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Jardines para circundar

Yo no creo que los jardines abiertos ayuden al descanso cotidiano, ni del cuerpo ni del espíritu, pero veamos algunos para circundar...
Jardines para circundar

Éste es un extracto de una conferencia dictada por el arquitecto Luis Barragán (1902-1988) acerca de la importancia que tiene el jardín, conoce los jardines para circundar…

Quiero expresarles algunos puntos de vista sobre los jardines destinados a completar nuestros hogares. La zona a la que me referiré se llama Jardines del Pedregal; ahí las casas tienen que edificarse en un desierto de roca volcánica que adopta las formas más caprichosas. Por una feliz coincidencia, al hacer un jardín para mí mismo en esos terrenos, descubrí las posibilidades de utilizar aquella área y de disfrutar del maravilloso paisaje, edificando casas y jardines que ponen de relieve la belleza de las piedras, aprovechando también sus cualidades y formas como los más maravillosos elementos decorativos.

Cuando comenzamos a trabajar en la zona, realizamos un plan de división de terrenos, pero lo hicimos de tal modo que, junto al carácter original del paisaje, pudiéramos tener posibilidades de desarrollar y crear unos jardines privados, uno para cada casa, limitados y rodeados de muros, árboles y follaje, que impidieran que fueran vistos el exterior y las casas vecinas.

Confieso que al principio me daba miedo la idea de construir jardines privados, pues estaba en completa oposición a los jardines abiertos que se suelen hacer en Estados Unidos alrededor de las casas.

La vida del hombre moderno

Con el fin de encontrar las diferencias que son la causa de estos dos tipos de jardín: el abierto y el cerrado, voy a exponerles algunas ideas a propósito de la forma en que vivimos en el mundo moderno.
Una de las características del hombre actual, tanto en México como aquí, es que vive en público. La mayor parte de su tiempo lo pasa en espacios públicos. Suele comer casi siempre fuera de casa. Utiliza la hora de la comida para hablar de negocios y la cena para comer y ver gente. En México también se hace lo mismo desde el desayuno. Durante las vacaciones, las horas libres se destinan a los clubes nocturnos, los deportes y el cine. Durante los viajes de fin de semana solemos estar rodeados de extraños, de personas ajenas a la familia.

En fin, los momentos en los que podríamos disfrutar de la vida privada los utilizamos para comunicarnos con el mundo exterior a través de la radio y la televisión, los cuales llevan hasta el dormitorio los acontecimientos deportivos, los programas musicales y las noticias. El uso del teléfono representa también otro aspecto de la vida pública —de la vida en público— que irrumpe en nuestra privacidad, con llamadas que nos trasladan desde la casa a los compromisos de negocios o sociales. A través de estos artefactos, el hombre moderno vive en público y, por esta razón, hace unos jardines abiertos que no pueden tener el encanto y las ventajas de los jardines privados.

Me pregunto a qué hora del día el hombre moderno, que lleva una vida semejante a la descrita, puede meditar y conceder a su imaginación el desarrollo de las ideas creativas y espirituales. Me pregunto también si una vida como ésa permite encontrar la paz y la serenidad que tanto buscan y necesitan los hombres, sobre todo en nuestra época.

Yo no creo que los jardines abiertos ayuden al descanso cotidiano, ni del cuerpo ni del espíritu. Estos jardines nos encantan cuando pasamos delante de ellos en nuestros coches a 60 o 70 km/h, pero no nos invitan a instalarnos ni a quedarnos como en una cámara de reposo.

Jardines para estar

Es muy importante destacar que el jardín, especialmente en algunos climas y en algunos lugares del mundo, puede servir, durante todas las estaciones del año, como living room, para sentarse, comer o como lugar de reunión para los habitantes de la casa. Quisiera poderles comunicar el descanso psíquico y espiritual que es posible encontrar en la costumbre de pasar algunas horas al día en un jardín; ahí tenemos la sensación de estar en un territorio privado e íntimo, en un hogar tradicional. Este tipo de jardín conduce al hombre a un uso habitual de la belleza, como el pan nuestro de cada día; inconscientemente, caemos en la meditación espontánea sin esfuerzo alguno y logramos reducir totalmente la tensión nerviosa. Para apoyar esta idea apelo a Catalina de Rusia, quien decía que cuando tenía problemas con el gobierno y le era imposible encontrar una solución entre sus consejeros, se paseaba sin rumbo fijo por el jardín y encontraba la mejor solución, así como paz para su espíritu.

Sin duda, los arquitectos tienen que hacer jardines para ser utilizados, como las casas que construyen. Deben desarrollar también el sentido de la belleza y el buen gusto, inclinándolo hacia las bellas artes y otros valores espirituales.

Todo esto nos lleva a concluir que, sin querer hacer desaparecer su indispensable vida pública, el hombre de nuestros días precisa —para su placer o, más bien, por necesidad— estos tesoros: una vida privada y un jardín privado».

Foto: Bienes online

Luis Barragán fue uno de los arquitectos mexicanos más sobresalientes del siglo XX; se alejó de todas las corrientes y tendencias internacionales de la época, creando un estilo propio que todavía es seguido por muchos. Entre sus obras más conocidas se encuentran: su propia casa en Tacubaya, las torres de Satélite, y la planeación de los fraccionamientos Jardines del Pedregal de San Ángel, en el sur de la ciudad, y Las Arboledas, en el Estado de México.

La conferencia tuvo lugar en Sierra Nevada, España. Esta conferencia fue dictada el 6 de octubre de 1951.

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