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Los fósiles fantasmales de la «H»

En el oscuro y temido pantano de la historia del lenguaje podemos encontrar, si queremos sumergirnos en el lodo, fósiles que se aferran a no abandonar un poco de vida. Ahí están los fantasmas de las palabras olvidadas, los cráneos con los dientes pelones pero ya sin lengua.

En el oscuro y temido pantano de la historia del lenguaje podemos encontrar, si queremos sumergirnos en el lodo, fósiles que se aferran a no abandonar un poco de vida. Ahí están los fantasmas de las palabras olvidadas, los cráneos con los dientes pelones pero ya sin lengua.
Y de ahí viene la hache que se negó a desaparecer. La que no quiso morir, la que aprovechándose del «calladita me veo más bonita», se quedó para nunca jamás desaparecer.
Ya mencionamos en «El oscuro y perverso caso de la letra H/h» que existió una lengua, el latín, pero también hay otras de la que tomamos muchos préstamos, una es el griego antiguo, la otra, el árabe.
Pues bien, que de los dos lenguajes se quedó pegada esa molesta h que tantos taches y marcas rojas han ensuciado planas enteras de dictados. Pero ya cansados de esta pelea, he aquí una breve guía exorcista para acabar con esta maldición.

Exorcismo primero

Debes dibujar una gallina negra de ojos rojos y decir tres veces «las palabras que comienzan por los siguientes prefijos latinos tienen la letra h». Y después…
host (significa ‘extranjero’, ‘enemigo’): hostil, hostigo, hostilizar.
horr (del latín horrens, ‘erizado’): horror, horrorizar, horrible.
hosp (significa ‘huésped’): hospital, hospedar, hospedaje.

Exorcismo segundo

Traza una letra hache mayúscula en el piso de tu cuarto con un gis verde —es muy importante que sea de este color, porque cuando te pregunte tu mamá: «¡Qué $#&‡≈π§ es eso!» con esa linda, angelical y dulce voz que caracteriza a todas las madres cuando ven que sus hijos ya ensuciaron algo, podrás contestar: «Es un trabajo para la clase de Ciencias Naturales»—, después, sentado al centro de la letra, invoca al santo, enmascarado de plata, y di con los ojos cerrados: «Las palabras que comienzan por los siguientes prefijos griegos también se escriben con hache. Respira hondo y comienza:
hecto (significa ‘cien’): hectolitro
hele (significa ‘griego’): helénico
helio (significa ‘sol’): heliograbado
hemato y hemo (significa ‘sangre’): hematoma, hemorragia
hemi (significa ‘medio, mitad’): hemisferio
hepat (significa ‘hígado’): hepatitis
hepta (significa ‘siete’): heptaedro
hetero (significa ‘otro, desigual, distinto’): heterogéneo
hex (significa ‘seis’): hexágono
hidr (significa ‘agua’): hidrografía
hiper (significa ‘exceso, superioridad’): hipertensión
hipo (significa ‘inferioridad, debajo, también caballo’): hipodermis, hipocampo
homo (significa ‘el mismo, igual, semejante’): homólogo

Exorcismo tercero

Y el más difícil, porque estas palabras tienen una hache en medio de la palabra, ¿por qué? Porque así se escribían en latín y en árabe, y aunque no tengan significado para nosotros, ahí están, y si no las escribimos cual debe, podemos pasar por ignorantes. Entonces, debes leerlas con un par de velas negras y nunca más las olvidaremos.
Del latín: exhausto, exhibir, exhortar.
Del árabe: albahaca, alhaja, alhelí, almohada.
Y como es verdaderamente maligna esta letra, todavía tendremos una tercera entrega: «El misterioso caso de la doctora efe y la temible señora hache».

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