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Los préstamos lingüísticos

—tercera de tres partes—

En la ocasión anterior, hablamos acerca de los tipos de préstamos lingüísticos: el léxico y el gramatical. Esta vez, le he pedido a Rodrigo Velázquez Moreno, corrector de estilo de Algarabía, que profundice en los préstamos gramaticales.

Estos son mucho menos comunes que se producen, sobre todo, en comunidades lingüísticas con una estrecha conquista cultural o con un alto grado de bilingüismo —Canadá, Filipinas, Irlanda, Camerún, Líbano y Kazajistán, entre otras—. Este artículo habla sobre algunos préstamos gramaticales que el español ha tomado del francés y del inglés.

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Para comenzar esta nueva intromisión —sí, sí, entrometido que es uno—, hay que puntualizar que los préstamos lingüísticos que contribuyen al enriquecimiento de la lengua son bienvenidos, pero estaría bien saber de qué lengua vienen.

Los préstamos gramaticales se manifiestan de muchas formas, y algunos resultan más afortunados que otros. Por ejemplo, en español tenemos muy arraigado el un o una tomados del francés o del inglés, de tal forma que decimos: «una cierta persona» o «una película de Juanito Pérez», y también usamos un como numeral: «un amigo» o «un querido amigo» —en algunos casos, puede haber un adjetivo entre ambos—. Y es que los préstamos no son malos —los usuarios son dueños del manejo y comprensión del idioma—, siempre y cuando comuniquen de forma clara.

Por ejemplo, en el primer caso, agregar una es innecesario, porque «cierta persona» es ya una frase gramaticalmente correcta. Algo similar sucede con el segundo ejemplo: «la película de Juanito Pérez»; aquí se trata de otro fenómeno muy común, en el que se intercambia el artículo por un pronombre, debido a los calcos del inglés.

Otro ejemplo sería la frase «dame tu mano»; que se ha pegado a nuestro idioma utilizando el adjetivo posesivo tu, calcado —gramaticalmente— del your inglés. Mientras los anglos dicen «give me your hand», en español la frase usual es «dame la mano», porque la mano es siempre nuestra. Por eso decimos: «me duele la cabeza».

De esta manera también nos llegó nivel, un galicismo útil para cuando uno se refiere a cosas que, en efecto, tienen niveles: «estamos a nivel del mar»; pero el uso extendido de «a nivel mundial» —en el que no hay, realmente, un nivel— que no es tan preciso, podría sustituirse por «en el ámbito mundial» o, simplemente, «en todo el mundo».

Asimismo, «a partir de» —galicismo de à partir de— es otro préstamo que funciona como «desde»: «a partir de las ocho estaré en la oficina». Como en español usamos frases prepositivas —es decir, que usan preposiciones— muy parecidas a ésta —por ejemplo, «a favor de», «a beneficio de»—, la figura se ajusta a nuestro uso.

Otro préstamo gramatical es «de todos modos», que es un conector tomado del francés de toutes façones, equivalente a «de cualquier manera —o modo—», «en cualquier caso», «no obstante», «sea como fuera», «con todo», y otro ejemplo es «en relación a» —anglicismo de in relation to—, cuya traducción sería «en relación con». Por último, también del inglés, tenemos «en términos de» —in terms of— que es sinónimo de «partiendo de», «en función de», o «desde el punto de vista de».

Rodrigo Velázquez Moreno se ha dedicado rocinantemente a defender el español desde que tiene memoria, siempre con tacto y buena voluntad, o por lo menos así lo cree; esto queda muy claro cuando ha sido descrito como arrogante, engreído y alzado. Por eso, sigue defendiendo el idioma a contracorriente de la forma menos elegante posible.


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