Las tarjetas de Navidad
Precisar el origen de las tarjetas de Navidad es tarea difícil.
Por Francisco Javier Nuño Morales
Precisar el origen de las tarjetas de Navidad es tarea difícil.
Por Francisco Javier Nuño Morales
«La historia es aburrimiento interrumpido por guerras.»
Derek Walcott
¿Veniste o viniste?, ¿pelo o cabello?, ¿impreso o imprimido?, ¿español o castellano?
Son tantas y tan variadas las teorías de la conspiración, que en cuanto uno se adentra en ellas, ya se está inmerso. «Tocando el agua, estás mojado», dicen por ahí.
Son las mujeres las que rifan en esta Algarabía 115; mujeres en todo el sentido de la palabra: inteligentes, discriminadas, marginadas, luchadoras, sufridas, talentosas y únicas.
Quizá Leonardo da Vinci a veces dejaba las cosas inconclusas, porque se daba cuenta de que no podrían realizarse y prefería pasar a otra idea, a otro artilugio, a otra genialidad.
«Grande, siempre en crecimiento, tormentosa, sensible, escandalosa, sentimental, pomposa, franca, insolente, desafiante, absurda, melodramática, devastadora». Estas fueron las palabras usadas para describir a la revista Life.
Dice mi mamá que una de las primeras frases que dije cuando empecé a hablar fue la respuesta a un mesero: «¿Qué va a tomar la niña?», a lo que yo, cien por ciento segura, me adelanté con «Una cervecita de barril embotellada, por favor».