¡Allá se las haya su aya!
Déjenme contarles que a mi sobrinito Pedro le encantan las palabras. Sólo le bastan dos homófonos para perderme en un vericueto semántico y, de eso modo, salirse con la suya.
Déjenme contarles que a mi sobrinito Pedro le encantan las palabras. Sólo le bastan dos homófonos para perderme en un vericueto semántico y, de eso modo, salirse con la suya.
No es lo mismo «lamentarte por la pérdida de tu hermana» que «lamentarte por la perdida de tu hermana».