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Editorial 114

Este número es especialmente entrañable por el simple hecho de que incluye temas cinéfilos: el cine sonoro, el Oscar, el cine mudo y Star Wars, además de otros temas variados y llenos de algarabía.

Siempre que terminamos de editar un número de Algarabía sentimos que es el que mejor nos ha quedado; luego nos damos cuenta de que no es así, que cada número de los 114 que llevamos tiene lo suyo; que en cada uno hay temas inigualables, frasecitas e ideas que quedarán ahí, y que lo convierten en algo que se puede leer y releer.
Dirán ustedes que «¿quién alaba a los burros de Alonso?, pues Alonso».1 Este Decir, por ejemplo, salió en Algarabía 16; noviembre-diciembre 2004. Y es cierto, pero tanto Victoria como yo, y muchos otros que formamos parte del equipo editorial de esta revista, estamos felices de hacerla y le ponemos toda la gana y la pasión a cada detalle, a cada artículo, a cada ilustración y a cada idea.
Ahora bien, este número 114 me parece especialmente entrañable por el simple hecho de que incluye temas cinéfilos, y el cine es «lo más máximo del mundo mundial» para mí. Empecemos por un artículo del gran escritor francocubano Alejo Carpentier sobre los albores del cine sonoro, escrito justo en los albores de éste. Siguiendo con otro sobre la estatuilla del Oscar, que más bien debió de llamarse Emilio; otro más sobre cómo eran los efectos especiales antes de la era digital, nuestra propuesta de top 10 del cine mudo y, como cierre, una semblanza de Star Wars, la saga —y la franquicia— que se ha convertido en un fenómeno cultural en todo el mundo.
Además le recordamos una serie añeja, La isla de Gilligan; a un actor de voz emblemática, Víctor Alcocer; a un país «inventado» por los gringos: Liberia, y un libro que muchos llenamos en preescolar: Mi libro mágico.
También le entregamos, querido lector, un recorrido por los cafés de chinos; por una palabra de abuelita 
y varias que definen cargos públicos; por las delicias culinarias que se degustan desde la época prehispánica; por los verbos de régimen preposicional y por las distintas fisonomías del domingo alrededor del mundo.
Terminamos con dos artículos muy interesantes: uno sobre la poesía experiencial y única del español Jaime Gil de Biedma, y otro en donde se plantea la hipótesis de si nuestra lengua —idioma— puede influenciar la forma en que ahorramos, nos cuidamos y planeamos el futuro.
Espero de verdad que usted disfrute este número de Algarabía tanto como nosotros disfrutamos haciéndolo.

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