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Marguerite Yourcenar

Marguerite Yourcenar es a la literatura de habla francesa lo que Borges es a la literatura de habla hispana.

Marguerite Yourcenar es a la literatura de habla francesa lo que Borges es a la literatura de habla hispana: una escritora erudita que plasma en su literatura —de una manera única y con un manejo del lenguaje soberbio— todas y cada una de sus obsesiones —las más íntimas, las más lejanas, las más recónditas.

La France y la Argentina

En la de él: los espejos, los tigres, la antigüedad sajona, los laberintos, la literatura inglesa y el amor imposible. En la de ella: la antigüedad helénica y latina, su mitología, la fascinación por el oriente, el Renacimiento, la mujer y el amor contrariado. Ambos eran hijos únicos y fueron educados por padres eruditos, cuya cultura los permeó en lo más hondo; tenían también un lazo muy especial con sus antepasados y a ninguno de los dos se les concedió el Nobel —cuando está por demás decir que su obra es mucho más trascendental que la de muchos escritores que lo han recibido.

Estos dos íconos de la literatura se encontraron en Ginebra en 1986 —seis días antes de la muerte de Borges— y es bien conocida la anécdota en la que ella le preguntó: «Borges, ¿cuándo saldrás del laberinto?», y él le respondió: «Cuando hayan salido todos».

Marguerite Antoinette Jeane Marie Ghislane Cleenewerck de Crayencour nació el 8 de junio de 1903 en Bruselas, hija de un aristócrata francés que devendría en diplomático y de Fernande de Cartier de Marchienne, una joven de una familia acomodada belga, que moriría de fiebre puerperal once días después del nacimiento de su hija. Pasó su infancia en un castillo propiedad de la familia de su padre, estudiando, leyendo y empezando a amar a los libros. En su juventud vivió en París y viajó por Europa acrecentando su cultura y su gusto por los clásicos.

Margarita, la escritora

Tras el estallido de la Segunda Guerra Mundial, se instaló junto con su compañera Grace Frick —estadounidense, que sería la traductora de su obra al inglés— en los EE.UU., donde dio clases y donde publicó, entre otras, dos de sus obras maestras. Una es Memorias de Adriano, una novela que tardó en preparar 15 años y que vio la luz en 1951, en la cual «revive al más ilustrado de los emperadores romanos poniéndolo a escribir una larga epístola de despedida como testamento espiritual a su sucesor».

Se trata de una perfecta meditación del hombre sobre sí mismo, sobre el amor y sobre la muerte. La otra es Opus Nigrum —La obra en negro—, novela que publicó en 1965, en la que recrea el mundo ecléctico del Renacimiento y cuyo protagonista es el médico, filósofo y alquimista Zenón, quien sintetiza la conciencia científica y agnóstica del humanismo y el espíritu subversivo de las ciencias ocultas del medioevo.

Ambas novelas son imprescindibles, como también lo son los dos tomos donde publicó sus detalladas y sabrosas memorias de familia, historias de tíos, ancestros, castillos y fortunas perdidas: Recordatorios (1974) y Archivos del norte (1977).

Su legado

Poeta, traductora, historiadora, crítica literaria y novelista, Marguerite Yourcenar —se ha dicho hasta el hartazgo que fue la primera mujer en ingresar en L’Academie Française— murió a los 84 años, en Maine, EE.UU., su segundo hogar, y en la actualidad ocupa un lugar preponderante en la literatura contemporánea en la que no importa ni género, ni origen, ni nacionalidad.

Conoce más de la vida y obra de Yourcenar en Algarabía 16.

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