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Sibarita

Esta palabrota proviene de una ciudad del sur de Italia, famosa por el lujo y exquisitos gustos de sus pobladores.

En la actualidad se denomina «sibarita» a toda aquella persona quien tiene una vida llena de refinamiento y buen gusto en los placeres de la mesa y los sabores de la vida.
Esta palabra deriva del latín ‘sybarīta’ que a su vez proviene del griego ‘Síbaris’, una ciudad del golfo de Tarento, perteneciente a la región de Calabria, en Italia. Dicha localidad fue célebre por la riqueza y el refinamiento con que vivían sus habitantes. De hecho, cuenta una leyenda que el nombre de la ciudad surgió por Sibaris, un monstruo que habitaba en la montaña Kirfis y que sólo se alimentaba de hombres, amenanzando que se detendría si se le entregaban al joven más apuesto: Alkioneus.
Él decidió sacrificarse por su pueblo pero a su vez fue salvado por Euribatos –quien se enamoró perdidamente de Alkioneus—. Este amor hizo que pudieran aliarse y derrotar al monstruo, dejando tras su muerte algunas marcas en una roca para que los pobladores más tarde llamaron Sibaris, para recordar siempre la valentía de Euribatos.
Años mas tarde, los Locrios, quienes pertenecían a la comunidad de dicho héroe, fundaron la ciudad en Italia con el nombre de aquella roca para homenajear la leyenda de aquel monstruo. Se sabe que ésta fue fundada a finales del siglo viii a.C. por griegos oriundos de Hélice y de Trezena, en la provincia de Cosenza, en Calabria, Italia.
A pesar de siempre ser conocida por la riqueza moderada de sus habitantes –quienes en su mayoría se dedicaban al pastoreo–, con el tiempo se volvió celebre por la abundancia en riquezas, refinamiento, y por la vida glamurosa que sus habitantes exhibían. 
Incluso se dice que los sibaritas impedían que cavaran en su presencia porque verlo les producía fatiga, y también prohibieron los gallos para que no les despertaran con sus cantos.
Además, los sibaritas también fueron conocidos por sus gustos refinados y por la exigencia de sabores que fueran placenteros a su paladar. Si esto se conseguía, los sibaritas daban premios a los mejores cocineros, les otorgaban dinero, u objetos exóticos y costosos, sólo con la intención de que en dicho reconocimiento ellos fueran halagados como poseedores de opulencia.
El Diccionario de la Real Academia Española la define como: «Aficionado al lujo y a los placeres refinados», y su definición se asocia con: elegante, epicúreo, exquisito, refinado, sensual y voluptuoso.
El lujo excesivo no les duro mucho a los habitantes de Sibaris, pues cerca de ahí existía otra polis –Crotona– con la que mantenían enemistad. Durante un enfrentamiento, los crotoniatas aprovecharon la costumbre sibarita de enseñar a bailar a sus caballos, así que llevaron músicos al campo de batalla, y en cuanto empezaron a tocar, los caballos de quienes defendían Sibaris comenzaron a bailar. Esto dejó al ejercito sibarita en una malísima posición y fueron rápidamente exterminados por los crotoniatas.
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