De palomitas y pajaritos
En el lenguaje se hizo necesario crear otras palabras para encubrir a aquellas que denominan de manera directa a sus más asiduos referentes: el pene y la vagina. A estas expresiones se les conoce como eufemismos.
En el lenguaje se hizo necesario crear otras palabras para encubrir a aquellas que denominan de manera directa a sus más asiduos referentes: el pene y la vagina. A estas expresiones se les conoce como eufemismos.
Si revisamos las lenguas que se hablan actualmente, veremos que tienen diversos usos. Muchas de ellas son la lengua materna de una comunidad y sirven perfectamente a sus funciones cotidianas; otras tienen un uso más restringido: el latín, por ejemplo, es una lengua muerta que hasta hace unas décadas era de uso oficial en la iglesia católica, y ahora se limita al estudio de algunos textos antiguos.
Si usted es de las personas que piensa que es incorrecto decir cosas como: «Tu suéter está bien bonito», este artículo, indudablemente, lo tiene que leer.
Yo no tengo acento: eso es lo que pensamos cuando nos oímos hablar o cuando oímos a los que viven cerca de nosotros. Pero eso es un gran mito: el acento del habla define y comunica a todos de dónde somos.
El verano pasado mi familia y yo fuimos a Playa del Carmen. Muchos extranjeros nos causaron curiosidad a mis hermanas y a mí, pero uno de nariz prominente —que no estaba de mal ver— despertó polémica entre mi papá y yo.