bomba atómica o los tatuajes de la «mara salvatrucha».

Otros nos salvan la vida, como la calaverita del veneno, el aspa de la radioactividad o la cebra del peatón…

Me podría extender, pero no hay espacio, así que cierro diciendo que me gustan los logos, sobre todo los bien hechos; pero también amo esos logos populares sin pretensiones, como los cerditos de las taquerías y las frutas de los licuados.

El maestro Gonzalo Tassier diseñó la portada de esta primigenia revista Algarabía.

Quédense, pues, con la idea de que un logo es la representación gráfica de una personalidad moral o individual para ser recordada, que representa en la mente del usuario una imagen justa de su propietario, y disfrute usted su golotipo, como yo hago con casi todos los de mi entorno —por cierto, yo nunca he podido diseñar un logo para mí, siempre lo he mandado a hacer con un colega… No lo divulguen.

Gonzalo Tassier dice: «Soy un diseñador accidental, no me lo propuse… me hice, me hicieron mis maestros, mis alumnos y mi propia observación. Nací con un don, y debo devolverlo. Aprendo diseño todos los días; todos los días dibujo; no sé hablar sin dibujar». Al parecer lo ha hecho muy bien, porque es considerado un gurú del diseño con múltiples premios en sus haberes.

Algarabía lamenta el fallecimiento del maestro Gonzalo Tassier (1941-2023), amigo entrañable quien nos brindó su apoyo en los primeros años de esta casa editorial. Su talento quedó en la portada de nuestra edición 7 de la revista, y en varios artículos como éste, que se publicó en nuestra edición 51.

Gonzalo Tassier fue un gran amigo y admirador de Algarabía. Aquí uno de sus libros autografiado a Pilar, directora de esta revista.

—¡Gracias maestro!

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De esta destacada práctica nació un registro significativo que Armando Jiménez tuvo a bien incluir en su Picardía Mexicana (1960), y que nosotros rescatamos aquí en Algarabía para ustedes, futuros o ya asiduos escritores de baños.

*Regir: Arcaísmo que refiere a la acción de defecar.
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Esvástica: la cruz maldita https://algarabia.com/esvastica-la-cruz-maldita/ https://algarabia.com/esvastica-la-cruz-maldita/#respond Tue, 03 May 2022 15:50:00 +0000 https://algarabia.com/?p=57735 Esvástica: la cruz maldita Read More »

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Durante mucho tiempo esta cruz no fue relacionada con el miedo, la supresión y el odio, al contrario, fue sinónimo de buena fortuna, al grado de que se podía ver hasta en la publicidad de Coca-cola, al reverso de las cartas de naipes o en las insignias de los boy scouts. Pero eso fue hace muchos años, cuando su significado todavía no se distorsionaba para ser usada como emblema de uno de los episodios más oscuros de la historia occidental.

Y es que el primer contacto que la mayoría del mundo occidental tiene con este símbolo son las banderas del Partido Nazi que vemos en los libros de historia o las películas hollywodenses de la II Guerra Mundial, provocando que no se vuelva a ver de la misma manera. Pero también pasa que cuando se interpreta erróneamente se puede caer en ideas que rayan en lo absurdo. Ahí tenemos a los morenazis de Jalisco celebrando el cumpleaños de Adolf Hitler.

Por eso, para no caer en vergüenzas y con el afán de limpiar un poco el nombre de la esvástica comencemos con el recorrido a través de su historia.

Esvástica: la cruz maldita
vía Wikimedia Commons

EN UN PRINCIPIO FUE LA CRUZ

El sustantivo svastika viene del sánscrito y significa «ser afortunado» o «tener buena fortuna», aunque no en todos los países se le conoce con el mismo nombre. En China tiene el nombre wan, en Japón manji, en Inglaterra fylfot, en Alemania hakenkreuz y en Grecia tetraskelion o tetragammadion.

A la esvástica también se le llama cruz gamada por la similitud que existe entre sus puntas dobladas y la letra griega gamma mayúscula —Γ—. La cruz en sí misma, con miles de años de historia, tiene una gran carga simbólica que en su mayoría representa la unión de principios opuestos: masculino y femenino, activo y pasivo, luz y oscuridad, además de los cuatro puntos cardinales y elementos; Oriente/fuego, Occidente/aire, Sur/tierra, Norte/agua. Se trata del símbolo que refleja la totalidad del universo a través del movimiento, por ello se asocia a la energía y la divinidad en su conjunto. Es importante mencionar que puede adquirir un significado positivo o negativo, dependiendo la dirección en que se dibuje.

ANTES DE LOS NAZIS

Debido a que es un signo muy arraigado en la cultura asiática, aún en nuestros días es común encontrarlo en templos, taxis y autobuses de la zona. Llegó a Europa producto de la colonización inglesa en la India durante el siglo XVIII.

En el aspecto religioso de este símbolo hay varias similitudes entre ideologías aparentemente muy ajenas. En el hinduismo representa a distintas deidades según su ubicación; dibujada en la mano derecha alude al dios Visnú y al Sol; dibujada en la mano izquierda hace referencia a la diosa Kali, asociada a la magia y la destrucción. También aparece con Ganesha como explorador y dios de las encrucijadas. En ocasiones se utiliza como sello para jarros de agua bendita del Ganges.

En Oriente es el sello del corazón de Buda y uno de sus ocho pies; representa la rueda de la existencia. Para los chinos simboliza los cuatro cuartos del espacio y la tierra, así como una renovación infinita de la vida. Dependiendo del color cambia el significado: cuando aparece azul denota virtudes celestiales infinitas; roja, las virtudes sagradas del corazón de Buda; amarilla, la prosperidad; verde, las virtudes de la agricultura.

La esvástica que sigue el sentido de las agujas del reloj es de signo yang y la que va en sentido contrario, yin. También la encontramos como representación del trueno, igual que con los celtas, escandinavos y teutones.

ALEMÁN + SÁNSCRITO = ÁRIOS

Esvástica: la cruz maldita

Sin embargo, la mayoría sólo conoce la parte de la historia que comienza en 1920, con el gobierno de Adolf Hitler. Por esos días, académicos alemanes que traducían textos indios notaron algunas similitudes entre el alemán y el sánscrito, a partir de ahí comenzó una asociación de ideas erróneas que concluyó en que los indios y los alemanes tuvieron ancestros en común: una raza de guerreros blancos que llamaron arios.

Según su historia estos guerreros habían invadido la India en el pasado y los veían como el prototipo de ancestros del pueblo germano y colonizadores culturales. Así fue como la esvástica, muy presente en la India, fue tomada como emblema del nuevo Partido Nacionalista Obrero Alemán y se enmarcó junto a nuevos elementos que la arrancaron de sus raíces.

Pero la bandera del partido nazi no fue el único lugar en que apareció este símbolo, también está en el emblema de la Sociedad del Thule, una orden dedicada a los estudios de los orígenes de la raza aria y alrededor de la cual rondan numerosas teorías de conspiración, aunque con la llegada de Hitler al poder la organización se disolvió y se prohibió hablar de ella.

El resto de la historia de este símbolo ancestral la conocemos y hoy en día, a pesar de los intentos por reivindicar su pasado, pesa más la sombra que el nazismo dejó sobre ella.

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La heráldica https://algarabia.com/la-heraldica/ https://algarabia.com/la-heraldica/#respond Mon, 06 Dec 2021 10:46:00 +0000 https://algarabia.com/?p=45470 El Diccionario Heráldico y Nobiliario, de Fernando González- Doria, define heráldica como «la ciencia que, valiéndose de símbolos —llamados representaciones—, subdivisiones en piezas y figuras, sirve para componer, interpretar y diferenciar las armerías».
Los escudos de armas, blasones o armerías, eran otorgados por los monarcas como una merced real o premio, en reconocimiento por alguna hazaña, acto heroico o meritorio y, por lo general, estaban relacionados con algún título nobiliario que ya poseía o que era otorgado al receptor. Conoce detalles de la heráldica.

Los caballeros y sus blasones

La heráldica nació en la Edad Media, durante el apogeo del feudalismo, en el siglo XVII —cuando el emperador Federico I «Barbarroja» estableció las reglas del arte heráldico entre 1150 y 1160—, y adquirió su condición de disciplina organizada y sujeta a reglas en el siglo XVIII, cuando los blasones pasaron de tener una naturaleza militar, a ser familiares y hereditarios; su uso se extendió incluso a los clérigos, las mujeres y los gremios.
Sin embargo, no todos los apellidos tienen un escudo heráldico. Sólo cuentan con éste los de las familias nobles que lo recibían directamente del monarca.

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Los caballeros medievales empezaron decorando sus escudos para ser reconocidos e identificados en los torneos y justas, tenían el rostro oculto por sus yelmos, que les conferían un anonimato no siempre deseado. Además, durante las Cruzadas, los ejércitos congregaban caballeros de la mitad de los reinos de la cristiandad y entonces era importante manifestar su origen y el señor bajo cuyas órdenes militaban.

Acércate a la suciedad medieval
Al principio, las figuras, las divisas y los colores que decoraban el escudo eran elegidos por mero gusto del caballero. Después, se establecieron reglas estrictas que conformaron un complejo sistema simbólico al que debían ajustarse todos los escudos de armas. En esta ocasión hablaremos, sin entrar en particularidades, de esa simbología de colores, figuras y su colocación en la superficie de los escudos.

Los colores

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En la heráldica a los colores se les llama «esmaltes». Cada uno tiene un nombre específico y una carga de significado:
El color blanco o plata simboliza la pureza, la fe, el acatamiento y la disciplina. Las familias a quienes se otorgaba este esmalte en sus blasones, debían cultivar la obediencia, la gratitud y la integridad, proteger a doncellas desamparadas y huérfanos, así como servir al monarca en la marina.
El amarillo u oro simboliza la riqueza, la prosperidad, la magnanimidad y la luz. La familia en cuyo blasón campeara el oro debía cultivar las bellas letras, y las cualidades de la nobleza y la generosidad.
El negro o sable conlleva la noción de nocturnidad y de tinieblas; además, simboliza el pudor, la discreción y la prudencia. Los blasones que lo ostentan imponen en sus portadores el deber de defender la religión.
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El rojo o gules simboliza el fuego, la pasión, la valentía y la audacia. Aquel que ostenta el gules en su escudo debe servir al soberano con las armas.
El verde o sinople simboliza la esperanza, además de la amistad, el respeto y la fe. Sus portadores deben al rey el patrocinio y la protección del comercio.
El azul o azur evoca al cielo y al aire; es el color de la diosa Venus y representa el deber de cultivar las virtudes de la justicia, la lealtad y la prudencia. Sus portadores debían auspiciar y proteger la agricultura.

Las figuras

Las figuras empleadas en los blasones —llamados «muebles»— son muy diversas y su presencia podía obedecer a la simple asociación de ideas: un bajel con las velas desplegadas evocaba un viaje marítimo coronado por el éxito, un castillo era testimonio de la conquista de un fuerte sitiado, o unas cabezas de moros reflejarían una victoria sobre guerreros musulmanes.


Muy frecuente es la inclusión de figuras de animales, los cuales representan rasgos humanos: un toro, la fuerza; un lobo, la ferocidad; un león rampante, la bravura y la nobleza; un perro o un caballo, la fidelidad; un águila, la independencia, la libertad o la capacidad de remontarse en vuelo y superar a los demás seres.


En otros casos, las virtudes simbolizadas podían ser meramente atribuidas: la sabiduría representada por la serpiente, la paz por la paloma o la reflexión por el búho.
Además de los animales verdaderos, era frecuente la representación de animales fantásticos como el ave fénix, símbolo de la renovación perpetua; la esfinge, custodio de enigmas milenarios; el dragón, que castiga al hombre que lo desafía; el unicornio, que tiene el poder de realizar prodigios, y el pegaso, que se asocia con la diosa Venus, quien lo domó.


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Otra figura recurrente era la cruz, como símbolo del cristianismo. Diversas órdenes de caballería la adoptaron como uno de sus emblemas, y elaboraron cruces de diseño distintivo, como las cruces de Santiago o de Calatrava.

El campo

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Otro de los aspectos a considerar en la heráldica es la integración de la superficie del escudo, a la que se da el nombre de «campo», que puede conservar su unidad o estar dividido en dos porciones verticales llamadas «cuarteles».

La parte superior del escudo se denomina «jefe», mientras que la inferior se llama «punta»; la parte derecha se designa como «diestra» y la izquierda, «siniestra».

La ubicación de los elementos o figuras representadas en el escudo obedece a un criterio de importancia, categoría o preferencia: el jefe predomina sobre la punta y la diestra sobre la siniestra. En el caso poco frecuente de que exista tan sólo una figura, ésta se coloca al centro del campo.


Los escudos con frecuencia se adornan con elementos externos llamados «timbres», que no se consideran parte integrante del blasón. Estos timbres suelen ser coronas, yelmos, lábaros, collares de ordenes militares monásticas, palmas o ramas, además de las divisas o lemas adoptados por el portador.

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—Date un viaje por el mundo medieval
Los escudos, en ocasiones están soportados por «tenantes» —figuras humanas— o «soportes» —animales u objetos inanimados—; por ejemplo el escudo nacional de la Gran Bretaña tiene como soportes un león rampante a la siniestra y un unicornio reparando sobre sus patas traseras a la diestra.

Los escudos y marcas: heráldica actual

Aunque lo anterior podría sonar anticuado o legendario, hoy por hoy la heráldica existe y goza de cabal salud. Incluso en países en los que no hay un régimen monárquico—y, por ende, tampoco una nobleza heredera de blasones—, existen escudos nacionales y locales de gran riqueza simbólica y raigambre histórica.


No podemos dejar de mencionar que la heráldica tuvo mucho que ver con el origen del diseño de marcas; los productos contaban con etiquetas que llevaban escudos heráldicos que indicaban su origen.

Por otro lado, muchas empresas han adoptado íconos que derivan de los escudos nobiliarios de antaño. ¿Quién no reconocería la estrella de tres puntas del Mercedes Benz?, ¿el escudo esmaltado de colores que adorna la nariz de un Cadillac?, ¿la figura del jaguar rampante que adorna el cofre de los autos ingleses que tienen a ese felino como marca?, ¿el caballo mostrenco, lanzado al galope, que distingue a los Mustang?
Queda claro que la heráldica, adaptada a los tiempos actuales, seguirá teniendo vigencia. ¿Conoces la heráldica de tu apellido?

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Anillas de puro https://algarabia.com/anillas-de-puro/ https://algarabia.com/anillas-de-puro/#respond Tue, 15 Jun 2021 17:00:00 +0000 https://nuevaimagen.algarabia.com/anillas-de-puro/ Al descubrir el nuevo mundo, Cristóbal Colón se encontró con el Caribe y observó la primera modalidad para fumar tabaco: el puro. Durante 500 años se ha mantenido la opinión de que el habano y Cuba están estrechamente ligados.

Durante los siglos XVII y XVIII entró en vigor una Cédula Real que prohibía la producción de tabaco en Nueva España. A principios del siglo XIX el virrey Fernando VII abolió esta ley y permitió la libre comercialización del tabaco. El puto hecho en Cuba ya contaba con gran prestigio en otros países y, para distinguirlo, comenzaron a usarse las vitolas: bandas colocadas alrededor del cigarro por las tradicionales anilladoras.

Debido a la exportación y producción masiva del producto, en 1837, el gobierno de Cuba creó el Archivo del Gobierno Civil de Marcas de Litografía, Tabaco y Cigarros que registraba los grabados, nombres y temas que usaban los fabricantes para distinguir su mercancía.

Algunos fabricantes —de escasa afluencia— usaron viñetas de paisajes tropicales y caribeños que recordaran el origen del habano. No obstante, las anillas siempre se utilizaron para imponerlo como patrimonio de grupos selectos o distinguidos. Eran símbolo de estatus y, tanto para el fabricante como para el fumador eran primordiales, pues representaban supremacía y nobleza. Las vitolas personificaban a cada productora con imágenes de grandes palacios, carruajes, hoteles e insignias de lujo o elegancia.

En el caso del poder imperial, las grafías aludían a torsos y bustos de reyes o importantes personajes aristócratas; principalmente, se usaron grabados de escudos, blasones, banderas, sellos y monedas de la realeza. Como representaciones de lo más significativo de la época, incluían momentos históricos emblemáticos, monumentos y personajes de músicos: Strauss, Schubert, Rossini, Puccini, Bellini, Mendelssohn, entre otros. Algunas décadas más tarde se empleó el símbolo femenino para dar un carácter seductor al cigarro con ilustraciones sugestivas de mujeres encantadoras. Sencillamente, toda gloria de la humanidad estuvo al servicio del tabaco en su momento.

«El puro sólo sirve para fumar, fumar es un placer y fumar puro es un placer supremo»
Guillaume Tesson, Los Puros

Técnicas y composición

La simetría estructural y la gradación jerárquica de los elementos son de vieja tradición; hasta las marcas más ordinarias la siguen. Este estilo homogéneo es producto, en parte, de la técnica de impresión disponible en el siglo XIX. La litografía tuvo un papel fundamental, gracias a ella la calidad de reproducción se incrementó al punto de permitir colorear las estampas. También se logró aumentar la complejidad de la iconografía, en extremo detallada, que ostentaban las anillas, pues la calidad reproductiva no se alteraba con la reducción del tamaño. Lo mismo ocurrió con las estampas coloreadas que sirven para forrar las cajas de habanos.

Más adelante, se combinó la litografía con el grabado, éste último se da de dos formas: en seco, sólo realza escudos, orlas y filetes; y el estampado, en oro y otras hojas metalizadas. En la actualidad, estas técnicas son las que se usan.

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Muy «rehechos», pero con póster nuevo https://algarabia.com/muy-rehechos-pero-con-poster-nuevo/ https://algarabia.com/muy-rehechos-pero-con-poster-nuevo/#respond Tue, 04 May 2021 14:00:53 +0000 https://algarabia.com/?p=59526 Pasan los siglos y el ser humano sólo confirma que llegó tarde al escenario de la vida: ya se han tratado todas las formas del amor, del terror y de la comedia en diferentes formatos —de la literatura al teatro y del teatro a la pantalla grande—. A continuación, le presentamos algunos pósters de los atinos y desatinos del Cine —películas del culto y no tanto— que, con todo y sus asegunes, años después tuvieron la oportunidad de remediar sus fallas, o bien, de reafirmarlas. ¿Quién es uno para juzgar?
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Algunas notas sobre el tarot https://algarabia.com/algunas-notas-sobre-el-tarot/ https://algarabia.com/algunas-notas-sobre-el-tarot/#respond Wed, 17 Mar 2021 12:00:00 +0000 https://algarabia.com/?p=58569 Durante cinco siglos el tarot ha sido usado en el sur de Europa como juego de mesa. Quizá su fama obedece a sus usos en la cartomancia —es decir, a la supuesta adivinación del futuro mediante la lectura de los naipes—, y a que sus figuras son objeto de discusión entre psicólogos, antropólogos y estudiosos de lo esotérico. Conozcamos más a fondo aspectos de estas enigmáticas cartas.

El tarot está compuesto por 78 cartas, de las cuales 56 son semejantes a la actual baraja española, y el resto son 22 figuras con alegorías de origen renacentista llamadas «triunfos», que formaban parte de la iconografía del Renacimiento italiano  —las cuatro virtudes cardinales, la rueda de la fortuna o el Juicio Final.

En el siglo XV, el significado de las alegorías de los triunfos era bastante comprensible, sin su sentido esotérico: el joven suspendido boca abajo, por ejemplo, aludía a la sanción impuesta a los traidores en los territorios italianos. Sin embargo, otras figuras del tarot causan curiosidad, incluso a la luz de interpretaciones históricas: se discute si el triunfo conocido como «La sacerdotisa» representa a una monja, a María Magdalena o a la legendaria Papisa Juana, cuyo pontificado se sitúa entre 855-857; también, si el único triunfo sin número del tarot de Marsella representa a un juglar, a un idiota, a un viajero o a un loco , y si el triunfo 16 de esta baraja alude al relámpago, a los incendios, al purgatorio o a la Torre de Babel.

Adivinación y simbolismo

Es difícil precisar la fecha de las primeras prácticas adivinatorias con el tarot, pero el historiador más reputado al respecto, sir Michael Dummett, remite solamente a la Italia del siglo XVIII y al secreto que rodeaba las actividades de la francmasonería de la época. En todo caso, las menciones a esta técnica de adivinación son muy posteriores a la práctica del juego con tarocco.

La interpretación ocultista del tarot fue «teorizada» a partir de las últimas décadas del Siglo de las Luces, en Francia. Los «ideólogos» fueron Antoine Court de Gébelin, pastor protestante y masón; el conde de Mellet, lugarteniente de la Guardia Real, y Jean-Baptiste Alliette —alias Etteilla—, un oscuro comerciante que gustaba llamarse «profesor de álgebra» y que se transformó en el primer cartómago profesional de la historia. Estos hombres del siglo XVIII eran egiptómanos apasionados, buscaban también reputación o dinero, querían ser eruditos sin tener los medios para lograrlo, y no dudaban en mentir para convencer.

El mito fundador señala que, en París, Court de Gébelin observó a otros jugar en casa de madame Helvétius —esposa de uno de los enciclopedistas— con cartas traídas del sur y, al mirar detenidamente figuras tan llamativas, comprendió rápidamente que el tarot era en realidad un libro egipcio anterior a la era cristiana, concebido como juego para lograr que sobreviviera al fuego de la censura. Se trata, por increíble que parezca, de una primera interpretación que sigue teniendo el carácter de historia oficial entre muchos círculos esotéricos en el siglo XXI.

El tarot comparte algunos motivos con las láminas medievales pintadas a mano que servían en la educación de los niños de familias ricas, llamadas carticelle.

El más célebre ocultista francés del siglo XIX, Alphonse Louis Constant —alias Eliphas Lévi— escribió que «un prisionero sin libros podría, en el lapso de unos años, si tan sólo tuviese un tarot que supiese utilizar, adquirir una ciencia universal y hablar de cualquier cosa con una doctrina única y una elocuencia inagotable».

No cabe duda de que esta afirmación es delirante, pero hay que reconocer que prácticamente cualquier pregunta puede ser respondida —aunque no correctamente— apelando a alguno de los significados moralistas originales de las cartas: «Ten paciencia, sugiere el joven colgado que espera» , «Un obstáculo se interpone en tu camino, como en el del joven del carro», «¡Ah, la rueda de la fortuna! Es que la vida da muchas vueltas y llegará tu turno», etcétera.

Nuevos significados que nos heredó el azar

Los fundadores del tarot ocultista llamaron a los triunfos «arcanos mayores», y a las cartas de la baraja ordinaria, «arcanos menores». A partir de entonces, la cartomancia basada en esas imágenes renacentistas se sumó a la larguísima lista occidental de prácticas divinatorias basadas en la interpretación de imágenes. Pero si bien al misterio de muchas de esas prácticas puede aplicársele la sentencia de Borges, «Hay misterio porque las inscripciones no tienen sentido», las imágenes del tarot sí tienen sentido, aunque condimentado con las azarosas transformaciones impuestas por los sucesivos grabadores y por las toscas planchas de madera en las que se imprimían los tarots populares.

Si los ocultistas veían en el triunfo IX del tarot de Marsella a un ermitaño que viaja con una linterna, en las versiones más antiguas, el viejo aparece representado sosteniendo un reloj de arena, alegoría del tiempo. Las supuestas «correlaciones cabalísticas» de los 22 arcanos mayores con las 22 letras del alfabeto hebreo resultan inverosímiles si consideramos que los triunfos han sido representados en órdenes muy diferentes, según la región geográfica. Además, la introducción de la Cábala en Italia es posterior al primer juego de cartas del tarot conservado: una baraja incompleta —pintada a mano para la corte de Filippo Maria Visconti, duque de Milán—, que data del año 1441, aproximadamente, y está llena de referencias al cristianismo y prácticamente ninguna al judaísmo.

De un tiempo a la fecha, el artista Alejandro Jodorowski se ha atribuido el papel de restaurador del tarot «primigenio». Él y Philippe Camoin dicen haber encontrado una baraja en la bodega de un fallecido anticuario de la Ciudad de México, y decidieron que era «la auténtica». Pero su tarot —marca registrada— es solamente una versión posmoderna del de Marsella; en él, algunos detalles chuscos hacen más fácil la interpretación: por ejemplo, un angelito aparece ¡con lentes oscuros, de rockero!, o la papisa empolla un huevo bajo sus holgadas ropas. En este último caso, Jodorowsky recomienda, cuando aparezca esta carta durante la lectura, interpretar «doble gestación», del huevo y de uno mismo; o bien, en sentido negativo, decirle al consultante que «hay una madre nefasta que nunca permite que el huevo eclosione y que lo incuba con gélida autoridad». ¡Del arte renacentista a la filosofía hippie!


Bernardo Bolaños es doctor en Filosofía por la Sorbona, y profesor-investigador en la Universidad Autónoma Metropolitana, unidad Cuajimalpa. Ha incursionado en la historia de las ciencias ocultas con el inquisidor afán de condenar modernas herejías y nigromancias, pero, luego de una visita a Benín, África, terminó convirtiéndose al vudú.
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Las consecuencias de «hacer justicia propia mano» https://algarabia.com/las-consecuencias-de-hacer-justicia-propia-mano/ https://algarabia.com/las-consecuencias-de-hacer-justicia-propia-mano/#respond Mon, 15 Feb 2021 12:00:55 +0000 https://algarabia.com/?p=58269 A más de uno se nos advirtió de los peligros de andarnos «agarrando por ai’»; nos amenazaron con que nos saldrían pelos de la mano y, en casos más extremos y religiosos, con irnos al Infierno. Ahora sabemos que nada de eso es cierto, sino imagínense cuántos andarían por la calle con manos de hombre lobo.

Sin embargo en el siglo XIX no se andaban con rodeos si de cuidar la moral y las buenas costumbres se trataba, ya que actos tan impudicos como el onanismo podían llevar a cualquier hombre a la muerte. O al menos así lo adevrtia el libro Sin nombre, que cuenta la tragedia de una joven en la flor de la vida al que le pasa de todo por jalarle el cuello al ganzo, deformaciones, debilidad y una terrible agonía hasta consumirlo por completo.

Al parecer en esa época masturbarse era considerado una enfermedad y de ello queda registro en esta y otras publicaciones resguardadas en la colección Percy Skuy del Museo Ditrick de historia de la Medicina, el más grande acervo en cuanto métodos anticonceptivos se refiere.

De hecho, fue uno de sus investigadores, James Edmonson, quien puso a nuestro alcance esta joyita de la medicina de hace casi dos siglos por medio de su blog. Acompáñenos a ver esta triste —y trágica— historia.

  • Era joven, guapo y el orgullo de su madre.
  • ¡Se corrompió! Pronto carga con el cargo de su crimen, envejece antes de tiempo, su espalda se encorva.
  • Un fuego devora sus entrañas; sufre horribles dolores de estómago.
  • Mirad sus ojos, antes puros y brillantes; su brillo se ha apagado, una banda de fuego los rodea.
  • No puede andar, sus piernas flaquean.
  • Sueños terribles perturban su descanso; no puede dormir.
  • Sus dientes se pudren y se caen.
  • Le arde el pecho, tose sangre.
  • Su antes maravilloso cabello se le cae como a un anciano, se queda calvo prematuramente.
  • Está hambriento y quiere comer; la comida no permanece en su estómago.
  • Su pecho se colapsa, vomita sangre.
  • Su cuerpo entero se cubre de pústulas; es una visión horrible.
  • Una lenta fiebre lo consume, lo hace languidecer; todo su cuerpo arde.
  • Su cuerpo se agarrota completamente, sus miembros dejan de moverse.
  • Delira, se resiste a morir: la muerte es más fuerte.
  • A los 17 años expira entre horribles tormentos.

James Edmonson es curador en Jefe del Museo de Dittrick de Historia de la Medicina y Profesor Adjunto de Historia en la Universidad Case Western Reserve. Como parte de su trabajo en el museo siempre está en contacto con una gran diversidad de objetos médicos, archivos y libros de medicina. Actualmente participa en investigaciones sobre patentes estadounidenses de dispositivos médicos y quirúrgicos, la historia de la endoscopía y el impacto de la tecnología en el diagnostico sobre la relación médico paciente. En el blog http://dittrick.blogspot.mx/ podrá encontrar más sobre sus hallazgos médicos.

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Guía de cuchillería https://algarabia.com/guia-de-cuchilleria/ https://algarabia.com/guia-de-cuchilleria/#respond Mon, 01 Feb 2021 12:00:39 +0000 https://algarabia.com/?p=58003 Cuando compramos un set de cuchillos siempre nos preguntamos el por qué de sus distintas formas y para qué sirve cada uno. He aquí una guía completa para aprender a usarlos como un profesional y conservar los dedos en el intento.

PIQUE Y REBANE COMO LOS PROFESIONALES

Mantengase seguro

Sostenga la pieza. Coloque sus nudillos a la misma altura de la punta de sus dedos. Sosténgase con el meñique y el pulgar sobre la tabla para mayor estabilidad.

Mantenga el control

Agarre el cuchillo. Para un control óptimo, sostenga la cuchilla con el pulgar y el índice.

POR SU HOJA

TALLAR Y REBANAR

Corte piezas de carne limpiamente, aun en rebanadas. Algunos tienen bordes «granton».

HACHA- PICAR

Cuchilla gruesa y mango angosto para cortar carne, huesos y cartílagos.

CEBOLLERO

Ambos pueden ser utilizados para ablandar la carne y picar finamente ajo y cebolla.

PARA PAN

Cuchilla larga y serrada para cortar todo tipo de pan sin aplastarlo.

PARA TOMATE

Serrado para atravesar fácilmente la piel y la pulpa del tomate, punta especial para recoger las rebanadas.

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El picómetro

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Signos, símbolos, marcas y señales https://algarabia.com/signos-simbolos-marcas-y-senales/ https://algarabia.com/signos-simbolos-marcas-y-senales/#respond Fri, 18 Dec 2020 12:00:00 +0000 https://algarabia.com/?p=56928 En su libro Signos, símbolos, marcas, señales (1981), el eminente diseñador y tipógrafo suizo Adrian Frutiger considera las diversas clases de signos, las relaciones entre ellos, y las distintas funciones que éstos han cumplido entre diversas culturas a lo largo de la historia. En el siguiente cuadro —que incluyó al final de su libro como un intento de síntesis—, Frutiger explica, visualmente, con ejemplos sencillos y sin definiciones complicadas o especializadas, las diferencias conceptuales de función y significado entre signos, símbolos, marcas y señales.

La tabla de signos adjunta representa un intento de confrontar comparativamente, con la ayuda de cuatro formas objetuales —dos de la naturaleza, la estrella y la serpiente; una flecha de manufactura humana, y la cruz—, las variaciones de configuración con los mensajes o significados más diversos.

La fila horizontal superior contiene representaciones puramente figurativas. Aunque en la técnica de reproducción se haya utilizado la pluma, el dibujo pertenece al mundo figurativo y su significado es primordialmente ilustrativo. En la segunda serie, los mismos objetos adquieren una forma esquemática; es decir, ya no se trata de una copia externa, sino de una reproducción analítica en la que, con fines aclaratorios, la imagen es ordenada esquemáticamente, cortada o representada en forma de plano.

En la tercera fila se produce una de las transformaciones más esenciales: la imagen ha sido elevada a símbolo; se trata de cierto grado de «sublimación» de cuanto es «meramente objeto», en virtud de la cual lo que es sólo material recibe un contenido espiritual. Aquí ya no se busca la reproducción naturalista, sino que, por reducción de la imagen a signo, se pierde lo ilustrativo y de la copia surge el símbolo. Para reforzar esta expresión simbólica, a menudo el símbolo se une con otros objetos en una misma representación, como puede apreciarse en la cuarta fila.

Para contribuir a la aclaración de la tan debatida cuestión de la diferencia entre símbolo y signo, los cuatro objetos originales reaparecen a partir de la quinta fila en diferentes variaciones formales. La misma forma externa de los diferentes tipos de signos apunta claramente su uso: el signo científico, trazado con una línea sobria, destaca claramente del blasón —de configuración bidimensional y extensa en superficie—, que tiende a la ornamentación, mientras que la simplificación del hierro de marcar, condicionada por su función, se distingue del elaborado signo publicitario, creado pensando en todos los estímulos gráficos posibles.

En la última fila, se muestran las cuatro imágenes originales en su empleo para la señalización viaria. La expresión primitiva, naturalista o simbólica ha desaparecido, y el signo ha pasado a representar una «convención abstracta».


Adrian Frutiger nació en Interlaken, Suiza, en 1928, y estudió en la Escuela de Artes y Oficios de Zurich. Es muy conocido como tipógrafo: ha diseñado algunas de las fuentes tipográficas más reconocidas —Avenir, Univers, Frutiger, Vectora—. Al mismo tiempo, ha publicado varios libros sobre diversos aspectos teóricos del diseño, la tipografía y los signos.
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